En algún momento en las próximas semanas comenzará a circular un libro clasificado por la editorial Penguin Random House en el género de “delincuencia empresarial”, cuyo público objetivo son “jóvenes adultos”. El libro de 288 páginas tiene como eje central a Marcelo Ebrard, y retoma una vieja averiguación previa sobre presuntos actos ilegales en la construcción de la Supervía, una vía de peaje que conecta los suburbios de la Ciudad de México al poniente, y que cuando fue jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal pudo concluirse tras más de tres décadas de intentos por construirse.
La reseña del libro dice que la obra, impulsada durante el gobierno de Ebrard, estuvo “plagada de irregularidades”, y que cuando el jefe de Gobierno dejó el cargo siete meses después de inaugurada, se la entregó al consorcio OHL-México, que hoy se ha transformado en tres empresas: Aleatica, Atco y Copri. El libro retoma una investigación de la Unidad de Inteligencia Financiera durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, que fue publicada en junio de 2023 por la revista Contralínea, que en el gobierno del expresidente Andrés Manuel López Obrador se convirtió en el vehículo de su ala radical para golpear adversarios.
El trabajo en Contralínea se publicó en el contexto del arranque de la sucesión presidencial cuando López Obrador dio a conocer sus corcholatas, como peyorativamente llamó a quienes aspiraban a la candidatura, donde desde un principio las dos figuras más fuertes eran Claudia Sheinbaum, a quien construyó por años, y Marcelo Ebrard, quien le cedió la candidatura presidencial en 2012 ante sus amenazas de ruptura, con la promesa de que él sería su sucesor.
La aparición del libro coincide con otro momento estelar de Ebrard, como la figura más importante de la presidenta Sheinbaum en la relación con Estados Unidos.
El expediente que publicó la revista fue integrado en marzo de 2015, por órdenes de Peña Nieto, que estaba sediento de venganza contra Ebrard. Lo señaló, sin prueba alguna, de haber filtrado al equipo de investigación de Carmen Aristegui los detalles de su residencia familiar de siete millones de dólares en Lomas de Chapultepec, que legalmente eran propiedad del Grupo Higa, cuyo presidente, Juan Armando Hinojosa, era muy cercano al expresidente desde que gobernó el Estado de México, donde tuvo contratos millonarios, y quien iba a construir el tren rápido México-Querétaro que finalmente no se hizo.
Aquel trabajo periodístico se le conoce como la ‘casa blanca’ y tuvo un enorme impacto en la opinión pública. Peña Nieto ordenó la investigación al secretario de Hacienda, Luis Videgaray, y se trabajó en la Unidad de Inteligencia Financiera a cargo de Alberto Bazbaz y del SAT, que encabezaba Aristóteles Núñez, que construyeron en menos de cinco meses un caso de corrupción y lavado de dinero. Ebrard se convirtió en un perseguido político y, para evitar ir a la cárcel, se fue del país.
Ebrard y toda su familia fueron sometidos a la acción del gobierno peñista. Les congelaron todas sus cuentas y les realizaron 19 auditorías. La investigación consta de 75 tomos y tiene 80 mil fojas. Poco más de un año después de haber sido iniciada, José Guadalupe Medina, fiscal especial para el Combate a la Corrupción en la entonces Procuraduría General de la República, le informó a la entonces titular, Arely Gómez, en 2016, que no había elementos para proceder. El secretario de Hacienda, José Antonio Meade, que relevó a Videgaray, le comentó a Peña Nieto que no veía elementos que inculparan a Ebrard. El caso se fue desmoronando y en diciembre de 2017 se decretó el no ejercicio de la acción penal. Ebrard quedó exonerado de cualquier cargo por el mismo gobierno que lo persiguió, que lo único que logró fue que no pudo ser diputado.
Cuando Contralínea preparaba su reportaje, buscaron al abogado de la familia Ebrard, Alejandro Pascal, quien le dijo a su director, Miguel Badillo, que era un caso aclarado y cerrado, ofreciéndole revisar todo el expediente. No lo hizo. La publicación hizo ruido, pero no lo descarriló de la contienda presidencial.
Poco antes, según recuerda el abogado, lo buscó el periodista Daniel Lizárraga, que era el jefe del equipo de investigaciones de Aristegui y editor del reportaje de la ‘casa blanca’, para decirle que estaba trabajando el caso de la Supervía para un libro, y recibió el mismo ofrecimiento que luego recibió Badillo.
Pascal no volvió a oír nada de Lizárraga hasta hace menos de dos meses, cuando buscó entrevistar a Ebrard. El abogado fue quien le dio una entrevista. Lizárraga y Claudia Solera, coautora del libro, que también ha hecho trabajos de investigación periodística, le pidieron documentos específicos sobre lo que estaban trabajando, pero ya no se volvieron a poner en contacto con él.
