Nadie puede negar que Marco Antonio del Toro, el abogado del líder minero Napoleón Gómez Urrutia, que se autoexilió en Canadá hace más de un lustro para evitar a la justicia mexicana, es talentoso. Comenzó a decir a la prensa hace 15 días que Interpol había decidido "borrar" de sus archivos toda la información que su oficina en México le había enviado sobre su cliente, por considerar que no era un asunto legal, sino político, a fin de preparar el terreno para lo que creía vendría días después, el amparo para Gómez Urrutia en contra de la orden de aprehensión por un fraude a mineros por 55 millones de dólares.
Gómez Urrutia esperaba que con el regreso del PRI al poder, su suerte iba a cambiar. Durante meses envió mensajes a la Secretaría de Gobernación que estaba listo para negociar lo que fuera necesario a cambio de su libertad. La semana pasada regresó a la realidad. El tribunal en donde se había interpuesto el amparo, lo rechazó por considerarlo infundado, y ratificó la orden de aprehensión. Del Toro repitió el lunes a la prensa lo que dijo hace dos semanas y logró reciclar su misma declaración, como información nueva.
Del Toro llevó el caso al campo de la política, con lo que relegó en términos mediáticos la orden de aprehensión, fue otorgada durante el gobierno de Vicente Fox y ratificada durante los de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, por la demanda que interpuso la cooperativa Veta de Plata, que lo acusó de haber cometido un fraude en perjuicio de 10 mil mineros en 2005, al violar un fideicomiso formado 16 años antes cuando, durante el proceso de privatización de minas en 1989, se acordó que al concluir el pago de la venta, el 5 por ciento de ese monto -55 millones de dólares-, sería entregado al sindicato, que se había comprometido a entregar su parte correspondiente a los trabajadores.
El delito fue descubierto por la Unidad de Inteligencia Financiera y la Comisión Nacional de Valores y Cambios, particularmente por el manejo en la cuenta 10964526 de Scotiabank Inverlat a nombre del sindicato minero, desde donde se realizaron nueve retiros por 44 millones 767 mil 765 dólares a destinatarios que nunca debieron haber recibido esos recursos, que son:
1. El 28 de marzo de 2005 se traspasó un millón de dólares a la cuenta 453375811 de Bancomer a nombre del sindicato, y en cuya tarjeta universal de firmas aparecen autorizados para librar contra la cuenta únicamente Gómez Urrutia y Héctor Félix Estrella, en ese momento tesorero del sindicato, de forma mancomunada.
2. El 4 de abril se retiraron 5 millones de dólares para comprar divisas.
3. Al día siguiente se transfirieron 10 millones de dólares a la cuenta
614-40022 de Citibank en Nueva York, a nombre del sindicato.
4. El 4 de mayo se hizo un depósito por 460 mil dólares a la misma cuenta de Bancomer.
5. El 20 de mayo se abonaron 4 millones de dólares a la cuenta de Citibank del sindicato a través de Bearn Sterns Securities de Nueva York.
6. El 30 de junio se depositaron 500 mil dólares a nombre de Félix Estrella, en la cuenta de Bancomer.
7. El 15 y el 18 de julio se transfirieron 22 millones 500 mil dólares a la cuenta 446505007 de Bancomer a nombre de Consultoría Internacional Casa de Cambio, para que los transfiriera a tres cuentas del sindicato: la 147326521 de Bancomer; a la 402959055 de Scotiabank Inverlat; y a una de HSBC, cuyo número de cuenta no figura en el cuadro de retiros.
8. El 13 de septiembre se realizó un depósito de 603 mil 840 dólares a la cuenta 446605007 de Bancomer a nombre de Consultoría Internacional Casa de Cambio, para que ésta transfiriera los recursos a la cuenta 82616270 del Laredo National Bank, en Laredo, Texas, a nombre de María del Carmen Páez Martínez de la Garza Evia, una empresaria de Monterrey, presunta prestanombres de Gómez Urrutia.
9. Y el 14 de diciembre se realizó una operación idéntica a la anterior, con la misma beneficiaria, por 703 mil 925 dólares.
De los 9 millones que aún no aparecen, 2 millones 960 mil dólares fueron operaciones indirectas de la cuenta de Scotiabank Inverlat, ordenadas por Félix Estrella a Consultoría Internacional Casa de Cambio para que depositara en cuentas de personas físicas y morales ajenas a los depositarios legales. Hubo otras dos transferencias de la cuenta de Bancomer 0146591035 por un millón 900 mil dólares a la cuenta de Páez Martínez, y poco más de 7 millones de dólares transferidos, a través de la misma casa de cambio, a nueve personas, incluidas Félix Estrella, Gómez Urrutia, su familia y prestanombres, y a tiendas de muebles, cocina, arte y blindados.
Esta ingeniería financiera es lo que Del Toro no ha podido demostrar que fue legal. El abogado afirma que Gómez Urrutia puede viajar a donde sea, y el mismo líder ha dicho que no tiene problemas en ir a México. Hasta hoy eso no ha sucedido, porque en el fondo saben que si lo hace, la cárcel lo espera porque tener 55 millones de dólares en bolsillos particulares, sigue siendo algo jurídicamente inexplicable.
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Arqueología de un fraude
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