Cuando alguna cosa es importante para ti, inmediatamente te enfocas en resolverlo utilizando los recursos a tu alcance, y si esos recursos son insuficientes, se convierte en una prioridad conseguirlos y tenerlos a la mano o pedir ayuda para obtenerlos. Así sucede con casi todo en la vida. Si consideras importante contar con un espacio confortable para realizar tu trabajo, te haces de una oficina amplia, cómoda, ordenada, y la equipas con buenos sistemas de iluminación y aire acondicionado; si la salud tuya y de tu familia es importante, te provees de alimentos sanos, fomentas hábitos saludables de vida, acudes a los mejores médicos para la prevención y el remedio de las enfermedades que les amenazan.
Pero hay algunos asuntos a los que quizá por ignorar sus más profundas implicaciones, no prestamos la debida atención, y por consiguiente evadimos la responsabilidad de resolverlos probablemente de manera involuntaria. Tal es el caso de la biodiversidad.
¿Es importante la biodiversidad? ¿Cuánto? Digamos que es nada más y nada menos el tejido o la red mediante la cual se sostiene toda forma de vida en este planeta. La biodiversidad es el conjunto de toda la variedad de seres vivientes que existen, y que gracias a complejos y sofisticados enlaces de interdependencia, mantienen un perfecto equilibrio que está permanentemente amenazado. En ocasiones, algunos de esos enlaces se rompen o interrumpen, y la misma biodiversidad se encarga de establecer nuevos canales y amarres que permiten recuperar el equilibrio momentáneamente perdido, en otros casos el daño es mayor y puede tomar más tiempo y dificultades conseguir nuevamente el balance, o se precisa una intervención externa para repararlo.
El cambio climático es un fenómeno que propicia y acelera la interrupción de esa delicada red de dependencias, que además dificulta y retrasa el restablecimiento del equilibrio de un modo natural y ordenado, y podría en casos extremos propiciar un efecto en cascada que continúe causando impactos graves y casi irremediables en los ecosistemas.
Por estas y muchas otras razones es alta la importancia, yo diría esencial, de proteger la biodiversidad simultáneamente con los esfuerzos por detener el cambio climático y reducir o eliminar las emisiones de gases de efecto invernadero.
¿Qué hacer? En primer lugar poner el foco ahí donde se necesita, es necesario colocar estratégicamente la atención a temas de biodiversidad a la par de las medidas de mitigación y adaptación al cambio climático, divulgar ampliamente conocimiento relativo a ambos asuntos.
Adicionalmente perseguir la colaboración, este es un desafío que nadie puede vencer solo, es prioritaria la cooperación para lograr soluciones en la escala y con la amplitud que se necesita. Hay que definir estándares claros para la medición de indicadores, monitorear su avance, y rendir cuentas transparentemente. Y por último es preciso invertir sabiamente en soluciones tecnológicas, gestión de datos y otras medidas que aceleren la acción y permitan detener cuanto antes la peligrosa pérdida de biodiversidad que hoy amenaza a nuestro planeta.
Raúl Asís Monforte González.
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