Apuntes Globales

Fentanilo: México, en el banquillo de los acusados

Será a jalones y estirones, ya no por la vía diplomática, como Washington presionará a México a actuar y reducir los montos de fentanilo que cruzan a diario la frontera común.

“Por lo pronto tendré el corazón roto y nunca sanará. El sentido de mi vida ya sólo es que al final te volveré a ver”.

Senador Tim Scott, republicano de Carolina del Norte.

Esta es la frase de un padre que perdió a su hijo adolescente por una sobredosis de fentanilo y que leyó el legislador en la audiencia en el Senado sobre esa droga el pasado miércoles 15 de febrero.

La audiencia fue convocada por el Comité de Asuntos Internacionales de la Cámara alta, presidida por el senador Bob Menéndez (demócrata de Nueva Jersey). Tuvo como testigos a la directora de la Agencia para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), Anne Milgram, el director de Política Nacional de Drogas de la Casa Blanca, Rahul Gupta, y el subsecretario de Estado para Narcóticos, Todd Robinson.

El Senado hizo su trabajo. Cuando crece el clamor y preocupación popular por un problema, en este caso las muertes por fentanilo, se llama a comparecer a las autoridades del Ejecutivo federal para evaluar las dimensiones del problema y se traslada a la agenda legislativa.

Los testigos de la audiencia pusieron en el banquillo de los acusados a dos países: México y China.

¿Qué significa esto para la relación bilateral?

Primero, considero que este evento marcará el inicio de un bombardeo hacia nuestro país por su incapacidad de frenar el contrabando de esa droga. No es un tema nuevo. Es más, podría decirse que el Capitolio se había tardado en tomar cartas en el asunto.

En 2010, hubo 21 mil decesos por sobredosis de opioides. En 2017 las muertes llegaron a 47 mil y, en 2022, a 108 mil. Aproximadamente, el fentanilo representa 70 por ciento de esos decesos. Es decir, en la última década el problema fue exacerbándose y haciendo eco en los pasillos de poder de Washington, hasta llegar este año al informe anual del presidente Biden ante el Congreso y a una audiencia en el Senado esta semana.

La explicación que dio el miércoles la directora de la DEA, Anne Milgram, fue clara y escueta: el precursor químico se produce en China y de allí llega a México, donde se procesa en fentanilo, de donde cruza la frontera para llegar a manos del adicto estadounidense.

“México no está haciendo lo suficiente”, acusó.

Segundo, es una película que ya vimos los mexicanos y estadounidenses. En la segunda mitad de los 80, cuando la cocaína y su derivado, el crack, estaban haciendo estragos en las juventudes estadounidenses, el Congreso aprobó la Ley de Control a las Drogas, que impuso el proceso de certificación contra las drogas.

Desde 1987 hasta 2002, cada año se llevaron a cabo audiencias en el Congreso para “certificar” si México había o no cooperado con Estados Unidos. La no cooperación podría llevar a graves sanciones.

México nunca fue descertificado. Pero ocasionó roces y fricciones al por mayor. El mes de marzo era el de la evaluación legislativa y, generalmente, se convertía en un dolor de cabeza para nuestra Cancillería y embajada en Washington. Ponía en vilo, literalmente, a la relación bilateral en su conjunto.

Colombia fue descertificado cinco veces. Hoy México es el nuevo Colombia. Nuestros cárteles y el Chapo han sustituido a Medellín y a Pablo Escobar. La opinión pública del vecino será en 2023 y los años posteriores más dura con México.

Tercero, es un problema enorme para la salud social del vecino y México se ha tardado en otorgarle la atención que merece. El Washington de Trump y ahora el de Biden ha insistido con el tema. Varios años se nos resbaló, apuntando hacia China como responsable.

Ahora es un problema mayúsculo que tiene el potencial de volver a poner al conjunto de la relación bilateral en jaque.

No aprendimos de una película que ya vimos en los 80 y 90. Dejamos nuevamente que el problema creciera, se politizara y alcanzara las mayores cúpulas de poder de Washington.

Ahora será a jalones y estirones, ya no por la vía diplomática, como Washington nos presionará para actuar y reducir los montos de fentanilo que cruzan a diario nuestra frontera común.

Para desgracia de ambos países, es una droga tan potente que muy reducidas dosis son suficientes para causar la muerte.

El fentanilo nos condenará a buscar agujas en pajares en nuestra frontera común en los próximos años.

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