México está en un tiempo y ubicación privilegiados. Por su situación geográfica, sus tratados comerciales, el monto de las remesas, el precio del dólar, las altas tasas de interés que pagamos a inversionistas, su cercanía con el mercado norteamericano, la tensión con China y Rusia, hacen de nuestro país un destino muy apreciado para la relocalización de cadenas de suministro. Este fenómeno, conocido como el nearshoring es una gran oportunidad de crecimiento y de empleo bien remunerado, pues contamos con una población joven y preparada, en los más diversos campos. Muchos de ellos bilingües, con maestrías y doctorados, inmersos en el manejo de las nuevas tecnologías de la información.
El único problema es la política gubernamental. No hay certeza jurídica. No se respetan los acuerdos internacionales, ni los contratos con las empresas. Incluso se pretendió que, a capricho, el gobierno pudiese dar por terminados contratos sin pagar afectaciones, afortunadamente la iniciativa enviada al Congreso quedó en el cajón, pero afectó la confianza en nuestro país. La reforma eléctrica que no prosperó, pero que quedó coja, no garantiza el suministro de energía eléctrica para el crecimiento industrial. La compra a Iberdrola de plantas aumentó deuda pública interna y no generó aumento alguno en la capacidad instalada. AMLO dice que la energía eólica afea el paisaje y no le gusta la “competencia desleal” de empresas de energías renovables, más baratas que el costo operativo de CFE. No entiende ni el presente ni el futuro, siempre ve al pasado.
Y lo peor es que miente. “No me vengan con que la ley es la ley” frase célebre que ahuyenta inversionistas. “No se tocará un árbol en la construcción del Tren Maya” y se arrasó la selva, y luego se reformó el proyecto. El apoyo a Pedro Castillo y la negativa de dar a Perú la presidencia de la Alianza del Pacífico, es otro ejemplo, alegando que ni Colombia ni Chile tienen interés, lo que nos coloca como incumplidos en el ámbito internacional, especialmente con los países asiáticos.
Cuando lo confrontan con hechos, con datos incluso oficiales, su respuesta es “yo tengo otros datos”, mismos que nunca aparecen. Es la muletilla para ocultar sus mentiras. Los posibles conflictos en paneles con EU y Canadá por energía y minería, pese que firmó y alaba al T-MEC, siguen latentes, aunque va desarmando el problema resolviendo caso por caso, para atender a los quejosos y ganar tiempo. Pero es mentira que tengamos la razón en un posible conflicto, como ya ha sucedido en otros casos de fuertes multas.
El ganso mintió en las cifras de muertes por covid. Las cifras oficiales lo desmienten. Y todavía dijo que era muy bueno que él fuese quien enfrentara esta pandemia pues lo hizo mejor que muchos países. Siempre minimiza las crisis. No habla de los feminicidios, ni da resultados de seguridad pública, ni del fentanilo. Dice que no se produce en México, y luego manda carta a China para que le haga el trabajo de investigación. Lo cual desde luego lo pone en ridículo mundial.
Los crímenes son cada vez más horripilantes. Y la seguridad, junto con la certeza jurídica, son dos condiciones para atraer inversiones. Las condenas a la represión de la libertad de expresión, no las acepta. Los ataques mentirosos a la SCJN han sido condenados por jueces, magistrados, abogados, ciudadanía, organizaciones internacionales, pero insiste en que son privilegios y corrupción lo que defienden los ministros y la presidenta Piña, que regresó la honorabilidad a la Corte, pese a que le enviaron algunos activistas a cerrarla.
La resiliencia de México es, sin embargo; impresionante. Nuestra población crece, mientras decrece en países europeos, en Estados Unidos y otros países, China incluida. Aunque la inteligencia artificial puede llegar a reemplazar trabajos, la migración mundial continuará. La crisis de la deuda norteamericana influye también en nuestra economía y crea oportunidades, con un dólar barato. El turismo no ha caído pese a las alertas.
Así las cosas, pese a que la mentira es ley, México tiene oportunidades de insertarse en el entorno mundial de mejor forma si su gobierno genera un entorno propicio por más de una década, como mejora su situación financiera. Permisos, regulaciones, certidumbre, reglas claras, confianza, son elementos para salir adelante. Y convertirse en un eje norte-sur, y oriente-occidente.
Desde luego muchos pensamos que seguir con la mentira como ley no ayudará a generar estas condiciones. Las elecciones de 2024 van a definir muchos rumbos. Y aquí vale la pena detenerse a pensar que la división del país propiciada por AMLO, tiene sin duda elementos. Uno es que su mentira genera esperanza. Otro es que las dádivas reafirman esa esperanza y mejoran la vida de ciertos sectores, aun cuando crece la pobreza. El abismo entre pobreza y riqueza es explotado para despertar odios de clase. No se trata de la lucha de clases, pero sí de una reedición. La historia de la reivindicación de los pobres frente a los ricos contribuye a que la polarización sea exitosa. La figura del redentor es muy atractiva y empata con la historia de un solo hombre salvador.
No es casual que tenga tanta popularidad. Hay causalidades que la impulsan. Y aunque él mismo sabe que su modelo hará crisis y ya la pronostica, culpando a factores externos, cuando acabó con todos los fondos públicos y creció la deuda, la población escucha el mensaje de esperanza, aunque sea mentira, y se trate de hacerla ley. La polarización es finalmente el arma del salvador. La nuestra es el voto, tanto en Estado de México y Coahuila, como en 2024, para recuperar a México para las futuras generaciones y no dejar pasar las oportunidades de este momento, que no se repetirán fácilmente.
Pese al narcotráfico y la violencia, es viable combatir la inseguridad. Aun cuando ha acabado con todo recurso público a su alcance, para mantener el déficit en niveles adecuados, es posible recuperar crecimiento. Ha aumentado la deuda pública interna y externa sin alguna obra importante de infraestructura, pero es posible revertir efectos. Por eso, por amor a México, vota.