Uso de Razón

El fraude petrolero

Hoy la hacienda pública no gana con Petróleos Mexicanos, pierde, y paga sus deudas con dinero de la nación.

Una mitad del fraude a la ciudadanía consiste en decirle que la nación es dueña de Petróleos Mexicanos cuando en realidad pertenece a los acreedores.

La otra mitad es que la deuda de Pemex la pagamos los mexicanos, y se trata de una empresa que ni nos pertenece ni nos ayuda.

El gobierno toma el dinero de los contribuyentes y no nos lo regresa en servicios de salud, seguridad ni educación aceptable. Se lo entrega a los bancos acreedores de Pemex. Y las pérdidas aumentan.

La gran mentira, para redondear un fraude artero, es decirnos que se ha recuperado la soberanía energética: 60 por ciento de la energía que genera la Comisión Federal de Electricidad es con gas, y ese gas se importa en su totalidad de Estados Unidos.

¿No tenemos gas? Sí, claro que sí. Pero el gobierno no tiene dinero para explotarlo y prohíbe que lo hagan los privados.

La obtención del gas debe hacerse por medio de fracking y el gobierno de la 4T dice que no lo hace por un “compromiso con la naturaleza”, pero le compra el gas a Texas donde se obtiene por fracking.

En su “compromiso con la naturaleza”, quema combustóleo en las refinerías y nos manda desde Tula, a los habitantes de la Ciudad de México, 57 mil toneladas de azufre cada año para que respiremos.

También somos ricos en fuentes de energías limpias, porque hay abundante Sol, viento y vapor subterráneo, pero no se aprovecha porque el gobierno no quiere que entre el sector privado a generar energía verde porque es más barata (y no contamina) que la que vende CFE, del gobierno, y que pierde dinero.

De acuerdo con los datos más recientes dados a conocer por Pemex, analizados por el doctor Francisco Barnés de Castro, la petrolera debe 3 billones 800 mil millones de pesos, y sus activos ascienden a 2 billones de pesos.

Entonces, ¿de quién es la empresa?

De los bancos acreedores, tenedores de bonos y de los trabajadores jubilados. Ellos son los dueños.

De esos poco más de 220 mil millones de dólares de pasivos, 110 mil es con los bancos.

Los 110 mil millones de deuda por esa vía, 75 mil millones de dólares es deuda a largo plazo y 35 mil millones de dólares a corto plazo. Se vencen en los próximos cuatro años.

Otros 110 mil millones se deben pagar a trabajadores jubilados.

Trece mil millones de dólares se deben a proveedores, lo que es 98.3 por ciento más que al cierre del gobierno de Enrique Peña Nieto.

Siete mil millones de dólares se deben en impuestos.

Este “se deben” 220 mil millones de dólares (a bancos, tenedores de bonos, proveedores, jubilados) no es una cifra en abstracto.

Se deben pagar. Y se están pagando con nuestros impuestos, que deberían ir a comunicar y levantar a Chiapas y Oaxaca con buena infraestructura carretera, escolar, seguridad pública capacitada en los estados, aprovisionamiento en hospitales y centros de salud.

El dinero ahí está, sólo que el gobierno no quiere que llegue ahí donde se necesita, sino que lo manda a obras inútiles que generarán más perdidas, y a la compra de votos a través de programas clientelares.

Y a esta insensatez le quieren poner un “segundo piso”.

A los proveedores no les paga lo que les debe, y debe seguir contando con ellos para la operación diaria de Pemex. Es decir, la deuda aumenta, y los proveedores pueden parar sus servicios cuando así lo consideren.

El gobierno actual le ha inyectado a Pemex dinero de Hacienda por la cantidad de 864 mil 778 millones de pesos, más otra cantidad en exenciones y diferimiento de impuestos, que ascienden a un total de un billón 300 mil millones de pesos.

Hace algunos años, no muchos, cuando el director de Pemex tenía cita con el secretario de Hacienda, temblaba porque tenía metas de producción y de aportaciones al fisco. Ahora es al revés. El que tiembla y termina llorando es el secretario de Hacienda.

Al final del sexenio pasado, la contribución neta de Pemex a las finanzas públicas era de 15.2 por ciento, y ahora es de apenas 2.3 por ciento.

La producción de crudo, se nos dijo, iba a aumentar del millón 707 mil barriles en que la dejó Peña Nieto, hasta alcanzar 2 billones 600 mil barriles diarios en este sexenio.

¿Cuál es la realidad?

Hoy Pemex produce menos petróleo que al final del gobierno anterior.

El patrimonio de Pemex es inferior en 50 por ciento a sus deudas.

Y los ingresos netos comprometidos de Pemex son menores a sus obligaciones con los acreedores.

¿Qué empresa en el mundo funciona así?

De las petroleras, sólo Pemex, mientras todas las demás han ganado dinero como nunca en estos años.

La reforma energética que congelaron establecía que los privados hicieran el gasto en explorar y producir, y pagaran al gobierno mexicano 80 centavos por cada dólar de utilidad.

Y había filas de inversionistas con el dinero en la mano.

Hoy la hacienda pública no gana con Pemex, pierde, y paga sus deudas con dinero de la nación.

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