Uso de Razón

AMLO-Cártel de Sinaloa: investigar y aclarar

López Obrador ya no es presidente y debe ser citado en México para el deslinde de responsabilidades sobre la situación en Sinaloa, antes de que lo llamen a hacerlo en Brooklyn.

Dadas las evidencias y la trágica situación que se vive en Culiacán, bien haría la presidenta Claudia Sheinbaum en solicitar una investigación exhaustiva sobre la responsabilidad del expresidente López Obrador en la protección al Cártel de Sinaloa durante su mandato.

Antes de que lo hagan en Estados Unidos. Sería desastroso para México.

Sheinbaum no puede asociar el destino del país al destino personal del ciudadano López, aunque lo estime mucho.

El gobernador Rubén Rocha Moya todavía tiene fuero constitucional, pero López Obrador no.

Aquí no es cuestión de dichos de testigos protegidos, que pueden ser ciertos o no.

Son hechos, evidencias, crímenes, secuestros y montajes que el presidente López Obrador encubrió y protegió hasta el último día de su mandato. Es decir, hasta hace menos de un mes.

De manera un tanto grotesca –y algo cómica–, Morena promueve juicio político contra el expresidente Calderón (2006-2012) por la sentencia al que fuera secretario de Seguridad en la década antepasada, Genaro García Luna.

Aquí y ahora, van cientos de muertos en Culiacán por la guerra desatada desde que el capo Ismael Mayo Zambada fue secuestrado en la casa de uno de Los Chapitos cuando iba a reunirse con el gobernador Rocha Moya, y llevado a Estados Unidos.

El entonces presidente López Obrador salió en defensa, y lo hizo de manera repetida y estridente, del gobernador que está ligado al Cártel de Sinaloa.

Durante todo el sexenio López Obrador protegió, de manera directa e indirecta, al Cártel de Sinaloa.

Primero con la liberación de Ovidio Guzmán, las visitas al poblado (La Tuna) del Chapo Guzmán donde departió con sus amigos y parientes, y la gestión de visas y otras atenciones para la familia del capo que está sentenciado a cadena perpetua en Estados Unidos.

Luego respaldó a capa y espada al gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, que llegó al cargo con el apoyo armado, activo y documentado, de uno de los principales cárteles de la goma de opio, cocaína y el fentanilo que hay en el mundo.

¿No va a solicitar una investigación contra López Obrador la presidenta Sheinbaum?

¿Ni un citatorio?

Debe explicar por qué la protección a Rocha Moya y a la actividad criminal del Cártel de Sinaloa en las elecciones estatales y federales de 2021.

Los integrantes del crimen organizado, en lugar de ser perseguidos por el secuestro armado y posterior cautiverio de los opositores a Rocha Moya, obtuvieron una felicitación de parte del presidente López Obrador luego de la jornada electoral en aquella ocasión. “Se portaron bien”, dijo en cadena nacional.

Ahora el gobernador culpa a los periodistas Luis Chaparro (está amenazado de muerte) y Azucena Uresti (despedida de su trabajo luego de los ataques personales que le hizo el entonces presidente) de lo que pudiera ocurrirle.

Y AMLO, con total frescura, culpó a Estados Unidos del secuestro del Mayo Zambada, que vivía en Culiacán y contaba con escolta pagada por el gobierno de su protegido Rubén Rocha Moya.

La relación con Estados Unidos no puede atarse a la defensa del expresidente López Obrador.

México es más importante que un presunto protector de narcos, por popular que sea.

En la elección que ganó Rocha con apoyo del cártel, unos 200 operadores electorales y dirigentes de oposición fueron secuestrados.

Uno de los secuestrados me dijo en la sindicatura de Costa Rica, en marzo de este año:

“Poco antes de las dos de la mañana del domingo iba a mi casa y se me cerró un comando armado. Adelante se atravesó otro carro. Me pusieron en la parte de atrás, me quitaron la camisa y me la pusieron en la cabeza y me la apretaron con cinta canela. Me llevaron a donde estaban concentrando a los levantados de aquí de Culiacán”.

“De ahí nos llevaron a un rancho cerca de El Dorado, que es una judicatura costera. Yo soy asmático, no podía respirar. Entonces me bajaron la cinta y pude ver. Éramos unos 40 o 50 secuestrados. Me impresionó mucho. Parecía una guerrilla. Eran cuando menos unas 200 personas armadas”.

“Un compañero, Francisco González, que era el coordinador del Distrito 16 local, estaba ahí. Lo noté traumatizado. Temblaba. Lloraba. Falleció a los ocho días de un derrame cerebral”.

Entrevisté a otro de los levantados en Culiacán, que narró cómo se le cerraron en un crucero, por atrás, adelante y a los lados. “Se bajó un niño, parecía niño. La metralleta estaba más grande que él”.

-¡Bájate! ¡Bájate!

Con los demás levantados fue igual. A un punto de concentración en Culiacán y de ahí a la casa de seguridad del cártel en la costa.

Los empezaron a soltar a partir de las 10 de la noche del domingo, con las casillas ya cerradas y los votos contados.

El mismo operativo se efectuó, en simultáneo, “desde El Carrizal (al norte) a Mazatlán” (al sur del estado).

“Así era imposible ganar”, me dijo el líder campesino (CNC) del estado, Miguel Ángel López.

Ese gobernador ‘triunfante’ fue el protegido de López Obrador durante todo el sexenio.

Y los sicarios y sus jefes que le hicieron el trabajo al candidato de Morena para ganar, quedaron impunes.

Hoy Sinaloa está en guerra, con centenares de muertos por la escisión del cártel que consintió el expresidente López Obrador.

No es un señalamiento de oídas.

Las evidencias del vínculo de Rocha con el cártel y el cobijo que dio el entonces presidente de la República están en cualquier buscador de internet y en las páginas de los periódicos.

AMLO ya no es presidente y debe ser citado en México para el deslinde de responsabilidades, antes de que lo llamen a hacerlo en Brooklyn.

COLUMNAS ANTERIORES

Cuando la verdad no importa
Sí va a impactar

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.