Sobreaviso

El más acá

Siempre es interesante hablar del más allá, pero a veces es más importante atender el más acá.

La verdad, ¿quién no ha caído en la tentación de explorar el más allá a fin de prolongar de algún modo la vida o tentalear lo desconocido nomás por no dejar?

Al margen de la respuesta, la evidencia exhibe como presa de esa seductora idea a los dirigentes políticos, sobre todo a aquellos que se sienten con derecho de apartado en el futuro y a un nicho perpetuo en la historia. Y, a confesión de parte, relevo de pruebas, el presidente de la República –al cual no sobra desearle buena salud y larga vida– es uno de ellos.

El mandatario no asombra al anunciar tener por escrito su última voluntad política. Sí, en cambio, desconciertan los analistas que se enganchan con el tema y repudian el testamento porque, según su temor, con ese desconocido documento y en ausencia, el Ejecutivo se podría saltar las trancas constitucionales, designar a quien podría ocupar Palacio en 2030 –el sexenio inmediato lo tiene ya casi resuelto– y fijar cuántas estaciones más deberá tener el Tren Maya en ese entonces. Como si la ambición y la lucha por el poder no deparara sorpresas que, con frecuencia, esfuman los designios.

El problema de entrarle a debatir el más allá, es que en el más acá hay problemas complicados y desafíos interesantes que urgen atender hoy, no mañana.

En cuanto a desafíos inmediatos, los petroleros están a la vista.

Hoy concluye la campaña de los veinticinco aspirantes a encabezar al poderoso sindicato de ese gremio y, en un ejercicio inédito –como bien dice la secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde Luján–, el lunes votarán a quien los representará. Se dice fácil, pero ese sí constituye un hecho histórico. Un suceso donde se juntó el hambre con la necesidad: la convicción de impulsar la libertad y la democracia sindical con la condición impuesta por el acuerdo comercial suscrito con Estados Unidos y Canadá.

Inédito e histórico por múltiples razones. Hay un registro de alrededor de 70 mil votantes de un padrón de 87 mil. Hubo campaña e, incluso, los candidatos expusieron en el espacio de la conferencia presidencial matutina su programa. Habrá voto directo, secreto y electrónico, a partir del Sistema Remoto de Votación Laboral (Sirvolab) que estará abierto el lunes desde las cero hasta las diecinueve horas, esperando arrojar un resultado preliminar horas después.

Aun con tropiezos y errores, ese ejercicio significa el desmantelamiento del sindicalismo corporativista que tantas fortunas, privilegios, posiciones y prebendas dio a la élite, dueña de los sindicatos, así como al otrora poderoso partido tricolor. Los petroleros dejarán ver si apoyan con su participación ese giro enorme en la cultura política-laboral y quienes aspiran a representarlos si entienden el signo de los tiempos. Sin embargo, sobre la base de la elección previa en las 36 secciones de ese sindicato, el grupo de Carlos Romero Deschamps se hizo de 28, la oposición fragmentada a esa corriente sólo de cuatro (por haber pulverizado el voto) y cuatro más están en litigio, cabe entonces que la inercia triunfe todavía y Ricardo Aldana, apéndice de Romero Deschamps, se haga de la secretaría general del sindicato. Aun así, el ejercicio es tan interesante como prometedor.

Ese desafío del más acá importa más que el debate sobre el más allá.

Los problemas inmediatos no son pocos y amenazan con generar otros de mayor calibre.

Desde esta tarde y a lo largo del fin de semana, la bancada senatorial de Morena sostendrá reuniones por separado y de conjunto donde se ventilará un asunto delicado. El malestar de casi la mitad de los integrantes por la creación y actuación de la Comisión Especial para Investigar Abusos de Autoridad en Veracruz, donde gobierna el morenista Cuitláhuac García, quien goza del apoyo del presidente López Obrador y la precandidata Claudia Sheinbaum.

Con ese motivo –o, quizá, pretexto–, los senadores opuestos a la coordinación parlamentaria de Ricardo Monreal quieren ajustar cuentas con el zacatecano y someterlo, sino es que deponerlo. Posibilidad esta última que niegan los portavoces del malestar, los senadores César Cravioto y Antares Vázquez, pero no descarta el mismo Monreal.

Posiblemente la renuncia del senador emecista Dante Delgado a continuar al frente de esa Comisión atempere los ánimos al interior de aquellos senadores de Morena, pero lo cierto es que ese pleito augura una guerra intestina en el marco de la sucesión presidencial.

Desde luego, genera curiosidad la última voluntad presidencial, pero urge conocer su voluntad sobre este particular. ¿Qué quiere? ¿Controlar la carrera presidencial, descartando ya a quienes no quiere ver en ella; sacar las iniciativas legislativas pendientes; proteger al gobernador de Veracruz, pese a los abusos y las víctimas; mantener o no la unidad y cohesión en su partido? ¿Cuál es esa próxima voluntad?

Por los indicios, la reforma del sector eléctrico difícilmente se legislará en el periodo ordinario del Congreso que inicia el próximo martes. Según el partido tricolor, se atenderá hasta después de las elecciones de junio.

Imaginar que, a causa de esa iniciativa, la tensión con los intereses y representantes de Estados Unidos y otros países se mantendrá casi a lo largo del primer semestre y, con ella, la incertidumbre que ahuyenta a la inversión no supone el riesgo de provocar un cortocircuito, sino de alentar la estanflación, cuyos barruntos amenazan la recuperación económica.

Como en el caso anterior, en este y otros proyectos legislativos se requiere de una decisión clara antes de generar un mayor nerviosismo.

¿Cuál es esa voluntad?

.

Sí, siempre es interesante hablar del más allá, pero a veces es más importante atender el más acá.

COLUMNAS ANTERIORES

¿Cuidar u operar el legado?
Pintando la raya

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.