Uso de Razón

Xóchitl, contra dos, se llevó la noche

Hay contienda, y ya no sólo Claudia Sheinbaum puede ganar; también Xóchitl Gálvez, que ayer lució con solvencia para ceñirse la banda tricolor el próximo 1 de octubre.

Anoche vimos un gran debate entre aspirantes presidenciales, como no veíamos desde el primero que se realizó, en el lejano 1994, y con el mismo desenlace: un triunfo claro y el viento fresco de la democracia que nos invita a revalorarla.

Pudimos ver, con la excelente conducción de Denise Maerker y Manuel López San Martín, tal cual es cada una de ellas, Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, y el papel que en esta elección juega Álvarez Máynez: un ayudante de Morena.

Las formas. Xóchitl parecía presidenta. Llamó a las cosas por su nombre, sin rodeos; transmitió calidez personal y seguridad en la ruta por donde quiere llevar al país.

Claudia fue transparente: fría, desconfiada, segura de que gobernó bien la Ciudad de México y que el pasado fue horrible.

Álvarez Máynez transmitió que es un buen tipo, y que un voto por él será un voto perdido.

Vimos a Xóchitl demoler con argumentos al actual gobierno, no sólo con las cifras, sino con las evidencias dolientes en la sala de debates.

Fue directa con su adversaria: eres científica, pero le diste medicina para piojos a enfermos de covid, no alzaste la voz y la Ciudad de México fue la entidad con mayor mortalidad en la pandemia: los habitantes de la capital del país perdieron nueve años de vida.

“Callaste -le dijo-, porque no tienes corazón”.

Claudia se refugió en lo que ella hizo en el gobierno de la Ciudad de México, y tampoco ahí salió bien librada.

No contestó el señalamiento de su responsabilidad en el derrumbe del Colegio Rébsamen, que pudo haber clausurado un año antes y no lo hizo. El saldo fue de más de 20 niños muertos.

En esa seguidilla de hechos que le echó en cara la candidata de la oposición, Sheinbaum tampoco pudo responder por la tragedia de la que fue señalada como culpable: la caída de la Línea 12 del Metro.

Sheinbaum intentó defenderse con su lucha contra la corrupción en la Ciudad de México con una información de Transparencia Mexicana que la organización desmintió en redes sociales.

Y el revire de Xóchitl fue contundente: durante tu gobierno la Ciudad de México ostentó el primer lugar nacional en corrupción.

La candidata de Morena esquivó los temas como la mala atención en los hospitales públicos y la falta de medicinas, con el argumento de que en el periodo neoliberal se formaron pocos médicos.

Muy endeble para ser creíble.

Por los argumentos que presentó Sheinbaum, pareció que en esos flancos el gobierno actual fue un fracaso.

La gráfica del Seguro Popular y el IMSS-Bienestar no se entendió.

La cifra de Xóchitl sí: más de 30 millones de mexicanos se quedaron sin acceso a la salud.

Lo mismo en el tema de las escuelas de tiempo completo. “No levantaste la voz cuando dejaron a los niños sin alimentos en las escuelas, porque no tienes corazón”.

Xóchitl le puso rostro a la tragedia.

La acompañaron Mireya, mamá de una de las niñas muertas en el derrumbe del Colegio Rébsamen.

La mamá de Brisa, una niña que sufre cáncer.

Daniel, una víctima de la caída de la Línea 12 del Metro.

Ceci, madre buscadora de Sonora.

Sheinbaum ligó buenos golpes con el tema del cártel inmobiliario.

Aunque la respuesta, otra vez, fue inapelable:

“Soy empresaria, soy honesta, nunca me he robado un peso y Claudia lo sabe, porque me invitó a trabajar en su gobierno”.

El golpe de la noche se lo llevó el gobierno actual:

“El gobierno conoce cada peso que gastamos los ciudadanos que pagamos impuestos, pero los ciudadanos no tenemos derecho a saber en qué gasta el gobierno nuestro dinero”.

Xóchitl le preguntó a Claudia qué haría con las denuncias que presentó por la presunta corrupción de los familiares del Presidente.

Sheinbaum fue breve: presenten las pruebas.

Y Álvarez Máynez respondía por la candidata de Morena mediante la generalización, que exculpa.

Nada está decidido.

Diego ganó el debate, pero no la elección.

Pero hay contienda, y ya no sólo Claudia puede ganar. También Xóchitl, que ayer lució con solvencia para ceñirse la banda tricolor el próximo 1 de octubre.

Dependerá de que la gente vote en gran proporción o un amplio porcentaje se quede en casa.

Por lo pronto, un gran debate, con indiscutible triunfadora.

Xóchitl y Claudia.

La madre y la madrastra.

Una de las dos será presidenta de México.

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