Uso de Razón

Revolución migratoria y vientos de guerra

Sobre México se cierne la llegada de millones de personas migrantes, por lo que nuestro país debe adaptar soluciones ingeniosas para el problema, escribe Pablo Hiriart.

Este año viviremos situaciones nunca vistas en éxodos masivos de personas que llegarán a México con la ilusión de traspasar el gran muro y entrar a Estados Unidos.

Lo que ya comenzó, y se va a potenciar este año, cambiará la faz de México y transitaremos, en algunas regiones del país, hacia una composición multiétnica como la que hay en el país vecino.

A medida que el populismo depredador, la falta de Estado y la violencia criminal avanzan en América Latina, se multiplican los flujos migratorios de cientos de miles de seres humanos que buscan un lugar sobre la tierra para vivir en paz.

Ese lugar se llama Estados Unidos de América.

Sólo a través de la frontera con Ciudad Juárez, mil migrantes se entregan cada día a la Patrulla Fronteriza.

Sí, mil cada día, sólo por Juárez.

Un cable de la agencia AP, de esta semana, indica que dos grupos de la ONU dijeron el jueves que la cantidad de migrantes que cruzan el peligroso Tapón del Darién entre Colombia y Panamá podría llegar a 400 mil este año.

Lo anterior representa casi el doble de los 250 mil migrantes que, se estima, cruzaron la ruta sin carreteras y cubierta de selva en 2022.

Con base en agencias de la ONU para refugiados y migración, la información de AP indica que casi 100 mil personas habrían cruzado ya en lo que va del año.

Eso quiere decir que la migración, fundamentalmente compuesta por venezolanos y haitianos, es seis veces mayor a la registrada en el mismo período del año pasado.

Para la ONU, se trata de “un movimiento sin precedentes (de personas) a través de las Américas”.

Estados Unidos, Panamá y Colombia habían anunciado una ambiciosa campaña de 60 días para cerrar la ruta del Tapón del Darién.

Pero la realidad derriba los propósitos de contención.

Señala AP que los mismos obstáculos que lo convierten en un cruce traicionero para los migrantes, harán que sea imposible que las autoridades lo corten por completo.

Se trata de unos 100 kilómetros de selva densa y pantanos, sin caminos, utilizada por grupos delictivos organizados para el contrabando de drogas y personas.

Durante mi estancia en Colombia a mediados de año como enviado de El Financiero, pude escuchar a integrantes de organizaciones de protección de derechos humanos que narran lo terrible de las travesías por El Darién.

Antes de entrar en la jungla los migrantes que pueden cargan algunas provisiones, líquido contra los mosquitos y medicinas para las mordeduras de serpientes.

Pero el mayor peligro no son los animales e insectos de la selva, sino los grupos criminales, fundamentalmente panameños, que asaltan, violan y matan.

Así es que este año tendremos crisis humanitaria en la región por el aumento incontrolable de la migración.

Se entiende que México y Estados Unidos acuerden sellar sus fronteras, pero contra el movimiento de la historia no hay muros que sirvan.

Veremos en México a cientos de miles de migrantes, muchos de ellos se quedarán para siempre aquí, y se modificará incluso la composición étnica en algunas regiones del país.

Es mejor hacerse a la idea e imaginar soluciones novedosas para adaptarnos con inteligencia y eficacia a una realidad desconocida: llegarán cientos de miles. Y en un par de año serán millones.

Vientos de guerra. Provocaciones y maniobras bélicas por arriba del tono, hacen tener un ojo puesto en la descomposición de las relaciones entre Estados Unidos, China y Rusia.

La detención del periodista del Wall Street Journal, Evan Gershkovich, en Rusia, es un tema mayor. La policía de Putin lo tiene preso bajo acusación de espionaje y el presidente Biden deberá hacer algo. Se trata de un reto demasiado grande, en el terreno de los derechos humanos, que la prensa estadounidense le está recordando, con razón, todos los días.

El martes, antes de salir a Irlanda, Joe Biden dijo que con la detención del periodista Rusia había “pasado todos los límites”, y era una acción ilegal. Hay negociaciones y periodistas en Rusia han manifestado su solidaridad con el corresponsal, “víctima de una acusación gratuita”, que podría ser condenado a 20 años de cárcel.

Ese mismo día, los ejércitos de Estados Unidos y Filipinas, en el Pacífico asiático, comenzaron los mayores ejercicios militares conjuntos de la historia, lo que es visto por las agencias internacionales de noticias como “maniobras que consolidan la renovada alianza entre los dos países, en plena escalada de tensiones con China en el mar del Sur y alrededor de Taiwán”.

Las maniobras de guerra de estadounidenses y filipinos comenzaron al terminar tres días de ejercicios militares chinos frente a Taiwán, que cercaron la isla, como una reacción a la visita de la presidenta de Taiwán a Estados Unidos la semana anterior.

Xi Jinping vio ese viaje como una provocación, y actuó en consecuencia.

El ejército chino emitió un comunicado que declaró: “las tropas están listas para el combate, en todo momento, y pueden luchar en cualquier circunstancia para aplastar resueltamente cualquier forma de independencia de Taiwán e intentos de interferencia extranjera”.

Donald Trump, ese mismo día, advirtió en sus redes sociales que el presidente Biden acercaba al mundo a “una Tercera Guerra Mundial, totalmente nuclear”.

En las maniobras de guerra frente a Taiwán, China empleó barcos de guerra, lanzamisiles y aviones caza. Xi llamó a sus Fuerzas Armadas a “reforzar el entrenamiento militar orientado al combate real”.

Al mismo tiempo, Rusia anunció que había ensayado con éxito el lanzamiento de un “misil balístico internacional”, luego de suspender el tratado de control de armamentos nuclear con Estados Unidos.

De acuerdo con el Ministerio de Defensa ruso, “la ojiva (nuclear) del misil golpeó con precisión un objetivo simulado en el campo de entrenamiento de Sary-Shagan”, que se ubica en la república de Kazajistán.

Mientras, el gobierno japonés debió ordenar a los habitantes de la ciudad de Hokkaido que se introdujeran en los refugios antinucleares, luego de que Corea del Norte lanzó un “misil balístico no identificado” al mar de Japón.

Así está esa parte del mundo.

¿Que viene el lobo, que viene el lobo, y no viene? Ojalá sea eso. Pero a juzgar por lo elevado del tono de acciones y palabras, la situación se deteriora sin que haya -hasta ahora- señales alentadoras de distensión.

China va por Taiwán, Corea del Norte se acerca cada vez más al fuego real, y Putin no cede en la escalada bélica contra Ucrania y en su esfuerzo por involucrar a China en una guerra contra Estados Unidos.

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