CULIACÁN, Sinaloa.- El crimen organizado le dio a Rubén Rocha Moya no sólo la gubernatura de Sinaloa, sino también una mayoría aplastante en el Congreso.
Fue así como pudo tomar el control del Poder Judicial, de la Fiscalía del estado, desaforar a los alcaldes de Mazatlán y Culiacán, obligar la renuncia de ediles electos, de candidatos, amedrentar a la prensa y poner su pie en el cuello de rivales políticos con carpetas de investigación.
Los tres poderes están concentrados en él.
Un Nerón gobierna Sinaloa.
El operativo para hacerlo ganar holgadamente en las elecciones de 2021 y darle a Morena la mayoría calificada en el Congreso estuvo a la altura del principal cártel de las drogas que hay en el mundo.
La primera acción fue el secuestro, tres días antes de la elección, del secretario de Organización del PRI, Alberto Salas. De su computadora tomaron los contactos de todos los operadores priistas en el estado, representantes en secciones clave, dirigentes municipales. Manos a la obra.
A primera hora del domingo de los comicios, más de 200 operadores electorales y dirigentes del PRI fueron secuestrados, y “alrededor de mil recibieron visitas y amenazas” de gente armada, nos dice el excandidato de la alianza PAN-PRI-PRD al gobierno estatal, Mario Zamora.
Uno de los secuestrados esa noche lo confirma y cuenta lo que vivió (omito su nombre por prudencia, aunque no pidió el anonimato durante la entrevista):
“Poco antes de las dos de la mañana del domingo iba a mi casa y se me cerró un comando armado. Adelante se atravesó otro carro. Me pusieron en la parte de atrás, me quitaron la camisa y me la pusieron en la cabeza y me la apretaron con cinta canela. Me llevaron a donde estaban concentrando a los levantados de aquí de Culiacán.
“De ahí nos llevaron a un rancho cerca de El Dorado, que es una judicatura costera. Yo soy asmático, no podía respirar. Entonces me bajaron la cinta y pude ver. Éramos unos 40 o 50 secuestrados. Me impresionó mucho. Parecía una guerrilla. Eran cuando menos unas 200 personas armadas.
“Un compañero, Francisco González, que era el coordinador del distrito 16 local, estaba ahí. Lo noté traumatizado. Temblaba. Lloraba. Falleció a los ocho días de un derrame cerebral”.
Otro de los levantados en Culiacán me cuenta que se le cerraron en un crucero, por atrás, adelante y a los lados. “Se bajó un niño, parecía niño. La metralleta estaba más grande que él”.
-¡Bájate! ¡Bájate!
Con los demás levantados fue igual. A un punto de concentración en Culiacán y de ahí a la casa de seguridad del cártel en la costa.
Los empezaron a soltar a partir de las 10 de la noche del domingo, con las casillas ya cerradas y los votos contados.
El mismo operativo se efectuó, en simultáneo, “desde El Carrizal (al norte) a Mazatlán” (al sur del estado). “Los punteros (motociclistas equipados con radios, que trabajan para el cártel) sacaron a la gente a votar por Morena. Se llevaron urnas. En las sesiones de consejos distritales había miembros de ellos” (del crimen organizado).
“Así era imposible ganar”, me dice el líder campesino (CNC) del estado, Miguel Ángel López.
Los cárteles del crimen organizado “se portaron bien”, dijo el presidente López Obrador después de las elecciones.
Mario Zamora, el candidato de la oposición, no encontró abogados fuertes que quisieran meter la demanda en Sinaloa.
El entonces gobernador del estado, Quirino Ordaz Coppel, llamó a los dirigentes priistas a su despacho. “Hay que darle vuelta a la página”, les pidió. Poco después asumió como embajador en España.
“Que los candidatos se cuiden solos”, dijo la semana pasada el gobernador de Sinaloa.
Ahora en algunos lugares del estado los jefes de plaza del cártel llevan candidatos. O apoyan a tal o cual partido. Es un asunto local. Hay quienes sienten que Rocha los traicionó –me dicen–, al no avisarles que iban por Ovidio en Jesús María.
“Ismael aún no ha decidido a quién apoyar (para la Presidencia). No se ha metido, pero se va a meter. Los que andan por ahí son Los Chapitos, con un candidato en el valle de San Lorenzo y otros lugares, pero Ismael no)”, me dice un conocedor de la zona y de sus personajes.
“Percibimos cierto desencanto en algunos de ellos (del cártel con el gobernador), pero eso se define en los acuerdos que se hagan en los 15 días previos a la elección presidencial. No sabemos cómo van a jugar”, señala el dirigente de la CNC.
-Sienten que Rocha incumplió al no avisarles lo que iba a ocurrir con Ovidio en Jesús María –le digo a Miguel Ángel López, que sonríe ante la inocencia de mi comentario:
“No, mire, esto no es un asunto local o del gobernador. Es a nivel federal como se establecen los acuerdos. Así fue en 2021″, contesta.
Rocha no cuenta. Se benefició del respaldo, y quedó en su bolsa. “En Culiacán quiso poner a un director de seguridad pública, sin permiso de ellos, y se lo mataron en menos de 24 horas”, me ilustran.
Paola Gárate es la presidenta del PRI en el estado. Mujer joven, aguerrida y elocuente, igual que la candidata a la alcaldía de Culiacán, Erika Sánchez, y la candidata en primera fórmula al Senado, Paloma Sánchez. Ella también fue secuestrada en las elecciones de 2021, pero me pide no hablar del tema, porque “si se apodera el miedo de las personas, entonces no hay nada qué hacer”.
Le contesta al gobernador, que retó a los candidatos a que se cuiden solos: “A ver, bájate de tus camionetas blindadas. Bájate. Quítate tus escoltas”.
Tiene todo el poder político para usarlo contra propios y extraños. Quitó al fiscal que supuestamente es autónomo y nombró a una incondicional, Sara Quiñónez, a quien la conocen como la “secretaria de Agricultura”, por su destreza para sembrar expedientes.
Así pudo el gobernador obligar a renunciar a candidatos del Partido Sinaloense (el partido regional más grande del país, fiel de la balanza en el estado), a cuyo fundador, Héctor Melesio Cuén, exrector de la Universidad de Sinaloa (UAS) y profesor de inmunología y análisis clínico, le abrió una investigación para inhabilitarlo.
Un Nerón con sus adversarios. Un lambiscón con el Presidente.
Hace unos días (el 23 de febrero) reveló que le pidió a López Obrador “hallar una curvita” en la ley y lanzarse por la reelección.
El presidente López Obrador “está terco que es maderista, el Presidente es seguidor de Madero, que dijo sufragio efectivo no reelección, pero podemos hacerle una curvita al asunto. Alguna vez se lo comenté en privado”, dijo.
Rocha hace en Sinaloa todo lo que Morena busca hacer a nivel federal.
De eso trata la columna de mañana jueves.