En lugar de enojarse con Claudia Sheinbaum porque no lo defendió como a él le hubiera gustado, López Obrador tendría que dar las gracias porque sí fue generosa con él.
Tendría que entender el Presidente que Sheinbaum es candidata y no puede suicidarse políticamente al defender lo indefendible e insultar la inteligencia de los mexicanos.
En su conferencia matutina de ayer López Obrador se dijo agraviado y se mostró muy molesto por lo que ocurrió en el debate de las candidatas presidenciales:
“Qué mal estamos en salud, sin reconocer absolutamente nada, qué mal en educación, qué mal en todo. Aun así, no pudieron dejar mal –yo no estoy hablando del partido– lo que se ha hecho en el combate a la corrupción”, dijo con sarcasmo.
Le echó la culpa a las preguntas de la gente para ocultar que su enojo es con la candidata de Morena, porque las preguntas son eso, preguntas, y la sustancia está en las respuestas.
De inmediato la candidata se puso manos a la obra para contener los daños que le podría provocar la herida del hipersensible ego del Presidente.
En un mitin dijo que en el debate había defendido a la 4T con alma y corazón.
Si así se pone AMLO de enojado y no logra contener su irritación porque Sheinbaum no hace exactamente lo que a él le gustaría que hiciera, cómo se van a poner las cosas si ella gana la Presidencia.
De paso, López Obrador le dio la razón a Xóchitl Gálvez, que dijo en el debate que a su contrincante la pusieron “no para ser corcholata, sino tapadera”.
Sheinbaum llegó hasta mentir en el debate para defender a la actual administración, pero no se puede todo porque “tonto es el que cree que el pueblo es tonto”.
Ella es candidata de Morena, no vocera del Presidente. Su trabajo ahora es ganar votos, no perderlos.
Le molestó a AMLO que Claudia no le “reconociera absolutamente nada” de su legado en combate a la corrupción, educación y salud.
¿Qué quiere que le reconozcan en salud, si deja un desastre con cientos de miles de muertos?
Por hacerle caso al médico de confianza del Presidente (López-Gatell) en la pandemia, Sheinbaum carga con el deshonroso peor lugar nacional en desempeño ante la emergencia sanitaria.
Se tuvo que comer completa la sopa que le recetó Xóchitl por haber abdicado de su deber como científica y dejar la vida de la población capitalina en manos de un charlatán.
Nadie está obligado a defender lo indefendible, y menos cuando se es candidato.
¿Qué legado quiere el Presidente que le reconozcan en materia educativa?
Sheinbaum habló de lo que ella hizo en la Ciudad de México cuando fue jefa de Gobierno, y dijo unas cuantas mentiras en lo general, como que se quiso privatizar la UNAM.
Pero al Presidente le pareció poco. Quería un aplauso en cadena nacional de parte de su candidata, y como no ocurrió se enojó con ella.
Es indefendible, y mucho menos loable, la destrucción de este gobierno en materia educativa.
La matrícula educativa no creció. Eso es algo que no ocurría desde la Revolución.
En la prueba Pisa, estudiantes de 15 años –en el mundo– tenían que diferenciar información de opinión en un párrafo breve.
¿Qué porcentaje de alumnos mexicanos pudo hacerlo correctamente?
El uno por ciento. Sí, 1%.
Y después de eso quiere que su candidata le aplauda en cadena nacional, le llame ‘el Gran Educador’ o algo así.
Las campañas se hacen a partir de las insuficiencias, y el Presidente quiere que Sheinbaum haga la suya sobre la base de su legado.
Lo que más parece haber hecho enojar al Presidente es que Sheinbaum no lo defendió en el espinoso tema de la corrupción.
“Me he dedicado por completo a desterrar la corrupción”, dijo ayer el Presidente cuando soltó sus agravios por la falta de reconocimiento a su trabajo.
Él ha dicho que se acabó la corrupción, pero la mayoría de la gente no le cree. En la reciente encuesta de El Financiero se muestra que sólo 41 por ciento de la población aprueba su trabajo contra la corrupción.
Claudia Sheinbaum tampoco le cree. Armó un equipo de artillería pesada y con plan de combate detallado para combatir la corrupción que la población urge reducir.
Por donde le busquen a este gobierno brota corrupción. Desde las grandes obras hasta en el pomposamente llamado Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado.
¿Qué va defender la candidata Sheinbaum en ese rubro decepcionante para la mayoría de la gente?
Sí dijo que el Presidente era honrado, no como los anteriores. Y hasta ahí. Máynez fue más efectivo en quitarle golpes a la actual administración en esa materia, con el recurso de generalizar para absolver.
Se enojó AMLO y es tarea de Sheinbaum apaciguarlo.
Un Presidente con ese ego, que no se siente valorado y se enoja públicamente con su candidata y con la gente que hace preguntas que salen en televisión abierta, puede tomar decisiones imprevisibles en los casi seis meses que le quedan en el mando.