Si Donald Trump no gana hoy las elecciones presidenciales va a intentar la toma del poder en Estados Unidos con movilizaciones violentas de grupos desestabilizadores que se han preparado durante cuatro años para este día.
Es posible que el conteo de votos tarde varios días por lo cerrado que las encuestadoras prevén los resultados, pero si en el cuartel general de Trump vislumbran una derrota pondrán en marcha la maquinaria del asalto al poder.
Trump, Elon Musk y sus aliados ya ocuparon las últimas semanas de la campaña para hacer creer, con información falsa, que los demócratas realizarían un “fraude generalizado” para cambiar el sentido de los votos.
Uno de los grupos que asaltó el Capitolio en enero de 2021 para impedir que se declarara ganador a Biden ahora es “un ejército, organizado, completamente promovido y apuntalado por una ideología que ha permeado la base republicana”, se indica en un amplio y documentado reportaje publicado ayer en The Washington Post.
Si uno revisa la prensa de Estados Unidos encontrará que en todos los estados clave hay un tsunami de volantes, panfletos y mensajes de internet que llaman a detener el robo de las elecciones (stop the steal).
Hace unos días Elon Musk, dueño de X, compartió un texto que aseguraba que los demócratas se iban a robar los comicios usando boletas electorales en el extranjero. Trump reenvió el mensaje con la leyenda: “Abogados del RNC (Comité Nacional Republicano) ¡¡¡DETENGAN ESTE FRAUDE AHORA!!!”
Una plaga de abogados republicanos ya empezó a presentar demandas legales en diferentes estados impugnando los votos anticipados (75 millones ya emitidos, que son casi la mitad de los votantes potenciales), que históricamente han beneficiado ampliamente a los candidatos presidenciales demócratas.
La excongresista republicana Liz Cheney, hija del legendario ex vicepresidente Dick Cheney, quien se deslindó de Trump luego del asalto al Capitolio, dijo el miércoles en Washington que Trump y Musk iban a inundar X con acusaciones de que las elecciones fueron robadas.
Al día siguiente, en un mitin en Arizona, Trump la amenazó de muerte: “Veremos qué opina (Liz Cheney) al respecto cuando las armas apunten a su rostro”.
No bromea. Sus partidarios entraron al Capitolio el 6 de enero de 2021 en busca de Nancy Pelosi para matarla, lo mismo que al entonces vicepresidente Mike Pence, que no se prestó al golpe de Donald Trump.
Así es que, a medida que avanzan las últimas horas hacia la elección presidencial, el discurso de Donald Trump se torna aún más turbio, amenazador y desafiante.
Como bien lo describió The New York Times: “Para Trump y sus aliados hay un mensaje que predomina: derrotar a Harris es una cuestión de vida o muerte. De su muerte, para ser más específico”.
El triunfo de Trump, de darse en las urnas y en el Colegio Electoral, es la ruta exprés a las políticas antimigratorias, proteccionistas y autoritarias, ajenas a la democracia liberal que Estados Unidos lidera en el mundo.
Se trata de un megalómano cuyos más recientes desplantes públicos (durante un acto de campaña bailó por 49 minutos sin pronunciar una sola palabra) han detonado una serie de preocupaciones sobre su salud mental.
Si cumple sus promesas de campaña, su presidencia nos impactará (por lo menos) así:
-Cierre de la frontera con México a partir del 20 de enero de 2025, cuando se convertirá –como lo ha reiterado– en dictador por un día.
-Puesta en marcha del mayor programa de deportaciones de la historia.
-Restablecimiento del Título 42 para frenar la llegada de solicitantes de asilo.
-De nuevo, el programa Quédate en México.
-Terminación del muro.
-Aplicación de aranceles punitivos, como lo reiteró ayer, a manera de amenaza a la presidenta Claudia Sheinbaum.
-Renegociación del T-MEC.
De ganar Kamala Harris, promoverá la iniciativa de ley para cerrar automáticamente la frontera con México cuando se rebase cierto número de detenidos, asignará 650 millones de dólares para terminar el muro fronterizo y extenderá las restricciones para los solicitantes de asilo político.
A diferencia de Trump, no ha hablado de imposición de aranceles a México y podríamos esperar una cierta ruta de continuidad en las políticas económicas y comerciales.
El punto, sin embargo, está en que Trump pierda hoy y no acepte su derrota.
Intentará la toma del poder por la fuerza, veremos agitación desestabilizadora en Estados Unidos por un tiempo, pero se impondrán las instituciones democráticas.