Economista en Jefe de INVEX

Obstáculos para reducir el déficit público

Luce complicado reducir el déficit en un año, en un entorno de desaceleración económica, sobre todo con la cautela que los inversionistas muestran al inicio de cualquier administración.

El Dr. Rogelio Ramírez de la O, actual titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), anunció en días pasados que la virtual presidenta electa de México le solicitó continuar al frente de dicha dependencia “por tiempo indefinido”.

Entre los puntos que detalló el secretario en una llamada con inversionistas, y posteriormente a través de un comunicado de prensa emitido por la SHCP, resaltó el de reducir “el endeudamiento generado cada año de cara a 2025 […] en torno a 3% del PIB.”

De acuerdo con los Pre-Criterios Generales de Política Económica 2025 de la SHCP que se publicaron en marzo de este año, el déficit público expresado en por ciento del PIB pasaría de 5.0 por ciento en 2024 a 2.5 por ciento en 2025. De acuerdo con Hacienda, entre otros factores que permitirían lograr esta meta destaca el de una reducción del gasto neto pagado de 26.9 por ciento a 24.0 por ciento del PIB entre un año y otro. El Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP), la medida de deuda más amplia en nuestro país, se mantendría alrededor de 50 por ciento del PIB.

¿Es realmente viable que la siguiente administración logre una reducción tan abrupta del gasto durante su primer año de gobierno? En particular, ¿se podrá reducir la presión de un mayor gasto si la siguiente mandataria se comprometió a concluir las obras emblemáticas de López Obrador y, con una mayoría prácticamente calificada en el Congreso, probablemente busquen extender el alcance de algunos programas sociales vigentes al elevarlos a nivel constitucional?

Preocupa que algunas de las reformas que se delinean en el sitio personal del presidente actual (https://lopezobrador.org.mx/20-iniciativas-de-reforma-a-la-constitucion) pudieran generar un mayor desembolso de recursos públicos para llevarlas a cabo. Entre estas reformas destacan la de aumentar el monto de pensión para adultos mayores año con año y principalmente, la tasa de reemplazo de 100 por ciento para trabajadores jubilados, así como garantizar la preeminencia del Estado en la industria eléctrica, hecho que podría generar fuertes costos en términos de eficiencia operativa para el gobierno si se elimina cualquier posible participación del sector privado.

Por otra parte, podría argumentarse una reducción del gasto a través del ahorro que pudieran generar otras reformas o por aplicar los principios de austeridad republicana durante el sexenio de Claudia Sheinbaum. Si bien esto podría ser viable, hay que recordar que no hay un análisis costo-beneficio claro de las 20 reformas pendientes. Respecto a la austeridad, recordemos que al inicio del sexenio del presidente López Obrador se llevó a cabo una reestructura muy importante del aparato gubernamental, donde incluso se registró la desaparición de subsecretarías completas. ¿Hay campo para más reducciones sin que esto afecte significativamente el funcionamiento del siguiente gobierno?

¿Sería un mayor crecimiento? Tal y como lo expresó en su momento una de las principales asesoras económicas de la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum busca “una política industrial, comercial y de atracción de inversiones”. Asimismo, apoya el uso de energías limpias. A pesar de la presión que podría ejercer una mayoría abrumadora del partido oficial en el Congreso de la Unión, la nueva presidenta busca nuevas inversiones para el país. ¿Será el crecimiento la variable que permita reducir el déficit? También hay que tomar en cuenta que una parte importante de nuestro crecimiento proviene de la demanda externa, principalmente Estados Unidos, en donde también se celebrarán elecciones presidenciales este año.

Luce complicado lograr una reducción del déficit tan importante y en tan sólo un año en un entorno de desaceleración económica en México, sobre todo con la cautela que los inversionistas generalmente muestran al inicio de cualquier administración. De hecho, a menos que se busque la manera de incrementar la recaudación, sin que por el momento contemplemos la posibilidad de una reforma fiscal, el déficit probablemente oscilará alrededor de 5 por ciento del PIB un par de años más.

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