¿Qué significa la amenaza primero, el recule después, y finalmente, en un tercer acto, el regreso a la intimidación que orquestó la gobernadora morenista de Campeche, Layda Sansores, en contra del senador por el mismo partido, Ricardo Monreal, para transmitir audios “comprometedores”?
Significa una ruptura en progreso dentro de Morena, provocada por algunos de los grupos principales que encabezan las aspiraciones presidenciales rumbo a 2024. Monreal sabe que más allá de los audios en manos de Sansores, el motivo de fondo es doblegarlo, antes de que su 10 por ciento de preferencias lo otorgue a otro partido, o bien, a otro precandidato.
Recreemos la histriónica historia: primero, Sansores atizó el pasado fin de semana en Twitter: “Atención, Ricardo Monreal, nos vemos el martes a las 8 pm en el #MartesDelJaguar”, en lo que sería su capítulo 44, de uno de los circos políticos más deplorables, donde se conjuga el mal humor, el ridículo, e invitados a modo.
Horas después escribió, seguramente después de un buen jalón de orejas por el máximo tribunal de Morena: “Para no generar malas interpretaciones, he decidido no tocar el tema de Ricardo Monreal”. ¿Interpretaciones? Si ella misma fue la causante de levantar un maremoto de suposiciones, que incluso molestaron al presidente López Obrador.
Monreal no se iba a quedar atrás, e inmediatamente contraatacó en medios de comunicación y redes sociales, lo cual despertó la ira de la gobernadora después de que su primer disparo tuitero no generó el efecto esperado: maniatar al zacatecano.
El senador publicó en Twitter: “La sucesión anticipada está provocando guerras intestinas y esto puede poner en riesgo que nuestro movimiento ratifique su triunfo en 2024. Tengamos cuidado, para no adentrarnos en un camino sin retorno”. La amenaza de Ricardo llegó inmediatamente a la cúpula de Morena, pero sobre todo a Palacio Nacional, donde, midiendo los riesgos de fractura, prefirieron reconocer al zacatecano como un miembro importante del movimiento. Un gesto que desde hace mucho no se veía.
Además, Monreal acusó a Sansores de orquestar una “guerra sucia”, lo que le costó una nueva ráfaga mediática de la envalentonada gobernadora de Campeche, quien más que gobernar ha usado el poder para hacer campaña y herir de muerte a sus rivales. Ya entrada la noche del domingo publicó esto: “A pesar de bajar la publicación donde Ricardo Monreal aparecía, con todo lo que eso implica, él, lejos de ser prudente, me acusa de guerra sucia y de fracturar nuestro movimiento. Por eso… siempre sí, este #MartesDelJaguar, Ricardo Monreal, y responderemos a sus acusaciones”.
La guerra subía de intensidad, a tal grado que, en la mañanera del lunes, López Obrador buscó calmar las aguas y calificó de “mal gusto” la posibilidad de que Layda sacara audios comprometedores sobre Monreal, en su práctica de tiro de todos los martes. No obstante, el presidente nunca criticó los audios sobre Alejandro Moreno, líder nacional del PRI, hasta que desde las murallas de Campeche se logró doblegar al priista.
Pero fue el lunes por la tarde, cuando Monreal decidió abrir su verdadero frente de batalla, no contra Layda, sino contra Claudia Sheinbaum, a quien denunció estar detrás de los embates contra él. La acusó de ser insolente, gestionar una guerra fratricida al interior de Morena, y buscar debilitar al movimiento. Afirmó que tiene pruebas de que gasta millones en orquestar campañas contra él, desde las redes sociales. De esta forma, vemos que Layda se convirtió en la francotiradora de Claudia.
Independientemente de lo que haya dicho o mostrado Layda en su vodevil semanal, la confrontación ahora es directa entre Monreal y Sheinbaum, lo cual augura pronósticos negativos hacia Claudia, pues se desgastaría ante un colmilludo político que ha logrado someter al mismísimo presidente a sus caprichos.
Monreal sigue en su juego, y desde una provocativa y absurda respuesta, recrea la Guerra de las Galaxias y remata: “Que la fuerza nos acompañe para vencer al lado oscuro. Somos del grupo Jedi, y seguiremos luchando por la conciliación; rechazamos la confrontación. Que el buen humor no se pierda. ¡Ánimo!”. La política en su nivel más bajo, mientras varias crisis se asientan en nuestro mapa: economía, militarización, inseguridad, pobreza.
Pero en esta guerra fratricida, hay que atender los que recomendaba Ernest Hemingway, quien además de ser un exquisito escritor, fue un cazador experto. En varios de sus libros recomendaba nunca dejar mal herido a un león, pues éste se esconde entre la maleza y su peligrosidad aumenta, a la espera de que su asesino pase a lado suyo para aniquilarlo.
Periodista mexicano especializado en asuntos internacionales