Apuntes Globales

Predicar con el ejemplo: la caravana en Tijuana

Rafael Fernández de Castro escribe que Tijuana, al fin ciudad de inmigrantes, ha seguido al centro del fenómeno migratorio en la última década.

San Diego, California.

Miembros de la caravana ya están en Tijuana y aquí se quedarán.

La reunión en la Ciudad de México organizada por el gobierno federal para coordinar los esfuerzos con los gobiernos de los Estados fronterizos se realizó hasta el miércoles pasado. Es decir, cuando los migrantes ya estaban en la frontera de nuestro país con Estados Unidos.

Durante el tránsito de la caravana por el país, hemos observado todo tipo de esfuerzos en los estados. Unos salieron bien librados como la propia Ciudad de México que los albergó en el Estadio Jesús Martínez "Palillo". Para otros fue más complejo. Jalisco se había preparado, pero el gobierno estatal decidió abortar los preparativos para acogerlos y aceleró su salida.

A diferencia de todas esas demarcaciones, el estado de Baja California, y en especial la ciudad de Tijuana, son punto de llegada. Al menos temporal. Acá los miembros de la caravana se quedarán semanas, meses e incluso años. La autoridad estadounidense procesa entre 40 y 80 solicitudes de asilo diariamente y tiene un rezago de 2 mil 500 solicitudes. De manera que va para largo.

Tijuana es la ciudad de la República con más experiencia migratoria, histórica y reciente. Durante el siglo XX fue el punto de cruce de los grandes volúmenes de migrantes indocumentados a Estados Unidos. De todo el territorio nacional, los emigrantes llegaban a Tijuana para de aquí internarse a Estados Unidos. A mediados de los noventa, con el endurecimiento de la frontera, los flujos empezaron, como el agua de los ríos, a buscar otras entradas y se desplazaron al este, a Sonora en particular.

Tijuana, al fin ciudad de inmigrantes, ha seguido al centro del fenómeno migratorio en la última década. Ha sido el mayor destino de connacionales deportados de Estados Unidos, cerca de 200 mil en los últimos cinco años.

También ha sido el punto de llegada para nuevas y particulares migraciones, como la de los haitianos hace tres años. De los cerca de 20 mil que llegaron para acceder a Estados Unidos, tres mil permanecieron en la demarcación y se han adaptado singularmente bien. Asimismo, en los dos últimos años han llegado flujos importantes de guerrerenses y michoacanos, cuyos estados presentan causas de expulsión migratoria similares a las de Honduras y El Salvador —violencia y marginación económica—. Este es por cierto un desplazamiento forzado a la sombra de los medios de comunicación y las autoridades, pero tan desgarrador como las historias de los migrantes centroamericanos.

La llegada de los contingentes de la caravana presenta desafíos importantes para Tijuana, para el país y la relación bilateral. Preocupa la politización y exageración de que ha sido objeto por parte de Donald Trump quien ha insistido que la caravana está integrada por Maras Salvatrucha y terroristas de Medio Oriente.

Esta distorsión de la realidad le permitió a Trump enviar a 3 mil 500 efectivos militares en la frontera, incluso mil 100 infantes de marina para fortalecer la frontera en Tijuana. Justo el miércoles, coincidiendo con la reunión tardía en la Ciudad de México, Trump despachó a su secretario de Defensa, el exgeneral John Mattis, a la frontera con Texas para reunirse con las tropas y enfatizar que esto es un asunto vital para la seguridad nacional.

Dos escenarios son especialmente preocupantes. El primero es que algún contingente de la caravana, ya sea de decenas o centenas, quisiera forzar su entrada como lo hicieron en la frontera sur de México. Serían rechazados, sin duda, con uso excesivo de la fuerza, lo que se traduciría en una tragedia con pérdida de vidas. Este escenario es grave en sí mismo y también por lo que significaría para la relación bilateral en su conjunto —dos socios comerciales que no pueden resolver maduramente un tema de migración y refugio.

El otro escenario es que, cuando miles de migrantes estén en la frontera, los medios de ultra derecha como Breitbart News, Infowars y Fox News volverán a sonar las alarmas. Y esas imágenes podrían llevar a su gran aficionado, Donald Trump, a cerrar temporalmente toda la frontera, como ya en su momento lo advirtió. Esto causaría un desastre inmediato económico y humano para la vida transfronteriza.

Los desafíos de la caravana para Baja California y la frontera son de largo alcance. México tiene que predicar con el ejemplo. Es necesario brindar ayuda humanitaria y abrir los canales institucionales necesarios para atender a los migrantes.

México por ningún motivo debe alimentar la retórica xenófoba que moviliza a la base de Trump y que perjudica a los migrantes en tránsito, a México y las relaciones con los vecinos del norte y del sur.

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