El clima laboral está en constante evolución, y esta transformación se ha acelerado significativamente en los últimos años. Las empresas enfrentan el reto de adaptarse a estos cambios que demandan realizar una profunda evaluación de los valores que representan, especialmente en un contexto donde el bienestar, la satisfacción y la productividad de sus colaboradores son claves para su éxito.
En la actualidad, no basta con ofrecer salarios competitivos; las organizaciones deben alinear sus valores con los de sus empleados, quienes buscan algo más que un simple trabajo. Dos de estos valores que cada vez ganan más relevancia son la sostenibilidad y la equidad.
Un estudio reciente realizado por expertos del MIT ha revelado que un 40 por ciento de los trabajadores en distintos sectores estaría dispuesto a renunciar si percibiera que su empresa no cumple con sus compromisos de diversidad, equidad e inclusión (DEI). Además, un 26 por ciento consideraría cambiarse a una empresa más sostenible que en la que actualmente labora. Estos datos demuestran que las expectativas de los empleados han cambiado, y que su compromiso hacia una empresa depende en gran medida de si esta promueve valores éticos y sociales alineados con los de ellos. Para las empresas, ignorar estos aspectos puede ser un error estratégico costoso, especialmente en un contexto de alta competitividad por talento y recursos humanos.
En sectores como el de la construcción, este tema es especialmente relevante y desafiante. Tradicionalmente, la industria de la construcción ha sido percibida como una de las menos sostenibles debido a su impacto en el medio ambiente y sus prácticas laborales a menudo alejadas de la equidad. Sin embargo, en los últimos años, la industria ha comenzado a transformarse.
Cada vez más empresas están buscando implementar prácticas sostenibles, desde el uso de materiales reciclables hasta la adopción de tecnologías que reducen las emisiones de carbono. Aun así, estos esfuerzos deben ser continuos y consistentes para que realmente impacten la percepción de los empleados y de la sociedad en general.
La sostenibilidad y la equidad también son cruciales en términos de satisfacción y retención de colaboradores. Cuando los empleados sienten que están trabajando para una empresa comprometida con estos valores, tienden a estar más motivados y a desarrollar una mayor lealtad hacia la organización. En cambio, una empresa que no prioriza estos aspectos puede enfrentarse a altos índices de rotación y baja moral, lo que impacta directamente en su productividad y eficiencia.
Además, los colaboradores de hoy valoran el impacto social y medioambiental de su trabajo. No desean que su esfuerzo contribuya a una organización indiferente a los problemas globales y a las injusticias sociales. Buscan ser parte de algo más grande, de una organización que deje un legado positivo y que refleje un compromiso auténtico hacia un futuro más justo y sostenible.
La sostenibilidad y la equidad son más que una moda pasajera; son elementos esenciales que ayudan a las empresas a atraer y retener talento. Para mantenerse competitivas en el mercado laboral actual, las empresas deben adoptar una visión estratégica que incluya estos valores, no solo como un medio de mejorar su imagen, sino como una práctica esencial que fortalezca la satisfacción y productividad de sus empleados. Ignorar este cambio es arriesgarse a perder el talento que construye el éxito y la longevidad de cualquier organización.
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