Damos por sentado que al abrir el grifo, el agua emanará de él y la podremos utilizar con toda seguridad para el propósito que sea necesario. Así ha sido durante muchos años, por eso nos cuesta imaginar que ahora esté amenazada esa certeza y se encuentre el agua en riesgo de agotarse o volverse inutilizable en el corto o mediano plazos.
A nivel global, el agua enfrenta graves desafíos. Al día de hoy, 2.2 miles de millones de personas aún viven sin contar con agua potable gestionada de forma segura, eso incluye a 115 millones de personas que aún beben agua superficial. Aproximadamente la mitad de la población mundial está experimentando un escasez severa de agua, al menos una parte significativa del año. La lista de desastres de los últimos 50 años, la dominan desastres relacionados con el agua, los cuales aportan el 70 por ciento de todas las muertes relacionadas con desastres naturales. 153 países cuentan dentro de las inmediaciones de su territorio con al menos una de 310 cuencas de ríos o lagos y 468 sistemas de acuíferos transfronterizos inventariados. Las aguas transfronterizas representan el 60 por ciento de los flujos de agua dulce de todo el mundo. Y solamente 24 naciones reportan que todas sus aguas transfronterizas están cubiertas por acuerdos de cooperación.
El tema escogido por la ONU para este Día del Agua 2024, es “agua para la paz”. El agua es tan capaz de pacificarnos, como de detonar conflictos entre los seres humanos, especialmente cuando es escasa o está contaminada, o cuando las personas carecen de acceso a ella o éste es inequitativo. La prosperidad y la paz dependen del agua, por eso las naciones deben colocar la cooperación hídrica en el corazón de sus planes mientras gestionan adecuadamente el cambio climático, la migración masiva y la inestabilidad política. El agua nos puede conducir a salir de una crisis, y podemos perseguir una convivencia armónica entre las comunidades y los países, reuniéndonos alrededor de un uso justo y sostenible del agua, con acciones a nivel local.
Nos encontramos ante la urgente e imperiosa necesidad de unirnos todos en la protección y conservación de nuestro más precioso recurso, el agua. Para hacerlo, contamos con dos poderosos instrumentos, la re utilización y el reciclaje, cuyo tiempo para entrar en acción ha llegado y no debe demorarse más.
Un porcentaje muy bajo de las empresas tienen establecidas metas específicas de conservación de agua, objetivo que se encuentra muy rezagado detrás de los no menos importantes objetivos de reducción de emisiones de carbono o de residuos. Las compañías que adoptan programas de reuso y reciclaje, no solamente mejoran su desempeño operacional, sino que contribuyen a mitigar los riesgos relacionados con el clima y la sequía severa, progresando con eso hacia el logro de sus objetivos de sustentabilidad. Adicionalmente, los avances tecnológicos están haciendo que la re utilización del agua sea económicamente viable y cada vez lo sea más.
Por eso, es necesario apoyarse en políticas públicas robustas, que estimulen la adopción generalizada a partir de hoy y sin demora, de sistemas para reuso y reciclaje del agua.
Raúl Asís Monforte González.
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