Secretario de Gobierno de la CDMX
No. No hay militarización en México. Las afirmaciones que se hacen en ese sentido por personajes de la derecha mexicana tienen un sentido más político que crítico.
Hagamos un recuento de hechos y su análisis.
Para empezar, hay que definir qué entendemos por militarización.
El término militarización alude a una situación política en la que las Fuerzas Armadas de un país, o un segmento de éstas, toman por la fuerza el control directo de las instituciones políticas para dar paso a un régimen autoritario o totalitario.
Pero en México no tenemos toques de queda (como lo intentaron los gobiernos del PAN en la pandemia). No es necesario mostrar salvoconducto para viajar o trasladarse, las garantías individuales están vigentes, la gente sale a manifestarse por cualquier motivo con plena libertad.
Nos rige la Constitución, no una ley marcial. La gente puede salir y entrar del país (durante la pandemia la derecha clamaba por cerrar fronteras).
Ahora, la coalición política formada por el PAN, el grupo Nueva Izquierda del PRD, la vertiente salinista del PRI, el MC y sus intelectuales orgánicos, afirma que el país se encamina a la militarización por la reforma constitucional que recorre al año 2028 la presencia de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad ciudadana.
Sin embargo, dicha afirmación es falsa, es contradictoria y es hipócrita.
Es falsa porque la decisión de aplazar hasta el 2018 de ninguna manera constituye un acto de fuerza por el cual el Ejército mexicano se haga del poder político.
Es más, con dicha reforma ni siquiera se establece la facultad de las fuerzas armadas para actuar permanentemente en tareas de seguridad ciudadana. Sólo se establece una fecha límite para que puedan actuar en esa materia. Y ni siquiera se hace en el texto regular de la Constitución, sino en un artículo transitorio.
Pero además, no se instituye la presencia del Ejército en tareas de seguridad, sino que se pone una fecha para darle fin.
La afirmación de que esta reforma conduce a la militarización es profundamente contradictoria. Esta es la misma reforma aprobada en 2019, tiene el mismo sentido, el mismo objetivo y el mismo fin: poner una fecha final a la presencia del Ejército en funciones de seguridad pública. Pero en aquel momento motivó aplausos y estruendosas felicitaciones de los mismos que hoy dicen que entraña una militarización.
Decir que esta reforma conduce a una militarización es una afirmación completamente hipócrita. Quienes lo dicen pertenecen a fuerzas políticas de gobiernos que han solicitado la presencia del Ejército en las calles.
Todavía recuerdo cuando a principios de este siglo gobiernos perredistas afines a la corriente Nueva Izquierda en Iztapalapa solicitaban frecuentemente la presencia militar en las calles, como también lo hicieron gobiernos del PRD en Michoacán y en otros estados.
Pero además, ¿podría acaso olvidarse que el gran impulsor de la presencia masiva de las Fuerzas Armadas en materia de seguridad pública fue el gobierno panista de Calderón?