La Fiesta Está Viva

132 días

Un calvario, una prueba a la vocación y una demostración de fe y pundonor. Estoy seguro es lo que ha vivido el matador Emilio de Justo desde aquel 10 de abril, Domingo de Ramos.

Un calvario, una prueba a la vocación y una demostración de fe y pundonor. Estoy seguro es lo que ha vivido el matador Emilio de Justo desde aquel 10 de abril, Domingo de Ramos, tarde de toros de máxima expectación, la confirmación de haber llegado al sitio en el toreo que sus cualidades y concepto del toreo, su esfuerzo y perseverancia manifestaron por más de una década.

Se dice y se escribe a menudo que el toreo es la profesión más dura, que es prácticamente un milagro llegar a convertirse en figura del toreo y, sin embargo, cientos de hombres, jóvenes y niños dedican su vida a intentarlo.

Aquel 10 de abril, la plaza de toros de Las Ventas de Madrid lució una gran entrada para ver la lidia en solitario de seis toros como símbolo de la consolidación en figura de Emilio de Justo. Ambientazo, seis pedazos de toros en los chiqueros, un hombre estrenando precioso vestido de torear en negro y plata, máxima categoría en el ruedo, máxima categoría en los tendidos.

Salió el primero de la tarde, un toro bellísimo, cárdeno, muy serio de la ganadería de Pallarés con el que estuvo entregado y tenía cortada la primera oreja de lo que sería la tarde de su consagración y el inicio de una temporada en la cima, donde cosecharía los frutos de 10 años de sacrificio y dureza.

Se tiró a matar como los toreros machos, en corto y por derecho, entregando el pecho para poner su vida a cambio de la vida del toro. Estoconazo y tremenda voltereta, vuelta de campana aterrizando de cara de forma espantosa, el toro le embistió y presionó con violencia máxima hacia la arena, momentos de tensión y drama. Pudo ponerse de pie y por piernas irse de la cara del toro que con celo y bravura hacía por el torero. Llegando a tablas se derrumbó, fractura de cervicales, la dureza del toreo ponía a prueba al hombre y al torero una vez más.

Todos nos quedamos helados, con un enrarecido ambiente y con la conciencia de la dureza real del toreo, una es la que se habla en tertulias y otra… la verdadera, la que deja sin habla, sin ideas, sin palabras de aliento.

A cuentagotas fueron llegando las noticias favorables. Tremenda lesión, pero con recuperación viable. Lo primero era que el hombre recuperara la salud, la movilidad y que no hubiera secuelas graves. En algo nos reconfortaba ir enterándonos que el camino era esperanzador pero que iba a ser duro, tan duro como el toreo.

Collarín y corsé por varios meses. Inmovilidad casi absoluta. ¡Qué precio pagan los toreros por alcanzar la gloria! La temporada arrancó, fue tomando curso, llegaron triunfos de consagrados y emergentes. 2022 está siendo la temporada de la reivindicación del toreo en España. Plazas llenas, toros embistiendo, muchos toreros triunfando y la gente feliz al ejercer su libertad de vivir la tauromaquia.

El domingo pasado llegó el día, la reaparición. ¿Cómo y dónde hacerlo? La cita elegida y bien pensada fue en la Feria de Almería en Honor a la Virgen del Mar. Mano a mano con la figura del momento: Roca Rey ante seis toros de la ganadería estelar de Núñez del Cuvillo.

Imagino que, en los 132 días de recuperación, el calvario mental de preguntarse si tanto sacrificio ¿valía la pena?, ¿por qué el toro para algunos sólo muestra la cara más amarga del toreo?, para nadie es fácil, pero para muchos es muy, pero muy difícil.

El año de la consolidación tuvo que vivirlo alejado de los ruedos, lleno de incertidumbre, dolor, miedo y desesperación como hombre. Como sucede en estos casos, el torero habrá sacado adelante al hombre. La mentalidad férrea de no detenerse ante ningún obstáculo. De contar con la confianza ciega de poder lograrlo. Que la sangre y las cornadas son consecuencia de una vida a la que sólo los privilegiados aspiran, sabiendo que el precio puede ser muy alto.

Esta tarde de domingo, al enfundarse un precioso vestido grana y oro, el toreo había triunfado una vez más en el cuerpo y alma de Emilio de Justo. Una lección para todos, profesionales y público.

El enaltecimiento de los valores de la tauromaquia. Del honor de ser torero, de vivir en torero, de amar al toro y que le admiremos como lo que es, un torero de las zapatillas a la montera.

Puerta grande al lado de la figura del momento, ha triunfado nuestra cultura, la verdad de un arte centenario que algunos cobardes intentan prohibir. Así como lo ha defendido Emilio de Justo, así debemos de defender nuestro derecho a la libertad, que hoy se ve amenazado en este país debido a perversos intereses. Los Jueces tienen en sus manos la libertad de millones de mexicanos, les exhorto a ser valientes, defender la libertad y nuestras tradiciones. Hay mucho en juego a cambio de posturas absurdas, de ecología urbana que están llevando a nuestra sociedad al ocaso.

Enhorabuena matador Emilio de Justo, es usted un héroe en esta compleja modernidad. Le esperamos en México para que goce de nuestra tauromaquia, de su bravura y fantástica sensibilidad. Aquí honraremos su sacrificio y ejemplo en esta lucha por defender la verdad. La muestra la ha puesto usted.

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