A pesar del actual entorno geopolítico, el papel de México en los últimos años ha sido importante en la evolución de las cadenas de suministro, debido a la importancia del país como un centro de fabricación, a los incentivos fiscales que se brindan a las nuevas inversiones, así como ser un lugar que está respondiendo a las condiciones cambiantes de los mercados globales, al permitir que las empresas puedan tener eficiencia operativa al instalar su producción en el país.
Estas ventajas, en un escenario como el actual, en el que los mercados están a la expectativa de los resultados electorales en los Estados Unidos, así como de los factores políticos y económicos en México, se pueden mantener si se enfocan los esfuerzos en los aspectos fiscales y operativos, como una gran ventaja de crecimiento que ofrece nuestro país.
Adaptarse a los nuevos esquemas tributarios globales
Por mencionar un ejemplo: la iniciativa BEPS 2.0 de la OCDE, que busca combatir la evasión fiscal y asegurar una tributación adecuada de las ganancias en cada jurisdicción, podría contribuir a mejorar la relación entre las corporaciones y los sistemas fiscales. Las empresas globales y regionales deben aprovechar las ventajas de México, alineando sus estrategias de creación de valor y modelos tributarios. Aquellas que aún no lo han hecho, probablemente seguirán este camino en busca de un modelo operativo y fiscal que les brinde mayores ventajas competitivas.
Hoy, las corporaciones globales requieren desarrollar sus estructuras fiscales con sustancia económica y, al mismo tiempo, asegurar que sus utilidades se asignen adecuadamente a las jurisdicciones en función de las actividades de creación de valor. Mucho se ha hablado sobre este tema y seguramente en los próximos meses o años veremos cómo evoluciona, en función también de los procesos económicos de las jurisdicciones en diversas partes del mundo.
Los incentivos fiscales: aspectos clave para potenciar la inversión extranjera
Un estudio reciente de la OCDE señala la situación económica de México y los desafíos que el país está enfrentado en el 2024 y seguramente continuará sorteando en 2025. Al respecto cabe resaltar los logros del país en la atracción de inversión extranjera, la cual, el año pasado, alcanzó una cifra de 36 mil 58 millones de dólares, y durante el primer semestre de 2024, de 31 mil 96 millones de dólares, lo cual es un nuevo máximo histórico para este periodo.
Tomando en cuenta estos datos, se puede destacar que, en su mayoría, estas empresas invirtiendo en México son corporaciones que ya tienen operaciones en nuestro país, lo cual es el reflejo de la confianza en el ambiente de negocios mexicano, al considerarlo como un lugar para crecer y establecer nuevas operaciones de nearshoring.
Sin duda, los próximos movimientos del gobierno mexicano y los resultados de las elecciones presidenciales en Estados Unidos influirán significativamente en el clima de inversión y de negocios en México. A pesar de la incertidumbre o expectativa que estos eventos políticos y geopolíticos puedan generar, es esencial que las empresas globales no pierdan de vista que los incentivos fiscales que nuestro país ofrece son un gran elemento para asegurar una operación de negocio eficiente.
Prepararse para los nuevos escenarios geopolíticos
Es importante tomar en cuenta que, elementos como la proximidad con Estados Unidos, la competitividad en costos laborales y la abundancia de gente joven con una mano obra calificada y semicalificada, se están conjugando en un marco jurídico que se encuentra integrado por acuerdos de doble tributación, acuerdos de protección de inversiones y acuerdos comerciales como el T-MEC, lo cual en su conjunto, sigue ubicando a nuestro país como un socio estratégico para lograr cadenas de suministro resilientes para empresas de diversas industrias, particularmente para la manufacturera.
En resumen, si bien México mantiene su atractivo para los inversores, derivado de la baja en exportaciones por parte de China y nuestra posición geográfica, será relevante observar los avances en temas torales como: el manejo de la Suprema Corte (seguridad jurídica), entender cómo se va a enfrentar la austeridad fiscal (responsabilidad en el gasto público), e igual de relevante será continuar con la independencia del Banco de México, entre otros puntos.
En adición, es prioritario no dejar de promover e implementar mayores incentivos fiscales para la inversión y comprender, en el marco del T-MEC, las políticas comerciales de los nuevos gobiernos de EU y México, con un enfoque de seguir manteniendo la ventaja de ser un mercado que permite a los negocios ganar eficiencia operativa, cada vez más relevante en un entorno económico tan cambiante.