Desde hace casi cuatro décadas la UNAM vive una tensión entre el modelo neoliberal y el proyecto social.
De 1966 a 1972, la UNAM tuvo rectorados socialmente comprometidos. Javier Barros Sierra levantó la voz frente a los asesinatos y encarcelamientos de universitarios. Pablo González Casanova, por su parte, impulsó la creación del Colegio de Ciencias y Humanidades y del Sistema de Universidad Abierta.
Entre 1972 y 1984 la UNAM tuvo dos rectores cercanos al gobierno federal: Guillermo Soberón Acevedo y Octavio Rivero Serrano. Pero aún no llegaba a la Universidad la línea abiertamente neoliberal.
En 1986, bajo el rectorado de Jorge Carpizo, se aprueban reformas de corte abiertamente neoliberal para aumentar cuotas, eliminar el pase reglamentado bachillerato-licenciatura e introducir los exámenes departamentales.
Dichas reformas son suspendidas por la movilización estudiantil en 1986-1987, que conquista también la realización de un Congreso Universitario. Este se concretó en 1990, acordando una reforma académica pactada sin costos sociales. Sin embargo, el Congreso no reformó sustancialmente la estructura del gobierno universitario.
En 1991-1992, el rector José Sarukhán encabeza un nuevo intento de aumentar las cuotas de inscripción de los alumnos. Y nuevamente la movilización estudiantil lo impide.
Años después, otro rector, José Francisco Barnés de Castro, promueve otro intento de aumentar las cuotas en la UNAM. Su empecinamiento llevó a la institución a la huelga más larga de su historia.
La resolución del conflicto implicó la renuncia de Barnés y la llegada de Juan Ramón de la Fuente a la rectoría, quien renunció al proyecto de aumentar las cuotas estudiantiles y respetó la gratuidad de la educación universitaria.
Los años del rectorado de Juan Ramón de la Fuente llevaron a un cambio en el discurso de la autoridad universitaria, la que retomó el concepto de universidad pública, y tomó por vez primera el de gratuidad.
Eran, también, años de contraste con el gobierno de Vicente Fox.
El sucesor de De la Fuente en la rectoría, José Narro, no promovió un proyecto de aumento de cuotas, a pesar de que había acompañado a los rectores Jorge Carpizo y José Sarukhán en sus intentos. El primer período de Narro ocurrió durante el sexenio de Felipe Calderón, lo que le permitió continuar con el contraste discursivo que inició De la Fuente. Pero su segundo período se correspondió en parte con el sexenio de Enrique Peña Nieto, lo que llevó a la autoridad universitaria a identificarse nuevamente con el gobierno federal.
Los movimientos estudiantiles lograron frenar una de las aristas del proyecto neoliberal: cobrar cuotas de inscripción y de servicios a los estudiantes.
Pero otra de las aristas del proyecto neoliberal en la universidad sí avanzó de forma constante: la diferenciación salarial entre los académicos y la creación de élites académico-administrativas, proceso que comenzó en los años 90 y continuó en las décadas siguientes.
Esto quiere decir que los proyectos neoliberales que afectaban a los estudiantes fueron rechazados y cancelados gracias a la movilización estudiantil. Sin embargo, las medidas neoliberales que afectaron a docentes e investigadores no encontraron la misma resistencia y se fueron consumando paulatinamente.
En cuanto a los contenidos educativos, se registró un retroceso en la formación crítica en la Facultad de Economía y del CCH, así como en otras áreas, en los años 90 del siglo pasado. Aunque el pensamiento crítico persiste en otras instituciones de la Universidad.
De los rectores de la UNAM de los últimos 36 años, todos, a excepción del actual, participaron en gobiernos neoliberales. Jorge Carpizo con Carlos Salinas; José Sarukhán con Vicente Fox; Francisco Barnés con Ernesto Zedillo; Juan Ramón de la Fuente con Zedillo y José Narro con Enrique Peña Nieto. En el caso de Juan Ramón de la Fuente, participó con Zedillo antes de ser rector y actualmente es funcionario del gobierno progresista de Andrés Manuel López Obrador.