Ante la falta de comunicación, Pascal llevó los documentos a la oficina en México de Penguin Random House a entregárselos. Un editor se negó a aceptarlos porque no quiso firmar de recibido, por lo que Pascal llevó una copia a las oficinas de la editorial en Nueva York y envió otra a su cuartel general en Múnich. En Nueva York recibieron los documentos y días después Lizárraga se comunicó con el abogado, quien le entregó lo que había solicitado.
Se desconoce el contenido del libro y qué hallazgos lograron Lizárraga y Solera. Lo que dice la reseña no sugiere ninguno, pero es secundario porque su impacto se inscribirá en el contexto político, como sucedió con el reportaje de Contralínea en el arranque de la sucesión presidencial. La publicación del libro agarrará a Ebrard en el arranque de las negociaciones con la administración Trump, y probablemente será aprovechado por los muchos enemigos que tiene dentro del régimen.
Ebrard, a quien la Presidenta no le tiene mucha confianza, ha ido ganando espacios como un funcionario funcional, y es el secretario mejor calificado del gabinete, lo que le ha ganado odios reciclados en el ala dura del expresidente. El libro dará nuevos motivos para ataques a Ebrard y le quitarán, en muy mal momento, espacios de maniobra necesarios para la negociación en Washington.
Derecho de réplica
Sr. Director
Le solicito la publicación íntegra de la siguiente aclaración en relación con la columna ‘Ataques contra Marcelo’, de Raymundo Riva Palacio, publicada en las distintas versiones de El Financiero el 13 de febrero de 2025. En dicho texto se presentan al menos seis afirmaciones incorrectas o engañosas sobre una obra de los periodistas Daniel Lizárraga y Claudia Solera, mismas que requieren una precisión puntual para garantizar el derecho de las audiencias a la información veraz –pues contrario a la ética y técnica periodísticas, Raymundo Riva Palacio jamás los buscó, les preguntó su versión ni les solicitó entrevista a los autores o a la casa editorial–.
A continuación, se detallan los puntos a aclarar:
1. “El libro de 288 páginas tiene como eje central a Marcelo Ebrard”.
Aclaración: el libro aún no está editado, terminado, impreso ni publicado. Si los abogados de Marcelo Ebrard han tenido acceso a algún contenido, ello sería ilegal, ya que en nuestra calidad de autores no hemos ejercido nuestro derecho de divulgación. No hay paginación final.
2. “La reseña del libro dice que la obra, impulsada durante el gobierno de Ebrard, estuvo ‘plagada de irregularidades’”.
Aclaración: el libro no ha sido impreso ni publicado. Si los aludidos o los abogados de Marcelo Ebrard han tenido acceso a algún contenido, ello sería ilegal, ya que en nuestra calidad de autores no hemos ejercido nuestro derecho de divulgación. “La reseña del libro” que el columnista menciona, es en todo caso “una” reseña aparecida ex ante la edición y publicación del libro.
3. “La aparición del libro coincide con otro momento estelar de Ebrard, como la figura más importante de la presidenta Sheinbaum en la relación con Estados Unidos”.
Aclaración: el libro no ha aparecido. Pero la investigación para esa obra comenzó en marzo de 2020, hace cinco años, como consta en los contratos firmados por los autores con la editorial. El libro no responde a ningún tiempo político ni busca dañar a nadie, sino hacer un ejercicio periodístico ante posibles casos de corrupción al más alto nivel.
4. “Poco antes, según recuerda el abogado, lo buscó el periodista Daniel Lizárraga […] para decirle que estaba trabajando el caso de la Supervía para un libro, y recibió el mismo ofrecimiento que luego recibió Badillo”.
Aclaración: Daniel Lizárraga tuvo un solo encuentro off the record con el abogado de Marcelo Ebrard. En ese momento no se solicitaron documentos porque apenas se estaba estructurando el plan de investigación y determinando qué se requeriría. En el momento en que los reporteros necesitaron los documentos, se aceptaron.
5. “El abogado —Alejandro Pascal— fue quien le dio una entrevista. Lizárraga y Claudia Solera le pidieron documentos específicos, pero ya no se volvieron a poner en contacto con él”.
