Rosario Guerra

La vanguardia

El movimiento feminista es de vanguardia, porque lo que hacen las mujeres es mejorar a la sociedad. Por eso son demócratas y quieren libertad e igualdad.

El movimiento feminista es la vanguardia de la democracia en México. En la marcha del 8 de marzo hubo una gran concurrencia de jóvenes. No fue un evento alegre, porque el tema que dominó fue el alto a la violencia y el reclamo de justicia, pero sí fue una marcha entusiasta porque el llamado de “¡nos queremos vivas!” fue generalizado. Las protestas se enfocaron en las desaparecidas, en la falta de apoyo a las madres buscadoras, en resolver los feminicidios, en los secuestros y la trata ¡Vivas se las llevaron, vivas las queremos! Los coros se dejaban escuchar por toda la columna. ¡No somos una, no somos diez, p… gobierno, cuéntanos bien! El calor calaba, pero nadie abandonaba el evento.

AMLO desprecia a las feministas, no conoce la historia de las mujeres por la igualdad, la no discriminación y los abusos en el trabajo, en la escuela, en el transporte. La desigualdad que las mujeres hemos sufrido por siglos empieza a visibilizarse, a considerarse como una injusticia y una realidad que impide el desarrollo al marginar el potencial productivo de más de la mitad de la población.

La marcha busca justicia, igualdad, freno a la violencia, acciones para atrapar feminicidas, combate a la pobreza con rostro de mujer, seguridad para transitar por las calles, alto al acoso y hostigamiento en el transporte y en el trabajo. En resumen, lo que las mujeres quieren es una sociedad donde el Estado logre proteger su vida: que enfrente la violencia y procure la justicia; que deje los abrazos y atienda su responsabilidad más importante: salvaguardar la vida humana. Por eso este movimiento marcha a la vanguardia del reclamo social de un Estado de derecho, democrático y eficaz.

Es tan doloroso ver marchar a las mujeres mayores reclamando por sus hijas desaparecidas, a los hombres buscando a sus hermanas, a sus mujeres, el reclamo de la orfandad en que quedan los niños y los adolescentes. La fragilidad en la que se encuentran nuestras vidas. Por eso no callamos ¡justicia, justicia! No somos violentas, detestamos a los violentos, no somos agitadoras, somos sororas ¡Si tocan a una, respondemos todas!

Los reclamos de las mujeres son los de toda la sociedad. Lo que pedimos es una sociedad igualitaria; un Estado de derecho que tenga vigencia, donde se respete la ley y no escapen los feminicidas, donde los padres asuman la responsabilidad en la manutención de sus hijos, donde violentadores y acosadores no estén en cargos públicos y de elección. No queremos que se premie con impunidad a los agresores.

Por eso somos vanguardia. A diario nos roban a una amiga, nos matan hermanas, destazan sus cuerpos, desaparecen, nos quieren hacer una vida donde prevalezca el miedo. Pero ya nadie nos calla. Y queremos que los agresores paguen las cuentas. Levantamos la voz, marchamos por nuestras libertades y derechos, el primero, a la vida. Y ni los muros de Palacio Nacional, ni la ausencia de nuestro lábaro patrio en el Zócalo, por una falsa expropiación de nuestros símbolos nacionales, nos quitarán nuestra identidad de mexicanas, activistas y luchadoras. Las nuevas generaciones tendrán la voz en esta lucha sin cuartel.

Entre tanto, las campañas continúan. La propuesta de Claudia Sheinbaum es regresarnos lo que nos quitaron: guarderías, refugios, escuelas de tiempo completo, vigilancia y auxilio policiaco, reformas legales para incluir la igualdad sustantiva, un SOS en 911, sistema de cuidados. En fin, y con gran ignorancia propone que todos los asesinatos sean considerados feminicidios. No entiende que si asaltan a una mujer y la matan o le quitan el auto y la balean causándole la muerte, no es lo mismo que quien asesina a una mujer por odio, la destripa, la mancilla, la deja exhibida en público, ataca su sexualidad, la borra. No es lo mismo señora, aprenda qué son los delitos de género. Y aplique la justicia, no la demagogia.

Por su parte, Xóchitl Gálvez propone diez puntos para vivir sin miedo mediante el sistema de cuidados, regresar estancias infantiles, escuelas de tiempo completo, tarjeta jacaranda por 5 mil pesos a mujeres en vulnerabilidad, trabajar con las asociaciones de la sociedad civil para combatir la violencia de género, cero tolerancia al acoso, el hostigamiento, capacitar a fiscalías y ministerios públicos en atender la violencia de género, homologar el tipo penal de feminicidio, sistema de salud integral, orientación para disminuir embarazo adolescente, políticas de teletrabajo y horarios flexibles, e igualdad salarial.

Son propuestas específicas para las mujeres, pero no suficientes, porque queremos vivir sin miedo, necesitamos un cambio de fondo en las instituciones. Queremos la vigencia del Estado de derecho, de la democracia y de nuestras libertades. ¡Con falda o pantalón, respétame ca…! En seguridad pública desde luego, en protocolos de investigación, en atención a denuncias. Pero queremos una atención integral a la salud, evitar la violencia ginecológica, métodos anticonceptivos modernos, interrupción del embarazo seguro, alto al embarazo adolescente. Educación y capacitación para los nuevos empleos que traerá el nearshoring y las TIC, modificación de los libros de texto para regresar al conocimiento y dejar atrás ideologías porque nuestros hijos deben formarse en matemáticas y español.

El listado es innumerable, derechos agrarios, participación en los cargos de toma de decisiones, políticas públicas con perspectiva de género, atención a enfermas de VIH, no discriminación por embarazo en el trabajo, créditos para emprender pequeños negocios, fortalecimiento del ingreso remunerado a las mujeres. Por eso nuestra lucha es la lucha de todos.

Las mujeres hacemos familia, inculcamos valores, atendemos trabajos, preparamos alimentos, buscamos una vida digna para todos. Por eso nuestro movimiento es de vanguardia. Porque lo que hacemos es mejorar a la sociedad. Por eso somos demócratas, queremos nuestra libertad y la igualdad.

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