Gestión de Negocios

Toda empresa tiene vulnerabilidades, ¿ya evaluaste las tuyas para lo que viene?

Las organizaciones tienen un cierto grado de vulnerabilidad a fenómenos amenazantes, directos o indirectos, externos e internos, de mercado o de política pública.

Puede tomar años llevar una compañía a un nivel de solidez razonable. Sólo se necesitan instantes para advertirla vulnerable frente a determinados hechos no previstos y menos deseados.

Por muy competitivas que sean en sus respectivos mercados, todas las empresas tienen un cierto grado de vulnerabilidad a fenómenos amenazantes, directos o indirectos, externos e internos, de mercado o de política pública.

Hay muchos ángulos para definir vulnerabilidad, pero desde el punto de vista empresarial veámoslo como el grado de susceptibilidad a ser afectado, atacado o herido (física, comercial o competitivamente) en un momento determinado, por uno o varios acontecimientos específicos.

¿Cómo afinar la mira hacia nuestras respectivas vulnerabilidades en momentos donde el entorno no se torna favorable para el desempeño óptimo de la organización? Aquí tres puntos para la reflexión:

1) Identifica tus afectaciones posibles en diversos escenarios.- Medítalas. Ordénalas por probabilidad, complejidad o costo relativo. Agrégales un análisis de la intensidad de esas potenciales afectaciones, según como se presente el acontecimiento detonador, y visualiza los tiempos de reacción a tu alcance.

Si esas afectaciones pueden ser evitadas, evítalas. Si el riesgo puede ser transferido, transfiérelo. Y si corresponde gestionar una serie de decisiones y actos para atenuarlos, gestiónalos. Y es que nunca deja de ser mal hábito prevenir lo prevenible.

2) Prepara lo preparable para resistir cuando la madera cruja.- Hay realidades que están totalmente fuera de nuestro control. Corresponde asimilarlas rápido y navegarlas con astucia y los mejores recursos a nuestro alcance.

No obstante, la capacidad para preparar niveles de resistencia organizacional siempre existe. Por ejemplo, quien se sabe excesivamente endeudado puede mejorar su perfil financiero en la antesala de una contracción económica. Nunca deja ser una mala idea adelantarse a lo adelantable.

3) Recibido el primer impacto, el foco debe estar en sobreponerse.- Sólo cada empresa sabe cuándo le duele algo, pero no sólo aquellos que sientan el dolor directo deben estar incentivados a reaccionar con celeridad. Es la corporación en su conjunto la que debe gestionarse para superar el hecho afectante lo más ágilmente posible.

Si la vulnerabilidad existe, existe. Ésta, sin embargo, se reduce en proporción relevante cuando se tiene dirección clara, y los medios adecuados y proporcionados para reponerse oportunamente al desastre o fenómeno amenazante con tanta rapidez como fortaleza de carácter.

La antítesis de la vulnerabilidad es el considerarse infalible, invencible o inafectable. Todas las organizaciones pueden tener un meritorio sentido de confianza en sí mismas, pero –por muy grandes o poderosas que sean– hacen pésimo en considerarse inafectables, inatacables o perpetuas.

Cierto. Es imposible preverlo todo y no se puede dirigir una empresa con miedo permanente. La vida directiva nos enseña a que los problemas se van resolviendo conforme se presentan y eso es una virtud. Y sí. Una cosa es saber que en el camino se pueden nivelar los riesgos con pericia empresarial y otra es negar grados de vulnerabilidad visibles y conscientes o por identificar.

Dicen los sabios que “las mazanas se acomodan en la carreta”. La frase me gusta para cuando se goza de vientos a favor. Pero cuando el panorama se nubla, prefiero optar por el emblemático mantra de quienes reaccionan a los peores desastres: “espera lo mejor y prepárate para lo peor”.

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