Laura Ramírez, Directora de Activación de agentes en Mexicanos Primero.
De acuerdo al calendario oficial emitido por la Secretaría de Educación Pública (SEP) el ciclo escolar, que consta de 190 días de clases, termina oficialmente el 26 de julio; esto aplica para preescolares, primarias y secundarias públicas y privadas en todo el país. Sin embargo, algunos estados como Coahuila y Nuevo León decidieron terminar antes en atención a la ola de calor que azota prácticamente todo el territorio nacional. En el caso de Nuevo León se propusieron talleres opcionales para las semanas restantes.
Administrativamente, a las escuelas se les solicita que entreguen calificaciones y otros formatos administrativos antes de finalizar el mes de junio para que la secretaría pueda emitir certificados que se entregarán entre el 19 y el 24 de julio. Este procedimiento administrativo trae como consecuencia la idea de que las clases ya terminaron y que las semanas restantes las niñas, niños y jóvenes van a la escuela a “no hacer nada”.
Esto no debería ser así. Las NNJ aprenden en todo momento y lugar, su cerebro está diseñado para observar el mundo y generar conexiones neuronales cuando interactúan con su entorno y con otras personas, si además están en un ambiente que propicia el aprendizaje, se sacará máximo provecho a su capacidad biológica de aprender. La escuela como espacio de interacción entre docentes y estudiantes, es un lugar -no el único, pero si uno muy relevante- para aprender.
Es verdad que tenemos una disonancia entre la fecha de entrega administrativa de las calificaciones y la finalización del ciclo escolar, pero en lo que se llega a mejores procesos y se ajustan fechas y horarios de manera más conveniente, estas semanas pueden ser una oportunidad valiosa para aprender de forma distinta. Tenemos como sociedad la idea de que las calificaciones son el objetivo final de los procesos educativos y que las clases son “productivas” si se brindan contenidos estipulados en los planes curriculares, pero la realidad es que el aprendizaje no se detiene y hay otras opciones para seguir aprendiendo de manera lúdica e incorporando contenidos innovadores que le interesen a las NNJ.
En estas semanas faltantes las y los docentes pueden abrir espacios para aprender a través del juego, dejar la rigidez del aula y usar espacios como patios y jardines (en caso de tenerlos), generar actividades con el maestro o maestra de educación física, arte y música; reafirmar contenidos de matemáticas y lectura con opciones didácticas, haciendo talleres que no sólo sean para un grupo, sino que permitan la interacción entre estudiantes más grandes con otros más pequeños. En estas semanas la escuela puede abrir sus puertas a las familias para leer cuentos, se puede volver una escuela multinivel y se puede jugar a investigar el entorno o la historia de la comunidad, se pueden fabricar disfraces y fortalecer la motricidad con deportes o artes plásticas.
Esto ayuda a las familias a salir de la idea de que las calificaciones son lo único que cuenta; estar en la escuela con las y los compañeros es valioso para fortalecer habilidades sociales; actividades como ver una película o jugar juegos de mesa no es tiempo perdido cuando las y los docentes los utilizan para reforzar aprendizajes o aprender cosas nuevas más allá de los contenidos escolares.
Entendemos que las y los estudiantes están cansados y que falta poco para las vacaciones, pero aún se puede aprovechar estos días para proponer actividades de su interés, hablar y generar espacios que vayan más allá de lo cotidiano, por ejemplo, leer, investigar y escribir de temas que siempre han querido aprender.
El ciclo escolar todavía no termina, quedan 4 semanas y depende de la comunidad escolar que este tiempo no sea “tiempo perdido”, sino tiempo valioso para aprender, para participar, para jugar y para pensar, quizá también sirva para que recordemos que la escuela es mucho más que horas en un pupitre, la escuela es un espacio para desarrollarse plenamente y por eso, cada día en la escuela cuenta, cada día es importante.