Rosario Guerra

Plan México

La inversión privada a través del esquema de inversiones mixtas con garantías del Ejecutivo, puede avanzar en varios frentes.

El anuncio de Claudia Sheinbaum del Plan México es una buena noticia, pues se advierte que hay un deseo de industrializar y hacer más competitiva la economía mexicana. El retomar la inversión privada como motor del crecimiento es adecuada. Las inversiones mixtas que sustituyen a las Asociaciones Público Privadas y que abren la inversión al sector energético son buenas noticias. El anuncio del monto de la inversión privada es cuestionable, pero es bueno tener metas.

Querer reanimar el nearshoring es sin duda un acierto. Elevar la creación de empleos y promover apoyos a Pymes es, sin duda, una buena apuesta. Promover el origen nacional de las compras de gobierno también ayuda a incentivar a las empresas, siempre que haya transparencia. Retomar la fabricación de vacunas y poder cubrir así el déficit que tenemos con la salud de nuestra niñez es otra meta importante. Definir proyectos estratégicos por estudios y mercado es otro cambio necesario. La apuesta de suplir importaciones chinas por mexicanas a EU es una buena idea. La ratificación de Ebrard al anuncio del gobernador Kuri sobre la inversión de Amazon es una buena noticia.

Sin duda, estas medidas son importantes. En tanto, el gobierno habrá de enfrentar la revisión del T-MEC y empezar por fortalecer a México es importante. Sin embargo, hemos llegado a nivel mundial al fin del libre comercio. Vamos hacia una etapa más cara y menos eficiente. El comercio nacionalista se ha impuesto y puede cambiar a un nuevo proteccionismo. Más que libre comercio vamos hacia un comercio estratégico de productos. La geopolítica mundial ya cambió y las decisiones comerciales seguirán esta tendencia. Las empresas deberán buscar sus insumos en mercados nacionales y afines para poder adaptarse.

Trump impondrá nuevos aranceles, de eso no hay duda. Si bien siempre ha sido partidario de tarifas que se correspondan en equidad, hoy cree que cerrar la economía americana puede llevar a su reindustrialización y a mayores empleos. No es ya solo un arma de negociación con otros países, es una nueva concepción. Los costos en inflación y abasto de los consumidores americanos es vista hoy desde una perspectiva necesaria para avanzar en su proyecto. Las elecciones de 2027 pueden, desde luego, influir en cambios, porque el Congreso no lo hará. Las reacciones de los mercados también pueden moderar las políticas de Trump, pero en el corto plazo su decisión está tomada. China es el primer país en la lista y le sigue México.

Con el regreso de Trump a la presidencia de EU, todo apunta a grandes presiones sobre nuestro país en materia de migración y narcotráfico. La visión de que la delincuencia controla la mayor parte del territorio nacional y que persiste una gran corrupción, como afirmó, no gusta, pero es difícil de contrargumentar.

Para que el Plan México funcione se requiere de entrada dos elementos: seguridad y energía. Cuando hablamos de seguridad, desde luego, nos referimos al combate a la delincuencia, la impunidad, y las alianzas de poder, así como a la protección antiterrorista y la seguridad nacional. Omar García Harfuch es el hombre del momento. Leal a Claudia Sheinbaum enfrenta al crimen sin estructura propia y con grandes riesgos personales. No es visto con simpatía por las Fuerzas Armadas y desde luego, tampoco por los delincuentes, pero es la carta de Sheinbaum. Además, la seguridad va más allá de la pública y la nacional. Me refiero a la seguridad del Estado de Derecho, de la impartición de justicia, de la certeza para poder invertir sin el riesgo de decisiones que afecten el proceso productivo por un poder centralizado que no otorga independencia ni a juzgadores, ni a legisladores, ni a gobernadores. Es pues, ser percibido que invertir puede ser atractivo, pero será siempre a capricho de un poder autocrático, lo que promueve inseguridad y la falta de legalidad; es un freno importante para las decisiones de inversionistas.

La destrucción del Poder Judicial y de los órganos autónomos y de cualquier contrapeso al poder presidencial, no convence necesariamente a los inversionistas que en el nearshoring buscan también certeza. Y aquí viene el segundo problema. La infraestructura necesaria para poder abastecer de energía a las nuevas localizaciones de empresas para que este insumo no sea un problema, no solo de altos costos, sino de capacidad para no interrumpir suministro y parar producción.

Si bien Sheinbaum pretende impulsar inversiones en el sector y abrir de nuevo la puerta en Pemex y CFE, ambos siguen siendo monopolios estatales y si va a haber coinversiones, los que aportan tecnología, capital y experiencia deberán sujetarse a decisiones que no necesariamente sean válidas para impulsar el negocio de explorar y producir energéticos, y de producir y distribuir energía eléctrica. Y ese es un gran problema, porque sea como sea, los contratos que se firmen, ante un incumplimiento, ya no existe la posibilidad de que una denuncia o demanda avance en el Poder Judicial.

Por lo pronto, la inversión privada a través del esquema de inversiones mixtas con garantías del Ejecutivo, puede avanzar en varios frentes. Se requiere mucha infraestructura para el crecimiento estratégico y no ocurrencias de inversión. Si hay estudio y claridad sobre los beneficios de los riesgos que inversionistas corren, puede reactivarse, no solo en grandes proyectos, también en proyectos de beneficio social en municipios, alcaldías y estados, con esquemas de concesiones que garanticen la recuperación y la ganancia del capital invertido y se multiplicarían las acciones.

Todo lo cual es viable, aunque la Reforma Judicial y la criminalidad no abonen a este avance. Veremos en los próximos días cómo vendrán los aranceles y las deportaciones. Ahí empezaremos a evaluar a la actual presidencia.

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