La Fiesta Está Viva

Introspección

Es momento de analizar y tomar acción, con verdadera convicción, valor y amor por el toreo en todas sus aristas.

A una semana de lo que considero un verdadero acto en contra de la democracia, en el que simularon mesas de trabajo para “escuchar” a la industria taurina, ganaderos, empresarios, toreros, etcétera, sabiendo que ya habían pactado políticamente darle a los Verdes esa victoria a cambio de su acostumbrada sumisión política, arrastrando los valores de la democracia, los intereses de una parte no menor de la ciudadanía —más de seis millones de mexicanos asisten por lo menos una vez al año a los toros— y afectando potencialmente a cientos de miles de cabezas de ganado, empleos directos e indirectos, economía, cultura y entretenimiento; sigo sin creer hacia dónde se dirige México.

Estamos inmersos en la violencia social, las carreteras están sitiadas por el crimen organizado, las noticias desgraciadamente son por lo general malas; además, tenemos que soportar el increíble cinismo de los políticos diciendo mentiras sobre hechos comprobados.

En medio de esta desazón, es complicado encontrar ánimo para seguir adelante formando parte del engranaje que mueve al país. Empresarios e industriales, además de gente común y corriente, cada vez se encuentran menos positivos sobre el presente y el futuro de este país que podría ser potencia mundial si los mexicanos fuéramos mejores mexicanos.

En el tema taurino, el palo que nos han dado es muy duro. Nos han ganado una batalla de manera desleal, pactando tras bambalinas y, como es su costumbre, sin considerar los efectos secundarios de su absurda decisión. Un ejemplo simple: comí el domingo en un restaurante cercano a la Plaza México y los meseros se quejaban del bajón de comensales cuando no hay festejos.

En una guerra, las batallas son lecciones. Ganes o pierdas, debes analizar el cómo y el porqué. Esta vez nos ganaron a la mala, pero debemos asumir la derrota y analizar cómo es que se gestó esta macabra manipulación de la verdad: cómo 61 personajes pueden, por solicitud de 20 mil firmas, privar a 40 mil que pagan un boleto, para después declarar que a la tauromaquia la atacan porque el gobierno solo protege a las tradiciones donde, dicen ellos mismos, está involucrado el crimen. Acusación tremenda de la activista Sofía Morín durante un programa de Adela Micha.

Los taurinos debemos realizar un “mea culpa” profundo. Preguntarnos: ¿Hice lo suficiente para defender esta cultura? ¿Me puse las pilas en la recolección de firmas? ¿Soy donatario mensual de Tauromaquia Mexicana? ¿Asisto a las plazas? ¿Participé en las marchas convocadas? ¿O solamente critico desde las redes sociales postureando ser un aficionado de otra galaxia?

Ahora sí todos queremos ayudar y, bueno, pues hay que hacerlo. La mejor manera y más sencilla es aportar mensualmente a TMX por medio de una tarjeta, lo que tu cartera y conciencia puedan y quieran. Contacta ahora con TMX al 55 7220 5174. De esta manera podremos contratar más profesionales del derecho, lobbying, comunicación, etcétera. Estamos peleando contra un gigante con recursos ilimitados; compran voluntades —léase políticos—, medios y acarreados.

Aquí tenemos la culpa todos, no se salva uno. La soberbia de no entender que hay gente dedicada a prohibirnos; el toro no les importa, únicamente les interesan los reflectores políticos y nada más.

Nos faltó humildad. Faltó profesionalismo en todos los rubros de la industria. Obviamente no se puede generalizar, pero padecimos que ganaderos vendieran toros chicos, carteles con falta de sensibilidad taurina, se ignoró a la afición, los inmuebles en su mayoría descuidados, toreros sin el hambre de ser, cada vez menos medios con cobertura taurina, amiguismo por todos lados.

Insisto, no nos salvamos ninguno; hoy, tras el palo, sabemos que algo nos faltó. Es momento de analizar y tomar acción, con verdadera convicción, valor y amor por el toreo en todas sus aristas.

Los atropellos continúan; el viernes pasado en Querétaro se inauguró la Plaza de Toros El Salitre. Una vez empezado el festejo, llegó Protección Civil con un amparo federal y clausuró. Un atropello más. Una injusticia, otro golpe mediático. Otro acto en contra de la libertad por quienes dicen defender a los animales a costa de atropellar a sus semejantes.

Estamos siendo atacados por todos lados con actos absurdos, amparos que proceden por dudosas razones. Hoy está de moda el animalismo que terminará con los animales, regulando la ecología desde un escritorio, con líderes animalistas con traumas infantiles, inseguridades y un claro afán de protagonismo.

Vivimos tiempos complejos: el respeto es un valor casi extinto, la imposición de ideas y credos, políticos oportunistas y la ciudadanía en manos de la impunidad criminal.

Me despido recordando a un hombre que nos ha dejado; vivió en libertad y en plenitud. Buen esposo, buen padre y buen amigo. Un torero. No vistió nunca de luces y fue un torero de los pies a la cabeza. Descansa en paz, Eduardo Azcué.

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