Despertador

La actualidad de Juárez

En su 149 aniversario luctuoso recordamos a Juárez y el legado de sus principios como la austeridad republicana, la autodeterminación de los pueblos y la no intervención.

Secretario de Gobierno de la CDMX

Al conmemorarse el 149 aniversario luctuoso del Benemérito de las Américas, la actualidad de sus valores políticos se reafirma.

La vida de Benito Juárez fue una epopeya, una historia épica, tejida en la adversidad. Su rememoración evoca una gran cantidad de símbolos y referencias para nuestros días.

Venció las barreras de una sociedad colonial, clasista y racista, una sociedad de castas. Se abrió paso de manera sorprendente para conseguir y afianzar su propia educación básica y su formación superior. Hizo una carrera política pelicular en los tres poderes del Estado: Legislativo, Ejecutivo y Judicial.

Desde muy joven abrazó la causa del liberalismo mexicano, que era un liberalismo progresista. Es significativa su frase: “¿Por qué soy liberal?, porque los liberales son amigos del pobre y del desgraciado.”

Como gobernador de Oaxaca fue un funcionario trabajador, puntual y austero. “Los relojes se sincronizaban a las 9 am en punto cuando él llegaba a su oficina”, nos recuerda Ralph Roeder.

Enfrentó al conservadurismo autoritario de Antonio López de Santa Anna, y como consecuencia de ello, salió años después al exilio hacia Cuba y Estados Unidos. Regresó a México con la Revolución de Ayutla de 1854 y se puso humildemente a las órdenes del General Juan Álvarez.

Participó en los gobiernos de transición y promovió la llamada Ley Juárez, para abolir fueros y privilegios, lo cual nos permitía entender muy bien la visión equilibrada de sociedad en que pensaba.

En esos años, se realizó el Congreso Constituyente, que dio a luz la Constitución de 1857 que consagró libertades y formas orgánicas democráticas del Estado mexicano. También en ese contexto, Juárez fue nombrado Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y como tal actuó frente al golpe de Estado y a la Constitución que asestaron los conservadores; y no titubeó en investirse como Presidente de la República, legal y legítimo, cargo que le otorgaba el nuevo orden constitucional ante la ausencia de Presidente de la República.

En esa condición recorrió el país, durante la guerra de los tres años en la lucha contra los conservadores, defendió la República, defendió las libertades, defendió el nuevo Estado democrático y decretó las Leyes de Reforma, que constituyeron, acaso, la más profunda de las transformaciones de aquellos tiempos.

Sin embargo, poco tiempo después, México se vio envuelto en una nueva guerra, la de la intervención francesa, iniciada en 1862. Frente a ella, Juárez encabezó a la nación, defendió a la patria y aportó los elementos valorativos necesarios para consagrar un principio, que muchos años después se plasmaría en nuestra Constitución, el principio de autodeterminación de los pueblos y no intervención.

Al finalizar esa lucha, la República encontró estabilidad democrática y libertad, y pudo incorporar a los preceptos de la Constitución de 1857, el legado de las Leyes de Reforma. Hoy podemos decir que las Leyes de Reforma decretadas hacia finales de los años 50 y principios de los 60 del siglo XIX, contienen los elementos más profundos de la transformación de aquel entonces: la libertad de culto, la separación entre el Estado y la Iglesia, el Registro Civil y la nacionalización de los bienes eclesiásticos, ésta última, como una forma de redistribución de la propiedad para impulsar el desarrollo en aquel tiempo.

En su 149 aniversario luctuoso recordamos a Juárez y el legado de sus principios: la austeridad republicana, la autodeterminación de los pueblos y la no intervención, las libertades en un Estado democrático y la abolición de los privilegios.

Finalmente, de igual manera recordamos que Juárez fue un gobernante que siempre planteó la supremacía de la ley como una forma de evitar el abuso y la corrupción del personal político del Estado.

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