Volvamos atrás en el último bull run de cripto. Tesla, liderada por Elon Musk, se subió al hype y compró alrededor de 1.5 mil millones de dólares en bitcoin a principios de 2021. Anunciaba que también aceptaría bitcoin como método de pago. Esto dio un paso enorme en la confianza de los inversionistas, ayudó a impulsar un aumento de más de 60 por ciento en el precio de BTC en el mes posterior al anuncio y a lo largo del año pasado bitcoin llegó a su máximo histórico.
En este tiempo, cualquier tuit de Musk sobre bitcoin —fuera a favor o en contra— movía los mercados.
El jueves pasado, Tesla (TSLA) dio a conocer que había vendido alrededor de 75 por ciento de sus bitcoins que tenía en su saldo. Aunque Elon Musk enfatizó que la venta “no debe tomarse como un veredicto de bitcoin”, la razón por la cual lo vendieron fue para incrementar su posición en efectivo ante una posible recesión económica. Esta noticia no ha tenido el efecto correspondiente que se esperaba. De hecho, bitcoin subió ligeramente desde que Tesla reveló la venta.
El periodo en el que nos encontramos hoy es el famoso invierno de cripto, que se dio después de dos años de un mercado alcista bull run. En este bull run vimos precios de criptomonedas llegar a su máximo histórico, empresas tradicionales adoptando bitcoin, y a El Salvador nombrando a bitcoin como moneda legal, entre otras cosas. Pero vimos una gran cantidad de nuevos inversionistas de criptomonedas que probablemente se dejaron influenciar por los movimientos de Elon Musk.
Hoy esta industria no es la misma, después de la baja en los precios de cripto este año (casi un 60 por ciento), los inversionistas que quedan están comprometidos con los fundamentos de bitcoin y cripto, y menos preocupados por los comentarios irregulares de Musk. Nada está escrito en piedra, pero el mercado parece haber tocado fondo al menos temporalmente, por lo que el anuncio de venta de Tesla está luchando contra una naciente narrativa alcista.
Sabemos que a Elon Musk le encanta llamar la atención y ser conocido como el mesías de la tecnología; cripto no fue la excepción. Su intento de comprar Twitter resultó catastrófico. Y para quienes siguen sus pasos en Tesla, la promesa de desarrollar un coche de autoconducción total ha sido un continuo fracaso. Elon puede ser muy ruidoso y hay que tener cuidado. La magia se le está acabando y su impulsividad lo está nublando.
Y la cereza del pastel: Tesla vendió 75 por ciento de sus bitcoins, pero no tocaron el dogecoin que tienen en su saldo. Esto confirma lo que muchos pensábamos sobre Elon Musk: no es alguien a quien una deba buscar para orientación sobre criptomonedas. Puede sólo ser un entusiasta ruidoso e impulsivo.
En cripto, antes de invertir, siempre hay que investigar.