La Feria

Y después de la vacuna, ¿reabrirá la UNAM?

Un total de 23 escuelas y facultades están en paro, entre ellas planteles que no suelen cancelar clases, como la Facultad de Ingeniería.

Dentro de cosa de un mes –probada como está la capacidad del equipo de Claudia Sheinbaum para aplicar vacunas– podríamos estar en el escenario de que el personal educativo de la Ciudad de México tenga protección contra Covid-19. ¿Eso significaría que la ansiada normalidad retorne a la Universidad Nacional Autónoma de México? No necesariamente.

La UNAM vive desde hace semanas una situación inédita y no me refiero a la pandemia. Es algo extra. Un total de 23 escuelas y facultades están en paro, entre ellas planteles que no suelen cancelar clases, como la Facultad de Ingeniería.

La suspensión de las clases se da por al menos dos temas delicados. Hay escuelas que desde hace meses cerraron por reclamos de grupos de mujeres que acusan a las autoridades de nunca haber tomado en serio sus denuncias por acoso y violencia. Hoy, la oferta de que vuelvan a las aulas virtuales en lo que las instancias correspondientes procesan las quejas no alcanza para convencer a quienes durante largo tiempo se vieron burladas.

A lo anterior, ahora se han sumado, desde marzo, cierres derivados de demandas de pagos a profesores.

El nodo de este nuevo reclamo surgió en la Facultad de Ciencias, donde profesores no recibieron el pago correspondiente. La ausencia de personal administrativo provocada por la pandemia habría incidido en el no procesamiento de esos depósitos.

La situación se habría complicado por la torpe manera en que las autoridades universitarias trataron de agilizar los pagos, al proponer que el personal que acudiera a ayudar a tramitar esos cheques obtendría una paga extraordinaria. Tal oferta, que implica no el pago de horas extras sino dar un estímulo especial por el riesgo de acudir, suscitó, como es natural, una demanda de parte del personal que ya va a la UNAM sobre si no debería estar recibiendo también un pago extraordinario en esta pandemia.

La falta de pago al personal de Ciencias provocó un efecto dominó y desde la semana pasada ya son 23 los planteles cerrados, con un horizonte poco halagüeño y donde incluso se ha dado un caso en el que uno de los directivos llevó a votación entre los alumnos si seguían o no en paro. Ganó el sí, lo cual le dio aún más legitimidad a la suspensión. En otras escuelas –Licenciatura en Comunicación– hay llamados a retomar las clases.

Este lunes la Asociación Autónoma del Personal Académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (AAPAUNAM) publicó un desplegado donde “exhorta a la Universidad para que a la brevedad se culmine con los pagos que aún quedan pendientes, así como actualizar los procedimientos administrativos para evitar que situaciones similares se presenten en el futuro”.

De igual manera, la AAPAUNAM expresó “su indignación” y adelantó que “no permitirá que sea cual fuere la causa, que algún miembro del personal académico continúe siendo afectado en el legítimo reclamo de recibir en tiempo, forma y detalle de movimientos, el pago por el ejercicio de sus actividades docentes” (La Jornada 26/04/21).

En su más reciente informe la UNAM publicó que tiene cientos de millones de pesos en caja. Una buena noticia que sin embargo hace más difícil de comprender cómo dejaron a maestros sin cobrar.

Las autoridades universitarias deben aplicarse para evitar la paradoja de que lleguen las vacunas a los profesores, pero no las clases a los alumnos.

Todo rector de la UNAM sabe que siempre hay que tratar de evitar que inicie un paro universitario, porque la historia enseña que se sabe más o menos cómo empieza, pero no necesariamente cómo termina.

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