Mauricio Jalife

Cumple 80 años el cobro de regalías por música en el país

El aniversario 80 de la SACM nos recuerda el papel fundamental de la regulación de la propiedad intelectual en la producción de bienes inmateriales.

Hay historias que empiezan con un breve guiño, o con un trazo sobre una servilleta, y se convierten con el tiempo en grandes instituciones. Esa es parte de la biografía de la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM), que hace 80 años fue fundada por Alfonso Esparza Oteo, Tata Nacho y Mario Talavera, con una misión y una idea romántica que, en aquellos tiempos, difícilmente podría haber anticipado los enormes alcances que tendría.

Por mucho, la SACM es la Sociedad de Gestión Colectiva más influyente en el país, con una larga tradición en la defensa de los derechos e intereses de autores y compositores. Este tipo de entidades, que para operar requieren de su inscripción ante el Instituto Nacional del Derecho de Autor, es la responsable de cobrar las regalías que se producen por la utilización de música en establecimientos mercantiles. Además, la SACM promueve nuevos artistas, da capacitación y apoya a sus agremiados en diversos programas.

Para múltiples usuarios de música a los que se pide cubran los pagos que corresponden por el uso de música en, por ejemplo, bares o restaurantes, la simple pregunta que se les formula ante su negativa de pago es que se imaginen la atmósfera en su establecimiento, con música o en silencio absoluto. La música, como los ingredientes para preparar alimentos, es un insumo más en la construcción de una experiencia positiva para el cliente, que se debe pagar a quien la produce y pone a disposición.

El enorme entramado internacional que forman las diversas agrupaciones que en cada país recaudan pagos de regalías permite que una sociedad que cobre por autores y compositores de otras latitudes compense dineros de titulares mexicanos en cada uno de esos países. Estos son de los lazos invisibles que el complejo mundo de la propiedad intelectual constituye, en una construcción tan sofisticada que permite que, por cada canción tocada comercialmente en el planeta, exista un brazo listo para cobrar la regalía correspondiente para entregarla a los autores.

Hoy, las sociedades de gestión colectiva enfrentan en el mundo digital la necesidad de su necesaria reconvención, para mantener su rol en la cadena de valor de la comunicación pública de música frente a tecnologías que, si bien permiten rastrear usos no autorizados, vuelven exponencial la utilización comercial de música en toda clase de formas y medios.

El aniversario 80 de la SACM nos recuerda el papel fundamental de la regulación de la propiedad intelectual en la producción de bienes inmateriales, como mecanismo de garantía de la fracción del precio que corresponde a los creadores. Al mismo tiempo, nos recuerda la larga tradición que en nuestro país tienen las leyes que otorgan derechos a los innovadores y a los autores en clave constitucional.

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