Director general de INVEX Operadora

¿Banxico brasileño?

Un aumento de medio punto podría impactar en el corto plazo a los mercados y generaría una reacción positiva por ver una Junta de Gobierno decidida a cumplir con su mandato.

Esta semana está programada una reunión de la Junta de Gobierno de Banco de México y su correspondiente comunicado. El instituto central ya anunció que aportará más información para mejorar su estrategia de comunicación. Nos enseñarán sus pronósticos de inflación más actualizados y el sentido específico de la votación de cada uno de sus integrantes. Seguramente habrá más claridad de la visión de la Junta y de las posibles acciones hacia delante. La duda es la magnitud de estas acciones.

El fenómeno de una inflación que se destapó al alza en este año no es exclusivo de nadie. En el mundo desarrollado la inflación se ubica en niveles récord que en otras épocas serían preocupantes. Ahora, la situación provocada por la pandemia ha hecho que los bancos centrales toleren una inflación mayor y concentren su mandato en controlar los precios dentro de un promedio móvil, no de un objetivo fijo. Por eso hasta la fecha no han cambiado su postura hacia una de menor laxitud.

En el mundo de los países emergentes la situación es otra. Al menos entre los más relevantes. En Brasil, contraparte directa de México, la inflación anual ha subido de 4.57 por ciento en el cierre de 2020 a un nivel de 8.35 por ciento al cierre de junio. Lo anterior ha provocado una reacción violenta de alza de tasas por parte del banco central. Desde marzo, el Banco do Brasil ha elevado en cuatro ocasiones su tasa de referencia, en 75 puntos base cada una y la última, la semana pasada, en un punto porcentual; con ello totaliza un aumento de 325 puntos base.

En Rusia, la inflación anual ha aumentado en el mismo lapso (diciembre de 2020 a junio de 2021) de 4.90 a 6.50 por ciento. ¿Cuál fue la reacción del banco central? Subir la tasa de referencia en 225 puntos base hasta ahora; en las dos últimas ocasiones en saltos de un punto porcentual.

Entiendo que la historia demuestra que tales bancos centrales normalmente han sido agresivos en sus decisiones de política monetaria para ambos lados. El año pasado, al presentarse las presiones ocasionadas por la pandemia bajaron muy agresivamente sus tasas.

Lo que es notorio también es que el Banco de México parece ir detrás de la tendencia en ambas direcciones. La Junta de Gobierno todavía decidió reducir la tasa de referencia en enero de este año (de manera unánime, por cierto). A partir de entonces, el aumento en la inflación ha sido similar al que hemos visto en las contrapartes mencionadas, de 3.15 por ciento registrado en diciembre de 2020 a 5.88 por ciento al cierre de junio de este año.

Ya sabemos que ‘no es falso’ que los precios de la energía eléctrica subieron fuertemente en julio y que la tasa anual está distorsionada por el efecto de base de comparación. Es de esperarse que el resultado de la inflación en el mes vuelva a superar las expectativas y ubique de nuevo la inflación anual cerca de 6.0 por ciento. De hecho, las estimaciones de las mesas de dinero y analistas en la encuesta que elabora Citibanamex sugieren que la inflación anual se quedará muy cercana a 6.0 por ciento a fin de año. Y el Banco de México, en el balance, no ha subido las tasas de interés, éstas se ubican en el mismo nivel que estaban en diciembre del año pasado.

Me parece que hay espacio para que la Junta de Gobierno fuera más agresiva si lo desea. Un aumento de medio punto podría impactar en el corto plazo a los mercados, pero también generaría una reacción positiva de los participantes por ver una Junta de Gobierno que, además de comunicarse mejor, está más decidida a cumplir con su mandato. Vamos viendo.

COLUMNAS ANTERIORES

De decepciones y oportunidades
¿Qué tan temible es el repunte de tasas?

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.