Mexicanos Primero

El derecho a aprender y los recursos destinados a educación

Un mayor presupuesto a la educación permitirá contar con los servicios básicos y cubrir las necesidades de infraestructura que garanticen la seguridad de las niñas y los niños en las escuelas.

En septiembre de 2023, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) presentó su estudio Panorama Educativo 2023 (Education at a Glance 2023), con datos sobre la estructura, las finanzas y el desempeño de los sistemas educativos en los países de la OCDE y en varios países socios. Este estudio reveló datos muy interesantes para México; por ejemplo, que mientras los países miembros de la OCDE destinan en promedio un 5.1 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB) a la educación, nuestro país invierte solo un 4.5 por ciento del PIB en este sector, colocándolo como uno de los países miembros que menos recursos destina a este importante tema.

Destaca también que México gasta 3 mil 239 dólares anualmente por un estudiante de tiempo completo comparado con los 12 mil 647 dólares promedio de gasto de los países miembros de OCDE. Esta información es preocupante, como también lo es la falta de atención que el gobierno mexicano le ha dado a este tema. Lo anterior nos lleva a varias reflexiones: ¿qué significa esto en el día a día de nuestros estudiantes?, ¿qué carencias implica en las escuelas de nuestro país destinar menos recursos para su atención?, ¿qué se podría hacer con un presupuesto mayor en educación?, ¿se está cumpliendo realmente con el derecho a aprender de las niñas y niños mexicanos?

El trabajo reciente de Mexicanos Primero se ha enfocado en responder algunas de estas interrogantes, poniendo especial énfasis en qué implica la existencia de recursos suficientes para atender áreas críticas en materia de infraestructura educativa como son: el suministro de energía, el acceso a agua potable y la disponibilidad de instalaciones sanitarias independientes. Según cálculos basados en las Estadísticas Continuas del Formato 911 (2021-2022), únicamente el 64.8 por ciento de las escuelas de primarias, secundarias y planteles de educación media superior cuentan con servicios básicos adecuados, es decir, que casi una tercera parte de las escuelas de México no tienen la infraestructura necesaria que proporcione un marco estructurado para el aprendizaje. No perdamos de vista que las escuelas son el espacio físico donde se transmiten conocimientos, pero también son un entorno dinámico que fomenta el crecimiento intelectual, emocional y social de los estudiantes.

La calidad de la infraestructura educativa puede tener un impacto positivo o negativo sobre los aprendizajes de los estudiantes. Existen estudios que han analizado el impacto que los distintos tipos de infraestructura educativa tienen en el desempeño de los alumnos. Estudios recientes de la UNESCO y del Banco Mundial muestran que un entorno seguro, limpio, bien ventilado y equipado fomenta la concentración, la motivación y el compromiso de los alumnos y los docentes. En el entorno educativo, y sobre todo en el día a día de las comunidades escolares, contar con la infraestructura básica constituye un pilar fundamental para garantizar la salud y el aprovechamiento óptimo de los estudiantes. Los servicios básicos son indispensables para crear un ambiente seguro, higiénico y propicio para el aprendizaje; sin electricidad no funcionan los servicios tecnológicos o los sistemas de iluminación; sin agua potable y sin lavamanos no se pueden seguir prácticas de higiene que permitan prevenir enfermedades, mantener la salud de la comunidad escolar.

Destinar un mayor monto presupuestal a la educación nos permitirá no solo contar con los servicios básicos y cubrir las necesidades de infraestructura, sino realizar labores de mantenimiento que garanticen la seguridad de las niñas y los niños mientras permanecen en las escuelas. De acuerdo con el análisis realizado por Mexicanos Primero, el costo total estimado para dotar de todos los servicios básicos a las escuelas es de un poco menos de 52 mil millones de pesos, lo que implicaría aumentar en un 6 por ciento el presupuesto actual en educación.

Estos costos no son menores, pero son cruciales para garantizar el derecho al aprendizaje para todos los estudiantes. Es necesario que las políticas educativas futuras se enfoquen en asegurar que cada escuela sea un espacio seguro, inclusivo y propicio para el aprendizaje, mediante una asignación adecuada. Nos encontramos ante una oportunidad única para que las candidatas y el candidato a la presidencia de México, tomen esto como una prioridad y avancemos en la garantía del derecho a la educación de las niñas y niños de nuestro país.

La autora es directora de Monitoreo de Indicadores Educativos en Mexicanos Primero.

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