Aclaración: la entrevista con Alejandro Pascal se realizó el jueves 16 de enero de 2025 a las 18:00 horas en el Club de Banqueros. El acuerdo fue que el abogado entregaría los documentos en una nueva reunión que se volvería a celebrar en dicho club. Sin embargo, días después y sin previo aviso, llegó con un notario a las oficinas de Penguin Random House en Polanco para entregar documentos y exigir que cualquier empleado le firmara una carta autoinculpatoria en ausencia de los periodistas. Finalmente, y después de que se acordara el envío de los documentos en tiempo y forma, la documentación fue recibida el martes 11 de febrero a las 15:00 horas.
6. “Se desconoce el contenido del libro y qué hallazgos lograron Lizárraga y Solera. Lo que dice la reseña no sugiere ninguno, pero su impacto se inscribirá en el contexto político”.
Aclaración: como bien admite el columnista, él desconoce el contenido del libro, entre otras cosas porque jamás buscó a los autores o a la editorial y, contra la ética y técnica periodísticas, eligió quedarse con únicamente la versión del abogado de Ebrard.
Como se ha mencionado, la investigación comenzó hace cinco años, por lo que su desarrollo y aparición no responde ni a coyunturas políticas ni judiciales, y trasciende ampliamente la visión, versión y participación particular de cualquiera de las decenas de mencionados en esta investigación de interés público.
Solicito así que esta aclaración se publique en el mismo espacio y con las mismas características de su columna original, en cumplimiento de la ley antedicha.
Atentamente,
Daniel Lizárraga, lizarragad64@gmail.com
Claudia Solera, claudiasolera@gmail.com
Repuesta del columnista Raymundo Riva Palacio
En atención al derecho de réplica de los periodistas Daniel Lizárraga y Claudia Solera, les respondo brevemente lo siguiente:
1.- No hay afirmaciones “incorrectas o engañosas”, como sugieren en sus tres primeros puntos. Todo procede, como lo admiten, de la reseña ex ante, que no deja de ser una reseña realizada por la editorial y presentada a Indautor y dada a conocer.
2.- La paginación está señalada en esa reseña.
3.- La columna señala que la obra de la Supervía “está plagada de irregularidades”, que no es un juicio de valor mío, sino de la editorial que así lo señala en su reseña.
4.- La columna no señala que el libro ya apareció. De hecho comienza así: “En algún momento en las próximas semanas comenzará a circular un libro…”. Dicen que el libro “no está editado (ni) terminado”. El 8 de enero pasado Lizárraga habló con la oficina de Comunicación de Marcelo Ebrard para decirle que ya había pasado el filtro legal.
5.- Dicen los periodistas que la investigación del libro comenzó en marzo de 2020, y que no busca dañar a nadie sino hacer un ejercicio periodístico “ante posibles casos de corrupción al más alto nivel”. La reseña de la editorial enfoca la temática del libro en la construcción de la Supervía, que es un caso cerrado, con el no ejercicio de la acción penal, en diciembre de 2017, muchos años antes de que iniciaran la investigación sobre esa investigación concluida.
6.- Dice Lizárraga que sólo tuvo “un solo encuentro off the record con el abogado de Ebrard”. De acuerdo con una bitácora de sus reuniones que solicité al abogado de Ebrard, lo vio el 16 de mayo de 2023, cuando el abogado le ofreció todo el material del caso y el periodista dijo que “era demasiada información”. Tuvieron contacto por WhatsApp el 23 de mayo de 2023, el 4 y 6 de febrero pasado.
7.- Admite Lizárraga que no aceptaron los documentos, hasta que “los necesitaron”. Es mentira. Se los ofrecieron en mayo de 2023, y los rechazó. Se los llevaron a la editorial, donde le consultaron por teléfono si los recibían, y dijo que no. Recibió la documentación hasta el 11 de febrero, después de que, ante la negativa en México de recibirla, el abogado de Ebrard llevó una copia a las oficinas de la editorial en Nueva York, donde sí la recibieron.
8.- Lizárraga ofreció el 16 de mayo de 2023, cuando se negó a aceptar la documentación, enviar sus preguntas. No lo hizo hasta el 6 de febrero. El abogado le respondió que la información ya la tenían él y su editorial en Nueva York.
9.- La entrevista con el abogado se buscó para obtener su versión de lo que se va a publicar. La editorial dejó en claro cuál era el contenido del libro en su reseña y su notificación al Indautor. No había nada que pudieran aportar al estar focalizados, tanto por lo que señaló la reseña como por lo que explicó el abogado de Ebrard sobre sus comunicaciones con Lizárraga, en una investigación vieja y sobreseída.
10.- Lo central de la columna, a mi juicio, era el contexto político en el cual se iba a publicar un libro que, por lo demás, habrá que ver si una vez publicado no revela nada nuevo sino recicla una acusación que se cayó por falta de elementos.
Atentamente
Raymundo Riva Palacio