Rosario Guerra

¿Y las fuerzas armadas?

La decisión de no regresar a los militares a los cuarteles tenía sentido como medida de apoyo, en tanto se capacitaba, profesionalizaba y dotaba de equipo a las policías, federal, estatal y municipal.

Es la violencia y la inseguridad lo que más preocupa a los mexicanos en cualquier región del país. A muchos, poco les interesa quién o cómo lo hagan, pero que pare la masacre. Hay 10 feminicidios diarios y más de 130 mil muertos en este gobierno. AMLO se justifica y dice que el narcotráfico y las bandas son herencia del pasado. Su cambio de decisión, como él lo llama, de no regresar a los militares a los cuarteles, tenía sentido como medida de apoyo, en tanto se capacitaba, profesionalizaba y dotaba de equipo a las policías, federal, estatal y municipal.

Pese a que en la negociación política, la reforma constitucional cambió a la Policía Federal por la Guardia Nacional, se pactó que sería con mando civil y en el transitorio séptimo se establecía que se atendería la formación de las policías, para lo cual se destinarían recursos. Nada de esto sucedió. Por el contrario, AMLO cada vez más amplía las labores de las fuerzas armadas.

La reciente reforma del quinto transitorio para aumentar el período, en el cual el Ejército continuará como Guardia Civil, alertó a la sociedad en el sentido de que el proceso de militarización va a continuar. El texto en sí solo permite que el próximo presidente continúe apoyándose en Ejército y Marina, no es obligatorio, pero finalmente respalda la fallida estrategia de seguridad pública de AMLO. Ese es el sentido de ese cambio.

Mantiene su dicho de abrazos no balazos, y con la Guacamaya Leaks, nos vamos enterando de cómo el propio Presidente dejó en libertad a Ovidio Guzmán, y cómo, a pesar de la inteligencia militar, no se actúa pera impedir crímenes y vendettas. Los rumores de su alianza con los narcos se justifican por la actuación de la delincuencia organizada a favor de los candidatos de Morena. El narcotráfico controla todo el territorio, ahora también en la Ciudad de México.

Las recientes reformas son críticas no solo por ampliar el plazo del Ejército en la Guardia Nacional, abandonando la seguridad pública civil. La militarización que se critica es la relativa a los recursos que destina a las fuerzas armadas. Los ha empleado como contratistas de sus megaobras, que muchas veces subcontratan. Los ha encargado de los puertos, los aeropuertos, las aduanas, y les crea fideicomisos para el manejo de empresas que dejará a su cargo, incluido el AIFA y la creación de una línea aérea que contraviene las normas internacionales.

Amenaza a los gobiernos locales con limitar o retirar el apoyo militar en sus entidades si no cumplen sus instrucciones. Como no hay ya recursos, ni equipo para policías y estos son victimados con frecuencia, la amenaza pesa.

Cada día se fortalece más la presencia de las fuerzas armadas en la vida civil. El General Secretario adoptó la postura de un apoyo político incondicional al Presidente en pasada ceremonia y critica a los opositores. Vemos con preocupación esta militarización. Por el contrario, el pensamiento libre se castiga; en las universidades, en el CIDE, se ataca a los investigadores, a los becarios, se cambia el plan de educación que baja la calidad de la misma y el rezago de nuestros niños, frente a un mundo competitivo, nos resta recursos.

Si bien la favorita de AMLO para sucederlo es Claudia Sheinbaum, que ya tiene publicidad en todo el país y que emprende giras nacionales, ésta perdió la Ciudad de México en la pasada elección. Las demás “corcholatas” aguantan y buscan sus espacios. La oposición se une pese a diferencias para derrotar a Morena y sus aliados. No sabemos aún el resultado de estos esfuerzos. Puede haber rompimiento al interior de Morena por la sucesión. Puede fortalecerse la oposición.

Por eso la prueba de fuego es la Reforma Electoral, con la cual AMLO pretende apropiarse del proceso y de las instituciones electorales. Si aún crees que tu voto no sirve, sugiero lo uses, pues quizá después ya no puedas hacerlo. Estamos en un proceso inédito. No es lo mismo que en 2024 Morena llame fraude si pierde a que lo haga un gobierno legalmente constituido. Fortalecer el sistema político, sus equilibrios, la gobernanza, son prioridades para mantener la democracia.

Y surgen las dudas. Entre los Guacamayas y El Rey del Ca$h se le pega por primera vez a la línea de flotación de las historias que se cuentan en las mañaneras. Se han vuelto incómodas para AMLO. No quiere periodistas independientes en sus charlas. No rinde cuentas claras. El PEF parece su patrimonio personal, sus megaobras, apoyos sociales, las fuerzas armadas y se acabó el dinero. No crecemos, mantenemos la flotación del peso por remesas y un forzado superávit financiero. No hay inversiones, ni proyectos de particulares. No hay infraestructura.

Es entonces cuando uno se pregunta: ¿y si Claudia Sheinbaum es solo una pantalla? No creo que Adán, ni Marcelo sean sus candidatos, no hay la confianza de que los podrá manejar y es riesgosa la elección. Solo Ebrard parece competitivo, aun cuando lo golpee una vez y otra vez. Entonces surgen unas caras, la de las fuerzas armadas, la del narcotráfico, la muerte del sistema político por uno castrense. Me dirán que suena irreal, exagerado, y puede ser cierto. Pero lo que sí es una realidad es lo que a diario vemos, lo que vivimos. Por eso hay que participar, hay que votar, hay que defender nuestras instituciones electorales, reconocidas mundialmente por su profesionalismo.

La batalla se dará en el Congreso. La oposición no puede evitar la aprobación del PEF y de adecuaciones legales para que AMLO siga con sus proyectos. Pero sí puede frenar la Reforma Electoral para salvar la democracia.

Nosotros, en el Frente Cívico Nacional, planteamos un cambio del sistema político con un único candidato, un gabinete plural, un Congreso de coaliciones y un programa de gobierno que responda a nuestras causas. No más ocurrencias, no más tlatoanis. Un sistema semiparlamentario que fortalezca equilibrios y nos devuelva la independencia de la SCJN y de las instituciones autónomas, con los mejores servidores públicos. Lo merecemos, pero solo nosotros podemos lograrlo.

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