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El desafío del horario extendido en las escuelas: promesa de transformación o reto sin recursos suficientes

El horario extendido, que se refiere a jornadas de entre seis y ocho horas diarias, dependerá de la decisión de los Comités Escolares de Administración Participativa.

Dentro de los ‘100 compromisos para el segundo piso de la transformación’, la extensión del horario escolar en las primarias públicas ha sido una de las promesas que mayor interés ha generado. El compromiso número 29 establece que estas instituciones educativas ampliarán sus horarios para incluir deportes y artes, con la intención de promover un desarrollo integral de las y los estudiantes. Sin embargo, ¿cómo se encuentra México en este terreno? Los datos muestran un panorama que, si bien aspira a ser transformador, enfrenta obstáculos significativos.

Uno de los pilares de esta iniciativa es el acceso al deporte, una herramienta fundamental para el bienestar físico y mental de los alumnos. No obstante, los datos más recientes reportados en 2022 revelan que solo el 55.8 por ciento de las escuelas primarias públicas cuentan con un docente especializado en educación física. Esto significa que, a pesar de que el deporte es reconocido como crucial para el desarrollo de los estudiantes, casi la mitad de las escuelas no tiene la capacidad de ofrecerlo de manera adecuada.

El escenario es preocupante si consideramos que la ampliación del horario escolar no solo se ha planteado para mejorar el rendimiento académico, sino también para incorporar actividades físicas y artísticas. ¿Cómo se espera cumplir con esta meta si no existen los recursos humanos necesarios para implementarla de forma efectiva? La transformación educativa, al parecer, enfrenta desafíos desde el inicio.

El concepto del ‘horario extendido’, que se refiere a jornadas de entre seis y ocho horas diarias, dependerá en gran medida de las decisiones de los Comités Escolares de Administración Participativa (CEAP). Estos comités, en colaboración con las autoridades escolares, tendrán la responsabilidad de definir si el plantel optará por implementar el horario ampliado, de acuerdo con los recursos disponibles a través del programa La Escuela es Nuestra (LEN).

Aunque LEN incluye un subsidio para apoyar este esfuerzo, el uso de estos recursos no es obligatorio y queda a discreción del comité. En este sentido, surge una pregunta importante: ¿cómo se garantizará que las escuelas, sobre todo las de comunidades más vulnerables, puedan acceder y gestionar estos fondos de manera eficiente para extender el horario sin comprometer la calidad educativa?

Por otro lado, el personal docente también enfrentará cambios. Para que el personal directivo y docente reciba apoyo económico por extender su jornada, se les exige tener una sola plaza y ampliar su horario en al menos dos horas. Sin embargo, no se les permite contratar personal adicional, lo que añade una carga a maestros ya saturados de tareas administrativas y pedagógicas.

El Programa de Escuelas de Tiempo Completo (PETC), que anteriormente buscaba objetivos similares, ha dejado lecciones importantes. Según el Informe Coneval 2018, el PETC logró reducir la tasa de repetición escolar en 0.17 puntos porcentuales y el rezago educativo en 0.50 puntos porcentuales, lo que equivale a una disminución del 3 por ciento en la repetición escolar respecto a los niveles previos a su implementación. Esto demuestra que un horario extendido, cuando se acompaña de recursos suficientes, puede tener efectos positivos sobre la permanencia y avance académico de los estudiantes.

Además, el servicio de alimentación ha mostrado ser crucial, especialmente en secundaria. El mismo informe señala que las escuelas que no cuentan con servicio de alimentación experimentan un aumento en la tasa de abandono escolar en 2.2 puntos porcentuales, mientras que en aquellas que sí lo tienen, esta tasa disminuye en 1.16 puntos porcentuales. Este dato subraya la importancia de abordar el bienestar integral del estudiante para reducir la deserción escolar.

El compromiso de ampliar los horarios escolares, aunque bien intencionado, corre el riesgo de quedarse corto si no se abordan primero las carencias fundamentales de las escuelas públicas del país. Sin los docentes necesarios, sin recursos obligatorios y sin una estrategia clara que priorice las necesidades de los planteles más vulnerables, la promesa del horario extendido podría convertirse en un nuevo reto logístico para un sistema educativo que ya enfrenta importantes presiones.

Las políticas educativas deben ir más allá de la cantidad de horas y enfocarse en la calidad de la experiencia educativa. Solo así la transformación educativa que tanto se promete logrará tener un impacto real en la vida de los estudiantes mexicanos.

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