Uso de Razón

Xóchitl causa descomposición emocional

A la gran mayoría no le parece bien el abuso de poder que exhibe López Obrador contra Xóchitl Gálvez y ve a la senadora como lo que efectivamente es, una víctima.

Si vemos a los altos mandos del gobierno federal descompuestos e irritados, es porque se indigestaron con su propia bilis.

Al Presidente se le pasó la mano con el odio a Xóchitl.

Tanta agresividad de López Obrador tiene una explicación: a menos de 10 meses de la elección presidencial Xóchitl Gálvez se ubica a sólo ocho puntos de la precandidata favorita de Palacio Nacional.

Un juez federal trató de aquietar al Presidente y frenar su “discurso de odio” contra Xóchitl, y a cambio recibió la amenaza de una demanda del titular del Ejecutivo.

Son señales de que el Presidente y su grupo compacto entraron en pánico: se les acaba el tiempo y sienten los pasos de un fantasma que nunca estuvo en su radar. El fantasma de la derrota.

En sólo dos semanas, la senadora nacida en el Valle del Mezquital acortó de 11 a ocho puntos porcentuales su distancia para alcanzar a Claudia Sheinbaum.

Así lo señala la encuesta publicada ayer en El Financiero, realizada por Alejandro Moreno y su equipo de profesionales.

Quien sepa leer las tendencias en las encuestas, sabe que Xóchitl va a rebasar a Sheinbaum e incluso puede ganar la elección presidencial con cierta holgura. Una elección razonablemente limpia, quiero decir.

Hay algo aún más revelador de los motivos de la irritación: la población reprueba “el proyecto” de la 4T.

De los cuatro pilares del gobierno obradorista, ninguno recibe 50 por ciento de aprobación.

El más alto, el pilar que tiene más respaldo que rechazo, es el de apoyos sociales, con 49 por ciento de aceptación.

Reprobado está el gobierno en desempeño de la economía, seguridad pública y corrupción.

La conducción de la economía sólo tiene 37 por ciento de aceptación contra 48 por ciento de rechazo. El desempeño en contra de la corrupción es reprobado por 41 por ciento y tiene el respaldo minoritario de 37 por ciento.

Mención aparte merece la evaluación del trabajo del gobierno en materia de seguridad pública: lo reprueba 63 por ciento de los mexicanos, y es considerado positivo por un mínimo de 24 por ciento.

Nadie de Morena ganará una elección presidencial con la oferta de la continuidad.

Lo único aprobado del gobierno es su jefe, López Obrador, y no va a estar en la boleta.

Claudia Sheinbaum, la candidata de la continuidad de políticas públicas que están reprobadas, luce perdida luego de un mediocre gobierno en la Ciudad de México.

Ella es la candidata preferida del Presidente, porque hasta hace dos meses se pensaba que quien fuera abanderada (o) de Morena iba a ganar la elección con facilidad.

Pero se les atravesó Xóchitl, y se les indigestó.

El alud de insultos y agravios del Presidente hacia Xóchitl Gálvez resultó contraproducente para sus objetivos: la han fortalecido en lugar de debilitarla.

Ahí están los números: 67 por ciento de la población considera incorrecto que el Presidente critique a aspirantes presidenciales.

Y 73 por ciento ve incorrecto que el jefe del Ejecutivo federal revele información sensible sobre los precandidatos a la Presidencia.

Lo que hizo López Obrador, al dar información fiscal de Xóchitl en una conferencia de prensa, fue un disparo que le salió por la culata.

A la gran mayoría no le parece bien el abuso de poder que exhibe el Presidente y ve a Xóchitl Gálvez como lo que efectivamente es: una víctima.

Es amplio el rechazo a que AMLO viole la ley e intervenga en el proceso electoral con denuestos hacia una mujer.

Pero como él, en su opinión, no se equivoca, es posible que incremente la escalada contra Xóchitl, contra jueces que no se doblegan, contra magistrados electorales que hacen su trabajo sin dejarse intimidar.

El Presidente y quienes le rodean en Palacio viven un trance de descomposición emocional.

Si conservan algo de talento, pueden recomponerse. Si sólo hay hígado, acabarán envenenados con su propia bilis.

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