Pie de Página

Noticias a Fernando

Vale la pena, Fernando del Paso, volver a ti, a tus incomparables obras, el español, que tanto amaste, te llora también, porque lo enriqueciste, escribe Mauricio Mejía.

La lluvia te lloraba, Fernando, la lluvia de la ciudad en la que naciste y a la que nunca, consta, olvidaste, Fernando, era el amanecer del 14 de noviembre de 2018, la lluvia de noviembre nunca trae buenas noticias, lo supiste Fernando, menos la tuya, tu ida, tu irreparable y dolorosa ida, Fernando del Paso, hacía frío, como casi nunca en la capital, y llovía hasta tarde, frío y lluvia, que te lloraba, como Estefanía, ¿te acuerdas?, fríamente las lágrimas de sobre tu Nonoalco Tlatelolco, sobre tu colonia Roma, sobre tus calles de juventud, Fernando, en las que inventaste tu futuro mundo, tu José Trigo, ay, cómo contarte lo que pasó cuando te fuiste, la city estaba triste, lamentaba el penar de tu ya diagnosticada ausencia, era casi el mediodía y seguía la lluvia, seguía el llanto, el lamento, pero cómo contarlo si contigo se fue el lenguaje que te tragaste para escribir Palinuro, ¿te acuerdas?, lo dijiste en un reportaje que te hicieron en la revista Siempre! poco después de la salida de ese libro que tanto nos divirtió y tanto nos acompañó, lo leímos y lo releímos, porque pareciera que al releerlo, todos, tú lo reescribías con la misma paciencia y el mismo entusiasmo, reescribías, eras Fernando del Paso, el gran escritor de novelas, el ganador de premios, pero tampoco, eras, además un compañero de viaje, un amigo lejano, una recurrencia, redundancia de visitas, porque Carlota, o Juárez o Maxi, o porque Molkas y el Adriático, o el Castillo o la locura, o Napoleón, o la escuela de medicina y los microscopios, eras, con Socorro, el almacén de gastronomías, las recetas, los lejanos mangos de Filipinas, nuestro jitomate, el mole, ¿te acuerdas?, lo llamaste crisol del mundo, la especias del Ceilán, las otras de la India y las de la lejana China, seguía lloviendo, Fernando, cuando estas líneas querían contarte este doloroso 14 de noviembre, ¿noticias?, no hay manera, ya, de llevártelas, tú, Fernando, el querido Fernando del Paso, eres la terrible noticia, no tú, cierto, tú ya no tú, eso, sí eso, llovió desde el alba en la vieja Tenochtitlán, llegaron las declaraciones, las reacciones siempre toscas a la prensa, ¿recuerdas lo que decía Vargas Llosa cuando la muerte de Julio Cortázar? el asco que sintió por el reportero que le preguntó por la muerte del Cronopio, como si la muerte del astro fuera una regla del juego, así buscaron las reacciones las redacciones, ¿quién ha muerto?, cuestionaron a tus amigos, a tus lectores, a tus camaradas de viaje, que ya quedan pocos, pero vale la pena, Fernando del Paso, volver a ti, a tus incomparables obras, el español, que tanto amaste, te llora también, porque lo enriqueciste, lo jugaste como niño, como adolescente, siempre inmaduro, siempre malabar, siempre mecano o serpientes y escaleras, qué ganas de traerte Noticias del Imperio, ahora que vuelven los ismos, pero ya ves, esto se vuelve intolerancia, pleito en el México que tanto adoraste, tanta discordia, no vienen buenos tiempos, querido Fernando del Paso, esto está partido, y tú que con tanto esmero te empeñaste en contar a la restauración de la República, ¿te acuerdas?, qué bellos pasajes de Juárez y de los liberales, Fernando, al terminar estas líneas seguía la lluvia que te lloraba y el frío era de mausoleo, fúnebres lágrimas del cielo de las garzas en desliz y el relámpago verde de los loros, debieran estas líneas contarte todo, todas las palabras, todos los vocablos, pero te los has llevado contigo, sólo queda el síntoma de tus novelas, a las que, por ser tuyas, no olvidamos,

Gracias,

Fernando del Paso

COLUMNAS ANTERIORES

Cortés es mexicano
Tokio 2020: la fe en el “garganso” de a libra

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.