Uso de Razón

Por qué Morena necesita arrasar

Morena requiere del fraude electoral, y con la legislación vigente y consejeros autónomos se dificulta la tarea.

Según las encuestas Morena tiene en la bolsa el triunfo de la elección presidencial del próximo año, con quien lleve de candidata o candidato.

El barómetro del Estado de México indica que en lugar de mejorar el clima para la oposición, vienen vientos en su contra. El papel de Movimiento Ciudadano presagia naufragio para la candidata Del Moral.

Si Morena gana el Edomex con Delfina Gómez, ganaría la presidencia hasta con Félix Salgado Macedonio.

Todo puede cambiar, sin duda, porque en política –lo hemos visto– nada es definitivo hasta que se consuma, y nada es para siempre.

Con los números que arrojan las encuestas uno se pregunta por qué Morena insiste en apropiarse de los órganos electorales, quitar de ahí a los ciudadanos capacitados que llevan a buen puerto una elección imparcial, o en destruir por completo al INE.

Morena requiere del fraude electoral, y con la legislación vigente y consejeros autónomos se dificulta la tarea.

Lo inmediato, y obvio, es que Morena busca tener mayoría calificada en el Congreso para modificar la Constitución sin negociar con nadie.

Necesitan al Poder Legislativo como un apéndice del presidente o presidenta con el fin de llevar a cabo las reformas pendientes que enlistó López Obrador el lunes, entre las que destacan la eliminación de los organismos autónomos.

Dicho está con todas sus letras. No es cuestión de interpretaciones.

Y entre los organismos autónomos se encuentran, entre otros, el Banco de México, el Instituto Electoral, y los que llevan censos y estadísticas de población, pobreza, ingresos y gastos de los hogares, o garantizan la competencia económica sin prácticas monopólicas.

También están las universidades, centros de estudio e investigación, Comisión de Derechos Humanos, etcétera.

Lo dejó como tarea para la próxima presidenta, cuyo perfil delineó en la conferencia mañanera del lunes. Debe eliminar los organismos que la Constitución consagra como autónomos.

Es la razón inmediata por la cual Morena necesita capturar el INE y barrer en la siguiente elección federal: tener el poder de cambiar la Constitución.

Pero hay otros motivos que exigen un triunfo aplastante del partido en el gobierno, a través del fraude electoral.

Morena debe apropiarse de los órganos electorales y manipular los resultados para ganar todas las elecciones y dar la impresión de que no hay alternativa a la presidenta (dicho sin eufemismos: no hay alternativa al verdadero jefe del Estado, que despachará en Palenque).

Los profesores Ivan Krastev, del Instituto de Ciencias Humanas de Viena, y Stephen Holmes, de Harvard, explican en su libro La luz que se apaga (Debate) el éxito de populistas autócratas en Europa del Este, y dedican un capítulo al caso ruso.

“Las elecciones (amañadas) periódicas ayudaron a asentar e inculcar, de manera regular, la idea de que no había alternativa al poder de Putin… La votación de 2011 vino a confirmar la tesis de que la popularidad de Putin reflejaba una ‘inercia pública’, así como una ‘falta de alternativas’”.

Van al grano: “Las elecciones fraudulentas en Rusia fueron esenciales no sólo para disciplinar a los componentes locales de Rusia Unida (el Morena de allá), y construir un espacio político en el que Putin y su círculo dominante pudieran aparecer como la única alternativa plausible”.

Las elecciones amañadas, agregan los profesores Krastev y Holmes, también permiten ir evaluando a líderes regionales competentes y fiables.

“A través de las elecciones amañadas, el régimen reunía información sobre qué representantes y sobre qué miembros del partido en las categorías inferiores estaban cumpliendo el papel que tenían asignado… La capacidad para inflar urnas o falsificar los conteos podía ponerse a prueba sobre el terreno”.

El ejemplo de la Rusia de Putin se asemeja al mexicano.

Hay priistas –muchos de ellos están en Morena– que no le perdonan al expresidente Salinas haber frenado la maquinaria del fraude de su partido y reconocer el triunfo del PAN en la gubernatura de Baja California.

De ahí siguieron Chihuahua, Guanajuato… hasta la alternancia de 2000 que conquistó Vicente Fox.

No hay que perder nunca, porque se cae el mito del invencible.

Es lo que se construye –valga el juego de palabras– con la destrucción del INE.

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