Xóchitl Gálvez es la persona que coordinará la construcción del Frente Amplio por México (FAM), luego de que el Comité Organizador concluyera el ejercicio de selección y diera a conocer el acuerdo por el que se emite la constancia respectiva. La alianza virtuosa entre organizaciones de la sociedad civil y los partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática permitió implementar un método novedoso que arroja saldos positivos y aspectos a mejorar.
Más allá de las definiciones establecidas por las autoridades electorales para dar legalidad a los procedimientos de selección de lo que, en los plazos electorales, serán las candidaturas presidenciales, tanto de la alianza gobernante como de la alianza opositora, el FAM tiene el mérito histórico de haber modificado los mecanismos tradicionales de los partidos para seleccionar sus candidaturas. Fue el empuje de la ciudadanía lo que abrió una cancha de competencia donde participaron perfiles con una sólida presencia y trayectoria en los partidos, como figuras que no militan en ellos y que, simplemente, no habrían tenido oportunidad de competir.
La misma Xóchitl Gálvez ha mencionado en varias ocasiones que el apoyo ciudadano y el mecanismo seguido por el FAM posibilitó que pudiera competir y ganar. Coincido. Los partidos tenían otras preferencias, dieron señales en favor de otras figuras muy representativas y prestigiadas de sus militantes, los respaldaron e impulsaron, como ocurre en los institutos políticos, lo cual es legal y es válido, pero la ciudadanía se manifestó e impulsó mayoritariamente a Xóchitl, logrando la apertura y los acuerdos entre los partidos. Se trata, en mi opinión, de una figura eminentemente ciudadana que ya tiene el respaldo de los partidos opositores y de múltiples organizaciones sociales.
Será la primera vez, en la añeja historia del PRI, que no presentará una candidatura propia; mientras que el PAN repite una situación particular que se ha presentado en las últimas tres décadas, participará con un liderazgo fuerte y muy atractivo para la ciudadanía; y el PRD se suma con la posibilidad de recuperar presencia nacional y de volver a representar y apoyar las causas sociales que le dieron origen.
Con relación al método, considero que tuvo la fortaleza de fijar reglas que materializaron acuerdos políticos complejos, que se llevó a la práctica en plazos acotados y exigentes; se apegó a las normas y restricciones fijadas por el INE y por el Tribunal; y que falta presentar datos que lo hagan plenamente transparente ante la sociedad en cuanto a los gastos, recursos invertidos y problemáticas técnicas que enfrentó.
Como integrante del Comité Organizador estoy convencido de que se logró preparar y que había condiciones suficientes para llevar a cabo la consulta del domingo 3 de septiembre. Hubiera sido una experiencia relevante para la democracia mexicana, las personas inscritas en la plataforma del FAM querían participar; no obstante, es incorrecta la afirmación de diversos analistas que sostuvieron que había problemas operativos para celebrarla y que ello impulsó acuerdos políticos para dar al ejercicio un desenlace distinto.
El reto, ahora, está en mantener activo al Frente Amplio por México, en fortalecer la base social que lo sustenta y dar cabida a todas las fuerzas ciudadanas que convergen con sus objetivos, tanto en el territorio nacional como en el extranjero, con los millones de migrantes que exigen ser tomados en cuenta y participar en un proceso que entra a la etapa de construcción, con la conducción de su coordinadora.