Costo de oportunidad

Lamento boliviano, ahora mexicano

Como Evo Morales y Luis Arce saben que la candidatura del partido en el poder quizá se decida en tribunales, ambos quieren controlarlos y esto abrió la puerta a un intento de golpe de Estado.

El 5 de septiembre de este año, la revista británica The Economist publicó en sus páginas que la elección de jueces bolivianos al más alto nivel ha sido un desastre, porque las cortes se han convertido en un premio que las facciones políticas quieren controlar, no un árbitro neutral. Como Evo Morales y Luis Arce saben que la candidatura del partido en el poder quizá se decida en tribunales, ambos quieren controlar los tribunales, y esto abrió la puerta a un intento de golpe de Estado liderado por militares.

En México, el gobierno saliente del presidente López Obrador, hizo la reforma constitucional en el último minuto del mandato, algo altamente inusual, para someter a los jueces al voto popular. Ya estamos en los detalles de instrumentación. Ya el senador Fernández Noroña organizó una tómbola en el recinto legislativo, con el cual elige desconocidos en reemplazo de miles de hombres y mujeres que han competido y obtenido sus posiciones por mérito en la carrera judicial. Para la izquierda, el mérito profesional no significa nada. El ministro en retiro Medina Mora, en una mesa redonda en la Universidad de Harvard, comentaba con sus colegas que el sistema actual requiere 8 de promedio y cartas de recomendación de cinco vecinos, lo cual propició las carcajadas de los presentes.

Bueno, pues ahora las señales que pedíamos hace un par de semanas en este espacio, son mucho más claras. La doctora presidenta Sheinbaum está altamente comprometida con las reformas de AMLO de último minuto. Una valiente jueza de Coatzacoalcos, Nancy Juárez, ordenó a la presidenta Sheinbaum y al Diario Oficial de la Federación suprimir la publicación de la reforma judicial. La presidenta Sheinbaum ha contraatacado como lo hubiera hecho el presidente López Obrador: desprestigiando a la jueza, litigando en medios y negando que se le haya informado la citada resolución judicial.

Estos pleitos no abonan al crecimiento. El Fondo Monetario Internacional revisó a la baja en 1.5 puntos porcentuales el pronóstico de crecimiento para México. Creceremos solamente en 1.3 por ciento este 2024, según el FMI. Al mismo tiempo, revisó al alza en medio punto el crecimiento económico de los Estados Unidos. Nuestros vecinos angloparlantes al norte, dice el fondo, crecerán al 2.5 por ciento este año.

En 1999, el profesor de muchos economistas del ITAM, Isaac Katz Burstin, publicó su libro llamado La Constitución y el desarrollo económico de México (Ediciones Cal y Arena). Hablando sobre el Poder Judicial, Isaac decía: “Una de las condiciones indispensables para que una economía se desenvuelva en un sistema de libertades que se traduzca en un crecimiento económico sostenido, es contar con un Poder Judicial independiente e imparcial que garantice los derechos privados de propiedad, así como el cumplimiento de los contratos entre particulares, y más aún, entre éstos y el gobierno (...) En la historia reciente de México el Poder Judicial ha estado tradicionalmente subordinado de facto al Poder Ejecutivo, lo cual se ha traducido en incertidumbre sobre la protección a los derechos de propiedad y al cumplimiento de contratos. Al no haber una garantía de que el Poder Judicial actuaría de manera independiente, el riesgo de invertir en México ha sido elevado, derivando en tasas de crecimiento económico menores a la potencial”.

De 1999 a 2018, la situación mejoró. El Poder Judicial fue más independiente. Había organismos constitucionales autónomos que defendían muchos derechos individuales. Crecíamos a un mediocre 2.5 por ciento en promedio. Ya lo quisiéramos hoy.

No vamos a crecer, mientras el gobierno avance en su autoritarismo. El discurso, hoy convertido en ley, que las empresas del Estado en energía serán favorecidas en cualquier decisión pública sobre las privadas, es solamente uno de los varios clavos en el ataúd del crecimiento económico.

Tenemos suerte porque China está en malas condiciones, y ello permite que la resaca por las malas políticas de México sea leve. ¿Quiénes serán los ganadores? Otros países pequeños cercanos. Centroamérica, las naciones del Caribe, el norte de América del Sur, e incluso países lejanos como Chile y Argentina, ocuparán el espacio que hoy tenemos en muchos sectores de los Estados Unidos. Hasta regiones caras como Europa se beneficiarán de nuestra insensatez. Brasil va a crecer al 3.5 por ciento este año, dice el FMI. No Bolivia ni México: nosotros al 1.6 y 1.3 por ciento, si nos va bien.

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