Este método para elegir candidatos es siempre cuestionado. Primero porque requiere de imparcialidad y piso parejo a fin de que sea una competencia justa. Segundo, porque siempre puede prestarse a manipulación por algún candidato que movilice el voto, o por un tercero que sabotee el proceso. Tercero, porque el o los perdedores pueden alegar fraude y romper el proceso. Cuarto, porque al enfrentar a los votantes, los que pierden se alejan del movimiento y no ejercen su voto. Quinto, porque su costo puede resultar excesivo para algunos críticos y descalificar el procedimiento. Sexto, porque la autoridad que hará la declaratoria del ganador puede cometer errores. En fin, críticas abundan.
Pero por el momento que vivimos, la alianza Va por México, si toma una decisión cupular, la legitimidad de la candidatura presidencial quedará en entredicho y muchos pueden desilusionarse de un proceso cerrado y excluyente, que no se diferenciaría del dedazo que decidirá en Morena. Por eso es necesario reinventar la política con base en la participación ciudadana o la democracia no avanzará.
Ya el PAN puso sobre la mesa de la reforma electoral el tema de elecciones primarias realizadas por el INE para elegir algunas candidaturas, pero la oposición de Morena es clara. No les gusta el método, porque ni son un partido, ni tampoco quieren contradecir la decisión de su líder. Y tras el desaseo de sus elecciones al congreso nacional es claro que la violencia privaría en un ejercicio de este tipo. Los enfrentamientos entre los precandidatos serían de un desaseo peor al que ya observamos. El dedito da más seguridad.
Pero las primarias, al menos para el Frente Cívico Nacional, son la solución para lograr una candidatura de unidad con la mayor participación posible. Que unifique partidos y sociedad en una elección legitimada por un proceso que se complemente con un gobierno de coalición. Es decir, con un cambio en la gobernanza para privilegiar la pluralidad frente a las decisiones de un solo hombre.
Se trata de cambiar los equilibrios para el ejercicio de gobierno con un gabinete plural, con una alianza legislativa, que analicen y debatan las mejores opciones para reconstruir al país del daño hecho. De tomar las decisiones conforme a un programa, cuya propuesta sean las causas de la sociedad, expresada en el sufragio, en temas cruciales como seguridad, salud y educación, hoy casi inexistentes.
Este cambio del sistema político, de equilibrios plurales, ayudaría a mejorar los nombramientos en la Suprema Corte de Justicia y en los órganos autónomos, con profesionales de experiencia, con méritos en su desempeño y cualidades para cumplir con sus tareas con profesionalismo, sin improvisaciones. México lo necesita.
Las primarias son, por tanto, un método para lograr el triunfo en 2024, a fin de recuperar la democracia, la libertad de expresión, el cuidado de mujeres y de la niñez. Es el rescate del autoritarismo y la militarización. No es un proceso aislado, es un paso para seguir impulsando cambios. No se trata de regresar al pasado, sino de recuperar nuestro futuro. Es abandonar un presidencialismo agotado, para abrir el sistema a decisiones plurales, con participación ciudadana, que se retroalimentará e impulsará en el proceso.
Tampoco es un ejercicio de unir membretes. Se trata de abrir los partidos a la verdadera participación política de ciudadanos y no solo de burócratas que defienden posiciones como feudos de poder. Aquí todos ponen. Los partidos, la sociedad y sus organizaciones, las comunidades y grupos vulnerables, para defender derechos y mejorar la calidad de nuestras instituciones tan derruidas por la ignorancia y la falta de compromiso con sus fines.
La política no debe degradar ni a las personas, ni a las instituciones creadas para cumplir metas sociales, para mejorar la vida de toda la población. La política es el punto de encuentro, del debate, de las libertades, de las propuestas, de las decisiones de políticas públicas. La democracia es la unidad de lo diverso, en una convivencia que aproveche potenciales de las diferencias para lograr mejores tomas de decisión.
La democracia no es la panacea, pero cuando florece y madura, es el mejor método para el encuentro entre sociedad y gobierno en el logro de metas comunes, de convivencia pacífica, de atención a las partes más vulnerables del entorno social y de las regiones del país.
Primero los pobres no implica crear más pobreza para manipular a través de dádivas que no la resuelven, la prolongan y la utilizan como clientelas electorales. Es imperativo combatir la pobreza. Para tal efecto hay que crear empleos, capacitar y educar a la población en los nuevos mercados de trabajo que se están abriendo, impulsar la inversión productiva y la infraestructura necesaria para el transporte, la conectividad, no con elefantes blancos.
Así pues, busca o escribe a tu diputado y pídele que apoye las elecciones primarias organizadas por el INE, para dar seguridad al proceso y contar con las mejores candidaturas que determine la ciudadanía. Es un primer paso para cambiar al país. Tú decides.