Uso de Razón

Adán Augusto, la esperanza de Claudia

El coordinador de los senadores de Morena puede salvarle el sexenio a la próxima presidenta. De Adán Augusto depende que Claudia Sheinbaum gobierne un sexenio o un bienio.

En el coordinador de los senadores de Morena está la posibilidad de salvarle el sexenio a la próxima presidenta de México.

Adán Augusto López puede evitar que naufrague el gobierno de Claudia Sheinbaum si logra frenar, con mano izquierda, que pase en la Cámara de Senadores la reforma al Poder Judicial en los términos que la aprobaron los diputados.

En otras palabras: del senador tabasqueño depende que la presidenta Sheinbaum gobierne un sexenio o un bienio.

De manera inercial se busca entre senadores de oposición al traidor que vote en favor de la reforma judicial, y desde luego hay quienes tienen maestría y doctorado en esos menesteres.

Sin embargo hay que voltear la vista hacia la bancada del bloque gobernante porque ahí está el salvavidas de la presidencia de Sheinbaum.

Como lo han alertado en prácticamente todos los medios especializados en economía y finanzas, la reforma judicial de AMLO –que deja el cargo en tres semanas– estropeará la confianza de los inversionistas en México.

Y Claudia Sheinbaum, que tiene seis años por delante, necesita recursos para que la economía crezca, haya empleos, recaudación y se genere riqueza.

Afrontará un déficit fiscal de 6 por ciento –algo no visto desde la década de los años 80– y se ha propuesto reducirlo a 3 por ciento en un año.

Va a frenar el gasto público, hacer recortes, ¿y además van a ahuyentar la inversión extranjera que podría llegar?

Nadie va a traer sus empresas desde China a México en solidaridad con la cuarta transformación.

Tampoco esperemos nuevas inversiones, en la cantidad requerida, porque sea un honor estar con Obrador.

La pregunta básica para traer capitales, inversión productiva y no dólares golondrinos, es si en México hay certeza jurídica o no la hay.

El axioma es elemental: para generar empleo y riqueza debe haber inversión, y la inversión necesita confianza.

¿No la hay? Adiós nearshoring.

Adiós inversiones que ya estaban pautadas y se frenaron hasta ver qué sucede en México con la reforma judicial.

¿Cuántos coches ha producido Tesla en la planta que Musk y López Obrador anunciaron para Nuevo León?

Ninguno. Sin energía eléctrica suficiente, es difícil arriesgarse. Si gana Trump, está la amenaza de los aranceles a vehículos importados.

¿Y además les quitamos la indispensable certeza jurídica, con una reforma que hará del Poder Judicial una dependencia más del Ejecutivo?

Nadie le ganará un juicio al gobierno, que podrá cambiar las reglas del juego a placer.

En caso de que una empresa internacional decida llevar un litigio a tribunales en el exterior, la forma en que el gobierno puede presionar es con la presunción de fraude fiscal.

Cárcel, sin juicio, a tales y tales representantes de la empresa que demandó por incumplimiento de acuerdos o cambio de reglas.

¿Habrá interesados en traer sus capitales a México con la “reestructuración constitucional” que está en marcha, como se publicó el martes en el Financial Times?

Hay otros lugares donde invertir, ¿qué necesidad tienen las compañías extranjeras de arriesgarse?

Al país le va a ir mal con la reforma judicial, sin duda, pero el sexenio de Claudia Sheinbaum va a naufragar.

¿Eso quieren Morena y aliados?

Veremos, pues, si Adán Augusto López le es leal a Sheinbaum o a su big brother que con esta reforma (más las otras del paquete) busca descarrilar el despegue de la próxima presidenta, y pavimenta su regreso al poder en dos años.

Con un par de senadores del bloque gobernante que se ausenten al momento de la votación, se frena la reforma.

Y Claudia Sheinbaum podría negociar, ella, una reforma judicial basada en consensos, benéfica para el país, y que dé garantías de independencia de poderes.

Claro, eso sería empoderar a la presidenta Sheinbaum, lo que pondría de muy mal humor al huésped de Palacio que se va en tres semanas.

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