AMLO decidió adelantar la sucesión presidencial. Postuló a sus corcholatas y ya están en campaña disimulada como promoción de acciones de gobierno. Ya forman sus redes, rentan espectaculares, pintan bardas y emprenden giras. Así logra dos objetivos: posicionar a Morena como el gran partido nacional y distraer a la opinión pública sobre las críticas a su gobierno que se han agudizado con la publicación El rey del ca$h y las Guacamayas Leaks, que cada mañana le enfurecen.
Se critica a las oposiciones porque ya van tarde o porque no tienen presencia. Pero si se adelantan pueden ser multadas, sancionadas o prohibidas sus candidaturas. La Fiscalía de Delitos Electorales está en control presidencial, por tanto, no se procede contra candidatos de Morena que han cometido ya varios delitos electorales, pero el trato no sería igual para otros.
Tanto el PAN como el PRI han empezado a placear a sus precandidatos bajo un esquema de Diálogos por México. Movimiento Ciudadano también realiza eventos con sus posibles cartas.
Fui invitada a las pasarelas. En el PAN se presentaron cinco candidatos; cada uno hizo su presentación y esbozaron buenas propuestas de gobierno. Santiago Creel, el más experimentado, logró una presentación con énfasis en gobierno. Mauricio Kuri no pudo asistir y se proyectó su mensaje en un video, lo cual le restó impacto. María Eugenia Campos, con menos tablas, no logró articular un mensaje nacional, se circunscribió más a experiencias locales. Carlos Romero Hicks, también con trayectoria local y federal, asumió una actitud más serena, pero propositiva en aspectos como fortalecer el Estado de derecho. Sorprendió Mauricio Vila, pues su carrera política es relativamente reciente, pero su desempeño como gobernador de Yucatán fue excelente; se vio más fresco y jovial con éxito en materia de seguridad. Todos se pronunciaron a favor de una alianza electoral y de gobierno plural. Fue una buena jornada, la cual presidió Marko Cortés con discreta presencia.
En el PRI se presentaron ocho precandidatos, se trató de una exposición seguida de preguntas. Fue Beatriz Paredes la más aplaudida, el público la identifica. Ella conoce el PRI, a los priistas y estos la reciben con entusiasmo. Su discurso fue tradicional, muy largo, leído y se le traspapelaron los textos; sin embargo, puntualizó en tres temas: elección democrática de la candidatura, en primaria; alianza electoral y gobierno de coalición. Entre sus propuestas destacó la necesidad de una reforma fiscal redistributiva. Su salud se ve mermada aún.
Ildefonso Guajardo hizo su presentación muy dinámica, utilizó el escenario, con una buena imagen, conocimiento de temas y relatos de vivencias que relacionó con propuestas sobre aspectos de educación, salud, seguridad y gobierno. Sobre las críticas de tecnócrata transmitió un video que mostró sus dos facetas, la de servidor público y la de candidato ganador en Nuevo León, en contacto con la gente.
Alejandro Murat, el menos aplaudido, no trascendió, presumió su buen gobierno y los asistentes cuchicheaban: “tan bueno que perdió”. Siguió el turno a José Ángel Gurría, que pese a su larga trayectoria lució fuerte, con una excelente imagen. El eje de su discurso fue la economía y cómo afecta ésta los programas de gobierno en salud, educación, seguridad, presencia en el exterior, comercio, en fin, tiene la virtud de explicar con sencillez temas complejos. Para muchos una sorpresa, pues su contacto con las bases no es reciente. Se pronunció por una reforma fiscal progresiva.
Al día siguiente, otros cuatro precandidatos. Claudia Ruiz Massieu criticó a la dirigencia nacional, pidió un cambio, se centró en la necesidad de reformar al PRI. Muy aplaudida, se manifestó contra la militarización. Esteban Villegas, que triunfó en Durango, logró captar la atención con un lenguaje claro, y propuestas, metáforas y vivencias. Sus comentarios sobre mujeres y comunidad LGBT no fueron bien recibidos.
Enrique de la Madrid fue quien más propuestas presentó. Abordó todos los temas con énfasis en desigualdad y pobreza, frenar delincuencia y abatir corrupción. Una grata presencia que no motivó grandes aplausos. Por último, el coahuilense Miguel Riquelme, quien era esperado por la próxima elección en su entidad, abordó logros de su gobierno, lo que se apreció más como un informe, aunque planteó algunas propuestas en seguridad, alentar exportaciones y energías limpias.
Contrario al PAN, Alejandro Moreno entregó diplomas y se tomó la foto con todos los precandidatos, los cuales, sin excepción, se manifestaron a favor de la Alianza por México y gobierno de coalición.
Estamos pues en el arranque de las campañas, independientemente de los tiempos electorales de ley. Se espera una elección de Estado con todo tipo de instrumentos, descalificaciones, amenazas, persecuciones, utilización de recursos públicos e ilícitos, proselitismo de servidores públicos, incluso participación de la delincuencia organizada, en fin. Por lo pronto ya suman más 14 precandidatos, incluido MC. Así que AMLO no puede aún centrar el ataque. Éste vendrá, sin duda, y quien gane la candidatura de la Alianza deberá ser valiente porque será feroz la embestida.
No me cabe duda de que se concretará la Alianza pese a desacuerdos y diferencias porque hay más puntos de unión en el esfuerzo de rescatar a México. El método de elección de la candidatura presidencial aún no se concluye. Hay propuestas, se estudian escenarios. Pero lo cierto es que esta alianza no es un regreso al pasado. Es una nueva propuesta de gobierno y de sistema político, con gobiernos plurales de coalición en gabinete y en el Congreso. Los acuerdos serán indispensables para operar. El debate será normalizado y acotado el poder de un solo hombre.
Estamos ante la oportunidad de ampliar la democracia, de generar una nueva forma de gobierno, más transparente y eficaz. Ante este escenario, AMLO propone acabar con las autoridades electorales, disminuye su presupuesto y propone una Reforma Electoral que quita recursos a los partidos, desaparecerían varios, reduce al Congreso para facilitar mayorías. La propuesta no pasará, ni el PRI la votará. Pero sirve a AMLO para criticar y descalificar el proceso electoral. Alegará fraude, en su caso. Y no es lo mismo que un partido se queje a que un gobierno sea el que encabece la resistencia a reconocer el triunfo de otros. Por eso, el país en riesgo.