Director general de INVEX Operadora

De decepciones y oportunidades

El autor considera que si bien hay ausencia de decepciones, en el caso de la más importante seguiremos quedándonos cortos: la ausencia de crecimiento.

Director General de INVEX Operadora

El resultado de las elecciones de la semana pasada generó a final de cuentas un sentimiento positivo en la visión que tienen los mercados con relación a México. El punto nodal al parecer es la relativa dilución del control del Congreso por parte del gobierno y la menor posibilidad de que se realicen cambios constitucionales, tradúzcase en la permanencia en funcionamiento del INE por un lado y en la posibilidad de una contienda abierta dentro de tres años.

En una evaluación que intenta ser objetiva, en el plano económico-financiero hay varios puntos resaltables de la actual administración. La apuesta por la estabilidad es uno que genera una primera decepción a los detractores, quienes anticipaban un desastre en el transcurso del sexenio se han topado con hechos que no lo demuestran.

Puede ser criticable la orientación del gasto, los recortes a muchas dependencias importantes, incluso la disposición de recursos de rubros que suponen una previsión; a pesar de ello, la elevación de la recaudación y el sostenimiento del déficit fiscal acotado, así como el bajo crecimiento del nivel de endeudamiento es algo que me parece sostendrá la decepción para los que auguraban una catástrofe en las finanzas públicas.

Otro aspecto resaltable en la apuesta por estabilidad es la rápida negociación y puesta en marcha del T-MEC. Desde su inicio la administración no ha manifestado ningún punto de desacuerdo con mantener la liga económica con Estados Unidos y Canadá. Basta ver lo útil que está siendo en la actual etapa de recuperación para mencionar que ahí también hay un punto de apoyo.

Por último, la presencia de la pandemia no nos permite saber si efectivamente estamos en una trayectoria de crecimiento mejor que la de años anteriores.

Ahora el presidente López Obrador anuncia cambios en el gabinete económico. Los comentaristas señalan que éstos apuntan a que no habría una desviación en las prioridades que pretenden consolidar el proyecto político. Se anticipa también una discusión en temas fiscales que pueden dar lugar a una reforma que intente recaudar más recursos.

Si bien hay ausencia de decepciones, creo que en el caso de la más importante seguiremos quedándonos cortos: la ausencia de crecimiento. Hoy se proclama con entusiasmo que este año habrá un crecimiento tal vez cercano al 7.0 por ciento. Es un engaño pensar que de ese tamaño es la trayectoria de crecimiento de nuestra economía en el mediano plazo. Después de una recesión de -8.3 por ciento, el aumento de este año no nos deja en el nivel de actividad que había previo a la pandemia que, dicho sea de paso, era nulo.

Ojalá y con el cambio de sentido que implica sobrepasar las elecciones intermedias y con un nuevo secretario de Hacienda, en el gobierno puedan reflexionar en que la mejor plataforma para consolidar su proyecto es priorizar la vuelta a un auténtico crecimiento que no solo dependa de la recuperación de la economía norteamericana.

México no crece desde hace muchos años, y tres años más de alto desempleo y escasa inversión no pueden augurar nada bueno cuando entremos en la discusión de cualquier proyecto más allá del 2024. Si el gobierno logra instrumentar acciones que generen crecimiento vía inversión pública y no obstruyendo los espacios en donde puede fluir la inversión privada, tal vez al final del sexenio en el tema económico y de estabilidad financiera consiga cerrar más de una boca.

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