Una columna publicada el 18 de octubre pasado sobre la corrupción sin freno que se ha dado en el gobierno en los cinco últimos años propició una reacción inesperada. Samantha Bárcenas, accionista mayoritaria de la empresa CBH+ Especialistas en Innovación Médica, reaccionó a una parte del texto donde se mencionaba que la víspera se había interpuesto una impugnación a un concurso de licitación de anestesias en el Seguro Social por 5 mil millones de pesos, por la presunción de que se había dado una simulación y que esa empresa se había coludido con Casa Plarre, una de las empresas de su exesposo Adrián Cervantes. CBH+ fue una de las ganadoras de la licitación y Plarre no. Pero en este campo de las licitaciones, que suelen ser por grandes sumas, la piel suele estar muy sensible y la señora Bárcenas envió una carta puntual, que de la misma forma se responde y contextualiza.
Sus dos primeros puntos son un deslinde “total y absolutamente” de los accionistas de CBH+, ella y el contador Jesús Bárcenas Aguilar, del Grupo Biossmann y todas sus empresas, cuyo accionista principal es Cervantes, y que cualquier mención a sociedades empresariales relacionadas con él estaba basada en documentos no actualizados.
No obstante, CBH+ y Casa Plarre comparten el domicilio de su establecimiento, sobre la avenida Cuauhtémoc, en la colonia de Doctores, de acuerdo con documentos de Cofepris. Más aún, un mes después de esa licitación, el 8 de agosto de este año, se presentaron de manera conjunta en otro concurso de la Secretaría de la Defensa Nacional para anestesias por 215 millones de pesos –licitación LA-07-110-007000999-N-613-2023–, donde también participó en el proceso Esterinova Puebla, una empresa de José Manuel Cervantes, primo de su exesposo.
El tercer punto de la carta de la señora Bárcenas señala que si bien las propuestas que se presentaron en el concurso del Seguro Social “tienen similitudes”, se debe a que Casa Plarre era uno de los proveedores de CBH+ en esa licitación, lo que fue referenciado en la propuesta. Las similitudes impugnadas, empero, no son con Casa Plarre sino con la otra empresa que también ganó la licitación, GNK Logística del Bajío, que participó conjuntamente con GNK Logística, por presentar los mismos catálogos de los equipos que utilizarían, aunque en los documentos que presentó GNK en la licitación, afirmó que se habían presentado al proceso “en forma independiente sin mediar consulta, comunicación, acuerdo, arreglo, combinación o convenio con competidor alguno”.
En el cuarto punto, la carta de la señora Bárcenas afirma que el monto adjudicado a CBH+ que se menciona en la columna (5 mil millones de pesos) fue asignado a dos empresas, CBH+ y GNK, “que fueron las únicas dos empresas que cumplieron con todos los requisitos de la licitación”. Sin embargo, la impugnación que se realizó contra el fallo de la licitación enumera varios requisitos que no se cumplieron, como es el caso de los catálogos.
A este respecto, la carta de la señora Bárcenas indica, en el quinto punto, que la sugerencia de que CBH+ alteró algún tipo de catálogo de proveedor, no es tal. La columna retomó de la impugnación la sospecha de que se entregó documentación alterada, incluidos los catálogos de equipo médico para cumplir con los requerimientos. La señora Bárcenas, no obstante, asegura que su empresa entregó todos los catálogos originales de los fabricantes, tal como los imprimen y ponen a disposición de sus clientes. En el caso de CBH+, todo indica que no todo lo que afirma es correcto. Existen varios documentos que sugieren una comunicación entre las dos empresas ganadoras para presentar el mismo equipo médico y la alteración de algunos catálogos por parte de ambas compañías.
Uno es un ventilador de emergencia y traslado, marca OxyMag, cuyo original presentó CBH+ y que de manera idéntica –aunque aparentemente escaneado– presentó GNK. Otro es un sistema de calentamiento de líquidos, fluidos y soluciones de infusión, de la marca Enthermics, que en el catálogo original aparece con un rango ajustable de temperatura específico y preciso, mientras que en el que se ofertó, el mismo casillero aparece editado, estableciendo rangos más amplios a los señalados. El mismo aparato que presentó editado GNK es idéntico al editado por CBH+.
El sexto y último punto de la carta de la señora Bárcenas precisa que “las dos empresas adjudicadas (CBH+ y GNK) no tienen ni han tenido ningún tipo de relación entre sí, por lo que la sugerencia de algún tipo de colusión es inexistente”. En efecto, como se desarrolla en la impugnación, no hay ninguna relación vinculante entre ambas, pero sobre 90 por cieno de la propuesta técnica que presentaron en sus propuestas al Seguro Social es prácticamente igual.
La columna publicada el 18 de octubre mencionaba que la señora Bárcenas había sido socia de Cervantes en una empresa que fundó su padre y de la cual se convirtió en la accionista mayoritaria, Aplicaciones Médicas, inhabilitada por la Secretaría de la Función Pública por prácticas monopólicas, y donde en la actualidad su exesposo tiene la propiedad mayoritaria, aunque un pequeño porcentaje permanece en la familia de ella.
La carta de la señora Bárcenas se da en medio del proceso de impugnación de la licitación que deberá resolver el Seguro Social una vez que haya revisado y analizado la documentación y los argumentos de ambas partes. Aunque las impugnaciones no son inusuales, tampoco son regulares en el sector médico. Siempre hay controversia en las licitaciones públicas y privadas, aunque no se formalicen las quejas porque, como se contextualizó en la columna, los organismos internacionales han documentado que las compras son las actividades gubernamentales más vulnerables a la corrupción, cuando el volumen de las transacciones y los intereses particulares están en juego y la complejidad de los procesos exacerba los riesgos de corrupción. Son varios los tipos de corrupción que explotan esas vulnerabilidades, como la malversación de fondos, los sobornos, los fraudes en la evaluación de las licitaciones, los contratos y las obligaciones. De eso sabemos bastante en México.