Mientras las grandes urbes del mundo luchan por captar inversión verde, Guadalajara ya se establece como un polo de innovación y desarrollo sostenible ¿Qué está haciendo diferente?
El éxito de Guadalajara no es fruto de la casualidad. Detrás de su crecimiento se encuentra una combinación de políticas innovadoras, infraestructura verde y un enfoque en la economía circular que muchas otras ciudades mexicanas aún no han implementado. Mientras Monterrey y Ciudad de México siguen dependiendo de industrias tradicionales, Guadalajara se consolida como un ejemplo de sostenibilidad que trasciende fronteras.
Guadalajara: El imán de la inversión verde
Uno de sus mayores diferenciadores es su capacidad para vincular la inversión extranjera con políticas de sostenibilidad. El Plan de Acción Climática de Guadalajara (PACmetro) no solo reduce emisiones, sino que también crea condiciones favorables para que empresas extranjeras apuesten por la infraestructura verde. A diferencia de otras ciudades que carecen de una estrategia integral, Guadalajara ha desarrollado un enfoque colaborativo con más de 140 organizaciones, facilitando proyectos como la Zona de Bajas Emisiones y la movilidad eléctrica.
Las inversiones extranjeras en tecnología limpia, como la movilidad eléctrica, encuentran en Guadalajara un terreno ideal para desarrollarse. Además, gracias a plataformas internacionales como Ciudades C40, la ciudad accede a financiamiento para proyectos innovadores, algo que otras urbes del país no han capitalizado con la misma efectividad.
La visión que asegura el éxito
Mientras otras ciudades, como Monterrey o Puebla, se enfocan en sectores industriales tradicionales, Guadalajara ha apostado por una visión sostenible a largo plazo. El Plan de Ordenamiento Territorial (POTmet) busca un entorno compacto y conectado, algo que muchas urbes aún no replican. La creación de infraestructura verde no solo atrae inversiones, sino que también mejora la calidad de vida de sus habitantes y proyecta a la ciudad hacia el futuro.
Detrás de este éxito se encuentra la visión de líderes como Verónica Delgadillo, cuyo ambicioso proyecto, alineado con la Agenda 2030, sitúa la sostenibilidad como una prioridad central. Su enfoque refuerza la idea de una Guadalajara más equitativa e inclusiva, donde el crecimiento económico beneficia a todos y las comunidades más vulnerables son parte activa de la transformación.
Este modelo, basado en la participación multiactor y una gobernanza moderna, ha permitido a Guadalajara adelantarse no solo a otras ciudades en México, sino en la región. La colaboración entre el sector privado, público y social ha sido clave para convertir la sostenibilidad en una realidad tangible.
Antes del fin
Las ciudades que apuesten por la sostenibilidad y adopten un modelo de gobernanza multiactor, como Guadalajara, serán las que dominen el futuro económico. Los inversionistas ya han tomado nota; ahora es el turno de que otros líderes locales se sumen a este cambio antes de que se les escape la oportunidad. Aquellas urbes que no den este paso pronto podrían quedarse fuera del circuito de capitales verdes que está redefiniendo la economía global.
Guadalajara ha demostrado que el crecimiento económico y la sostenibilidad no son mutuamente excluyentes, sino que se potencian entre sí. Con políticas públicas claras, una infraestructura adaptada al futuro y un compromiso firme entre el sector público y privado, la ciudad ha logrado posicionarse como líder en la atracción de IED verde. En contraste, otras ciudades que no han implementado un enfoque holístico, donde la sostenibilidad sea central, están quedando rezagadas en la competencia por atraer capital extranjero.
La pregunta para las demás ciudades mexicanas es clara: ¿qué tiene Guadalajara que no tengan ellas? La respuesta es un modelo de desarrollo urbano y económico que ha sabido adaptarse al siglo XXI. Para competir en la nueva economía global, las ciudades deberán seguir el ejemplo de Guadalajara y hacer de la sostenibilidad una prioridad central. De lo contrario, quedarán fuera de los circuitos de inversión que están definiendo el futuro económico del mundo.
Adaptarse o morir.