El lamentable desempeño del presidente Joe Biden durante el primer debate que sostuvo con su contrincante, el republicano Donald Trump, ha puesto al Partido Demócrata contra las cuerdas y ha abierto un fuerte debate sobre si el mandatario debe continuar o no al frente de la candidatura para conseguir un segundo mandato en EU.
Apenas ha pasado poco más de una semana, y los cimientos de una candidatura que no contó con ningún rival se han resquebrajado al punto de poner en riesgo de colapso la continuidad de los demócratas en la Casa Blanca.
La más reciente encuesta publicada por el New York Times y la Universidad Siena revela que después del debate en el que Biden lució —por decir lo menos— extraviado, los números no le están favoreciendo al presidente, por lo que varios analistas consideran que su candidatura se tambalea y tal vez la mejor opción sea ceder la estafeta.
En menos de una semana, Trump, a pesar de todos sus escándalos y cuentas pendientes con la justicia, suma una ventaja de nueve puntos entre los votantes registrados y seis entre los probables electores. Y aunque eso representa apenas tres puntos más obtenidos después del debate, la tendencia parece indicar que solamente acumulará más simpatizantes de aquí a noviembre.
Las preferencias de Biden han caído cuatro puntos, lo que, a decir de analistas como Nate Cohn, convierte al mandatario en un candidato que dejó de ser popular entre un vasto número de votantes.
Aunado a esto, presiones por parte de donatarios para la campaña de Biden —como el cofundador de Netflix, Reed Hastings—, gobernadores, diputados y senadores del Partido Demócrata, aumentan la presión al exigir que el presidente ceda su candidatura a otra persona de las filas demócratas.
Si la candidatura de Biden se tambaleaba bajo el debate de la gerontocracia estadounidense y la salud mental del presidente de 81 años de edad para gobernar durante otro periodo, ahora está en la cuerda floja, luego de que en televisión nacional los votantes estadounidenses vieron a su líder errático, flaqueando ante los embates de su contrincante, quien no es mucho más joven que él, pues tiene 78 años cumplidos, pero se ha encargado de aprovechar la debilidad de los demócratas y ha colocado en el ideario público la narrativa de que las facultades mentales de Biden podrían empeorar en los siguientes años.
Biden ha rechazado tajantemente que vaya a renunciar a su candidatura y su equipo se ha dedicado a establecer una estrategia de control de daños, por lo que este fin de semana largo en EU, el presidente aparecerá en una entrevista en prime time con George Stephanopoulos en la cadena ABC, además de eventos de campaña en Pensilvania y Wisconsin. Según sus estrategas, estas apariciones públicas podrían colocarlo de vuelta en un buen sendero.
Pero al interior del Partido Republicano, cada vez son más las personas que desconfían sobre la capacidad de Biden para derrotar a Trump, como la representante por Washington, Marie Gluesenkamp Perez o LLoyd Doggett, de Texas, por mencionar algunos.
A poco más de un mes de la convención del Partido Demócrata, y con la mayoría pensando que Biden garantiza la derrota, todavía hay margen de tiempo para relevar a Joe Biden al frente de la candidatura, pues perfiles sobran, como Michelle Obama, Kamala Harris o el gobernador de California, Gavin Newsom.
Necesariamente, tienen que tomar la opción de un sustituto o sustituta, pues de lo contrario van a perder.
La última esperanza ni siquiera está en las manos de los demócratas, sino del juez de lo penal que dictará sentencia a Donald Trump el próximo 18 de septiembre en el caso de la actriz porno Stormy Daniels.
Ahora dependerá en realidad del presidente si se hace a un lado para dejar que su partido intente mantener el control de la Casa Blanca o se inmola junto con los demócratas.
Como acto de responsabilidad, el mismo Biden debería de ayudar a elegir quien lo sustituya.
SOTTO VOCE
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