Siempre que el autor de esta columna no está escribiendo para este periódico, está trabajando. No solamente de letras vive el hombre, o la esposa, o sus hijos. La docencia y el periodismo dejan un salario que bueno, tendríamos que decirlo, es más bien espiritual. Por ello, en este año tuve la fortuna de trabajar con una asociación ubicada en Uruapan, llamada APEAM. Agrupa a los exportadores de aguacate. Me contrataron para evaluar la derrama económica, a partir de la matriz de insumo-producto, de esa agroindustria. Ha sido un estudio interesantísimo.
Primero, tengo que decirlo: el INEGI se aventó un diez con las matrices de insumo-producto a nivel estatal. Se refieren al Censo Económico de 2019, y apenas salieron en abril de 2024. Pero, es que el cálculo es una labor titánica. En el documento metodológico, leí que trajeron a las mejores mentes de México para estos cálculos; una de las contribuciones que citan ampliamente fue la del Dr. Daniel Chiquiar, antes director de Análisis Económico de Banco de México, y quien fue mi profesor de econometría en el ITAM. (No pasé econometría con Chiquiar. La tuve que repetir el siguiente semestre. Pero es el mejor profesor de econometría y estadística que existe, y uno de los más grandes economistas mexicanos).
Los aguacates representan el 40.4 del PIB agrícola michoacano. Representan cerca del 4 por ciento del PIB estatal. La mayor parte de los aguacates que se producen en el país vienen de allá; el 70 por ciento. Jalisco es el segundo productor, y se ubica en un lejano 7 por ciento.
Se consume poco menos de la mitad de la producción en México, y poco más de la mitad se exporta a Estados Unidos. Allá genera una derrama económica muy importante, entre 0.015 y 0.04 por ciento del PIB de los 48 estados contiguos continentales. Aquí en México, en 2024, calculo que generará 59 mil 152 millones de pesos directamente en el campo. Pero, la derrama económica es mucho mayor: el aguacate detona 122 mil 445 millones de pesos de producción en otras ramas, encadenadas de esa cadena productiva. A valores de demanda, es decir, valuando su producción al precio que paga el consumidor mexicano en el supermercado o en el tianguis y el precio pagado por el primer comprador en los Estados Unidos, el aguacate genera un valor económico cercano a 178 mil 264 millones de pesos, en este año 2024.
Estimamos 78 mil 126 empleos otorgados de manera directa en los municipios que lo producen, con datos de la ENOE (Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo) del INEGI, otro producto de datos muy bueno. Adicionalmente a ello, estimamos que en zonas urbanas cubiertas por la ENOE, la agroindustria genera 140 mil empleos más. Esto es, probablemente, una subestimación, por la baja representatividad de la ENOE en zonas rurales. También, la ENOE revela que los salarios pagados directo en campo no están tan lejos de los promedios de las economías urbanas en Uruapan o en Tangamandapio. La estadística nacional dice poco o nada de los “crepúsculos arrebolados”, pero sí habla de hectáreas sembradas, en otro gran producto del INEGI: el Censo Agropecuario 2022.
Cada peso de aguacate producido, genera una actividad económica total de 2.07 pesos. Un peso, por definición, ocurre en el sector agrícola, más 3 centavos, de industrias como las plántulas o el abono orgánico. En Michoacán, 46 centavos están aguas arriba, en todo lo necesario para producir aguacates. Los 58 centavos restantes están en industrias aguas abajo. Claro, la industria de procesamiento de alimentos es muy importante en esa cadena de valor cuyos eslabones están adelante en el proceso productivo de la producción de aguacates. Pero, también hay otras como la industria de la hospitalidad (hoteles, restaurantes y entretenimiento), donde el valor aguas abajo es alto. En centavos: por peso producido de aguacates, se detona actividad en la industria de alimentos michoacana por 17.3 centavos, en otras industrias primarias por 13 centavos, hospitalidad 7.4 centavos, y educación y salud, 4.5 centavos.
En los medios, le llaman “el oro verde”. Igual que antes llamábamos al petróleo, “el oro negro”. La gran ventaja que tiene el aguacate sobre el oro, o sobre el petróleo, es que es una industria renovable, y sustentable, construida sobre una especie nativa. Ningún otro país del mundo puede proveer a Estados Unidos de aguacates todo el año. Nuestro producto es superior a las paltas chilenas y los aguacates colombianos. De hecho, el aguacate y los berries compiten cada año por el tercer lugar de exportación de agroproductos.
Normalmente vemos al campo como un problema. El problema está en no agregar valor en el campo. Los productos de alto valor agregado son la solución, como el aguacate.