El Presidente de la República dijo en la mañanera de ayer que cada que escucha eso de que la ley es la ley, él voltea a un lado y a otro buscando al tonto que le crea eso a las instituciones.
Andrés Manuel López Obrador reaccionó así a la decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que quitó de la boleta a los candidatos de Morena a gobernador en Guerrero y en Michoacán. Ahora ese partido está en proceso de sustituir a quienes fueron sancionados por no presentar debidamente su reporte de precampaña.
Para el Presidente, sin embargo, el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Tribunal incurrieron en excesos, golpearon a la democracia y con su decisión pretenden, sostiene el mandatario, provocar al partido en el poder y a sus militantes. Porque para López Obrador no es verdad que se haya aplicado la ley. Y sólo un tonto creería tal cosa.
Afortunadamente hay millones de mexicanos, yo no diría tontos, que creen que la ley es la ley. Y claro que en muchas ocasiones en nuestro país la ley ha sido y es usada para injusticias, e incluso con la ley en la mano poderes formales y fácticos perpetran regularmente delitos.
Pero en el caso de las candidaturas canceladas a Morena quedó claro que imperó la ley. No sorprende que Andrés Manuel piense distinto: para él toda institución que opere de manera medianamente autónoma a sus designios es sospechosa de complotar en contra suya o de los suyos, así éstos hayan cometido faltas o ilícitos.
El Presidente también dijo que lo que pasó con las candidaturas que le fueron canceladas a su partido es que lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer, una frase que receta de vez en vez ya sea para justificar que no le salen las cosas, ya sea para pretextar que es víctima de adversarios.
Los dichos del Presidente llegan en un momento singular. EL FINANCIERO publicó esta semana resultados de encuestas que nos permiten ver quién es quién (fórmula preferida de AMLO) en la credibilidad.
Ocurre que el INE ha subido en sus calificaciones positivas. El 60 por ciento de los encuestados por EL FINANCIERO-Bloomberg declaró confianza en el Instituto Nacional Electoral, 3 puntos porcentuales más que en marzo pasado, fecha de la anterior medición.
En contraste, la mañanera ha venido perdiendo calificaciones positivas. EL FINANCIERO reporta que en marzo 49 por ciento de las personas consultadas decía que su opinión acerca de las mañaneras era buena o muy buena. En abril, esa cifra ha descendido a 37 por ciento. Puesto de otra forma, de abril de 2020 a hoy la conferencia diaria del Presidente ha caído 20 puntos.
Distintas figuras de Morena, incluido AMLO, advirtieron en las últimas semanas que si sus candidatos eran sancionados con la cancelación de registro, el partido podría iniciar acciones en contra del INE o de sus consejeros. Que nadie se ilusione: incluso si a los morenistas les va bien en las elecciones, intentarán reformar los organismos que para bien o para mal hacen que las elecciones en México sean una cosa muy lejana a la suciedad del pasado. Para los de Morena hay que ser tonto o corrupto para creerle al INE.
Que el jefe del Ejecutivo descalifique instituciones resulta delicado. Tocará a los ciudadanos reiterar que así suene a tontería, apostar por que prevalezca la ley antes que la opinión presidencial (o popular) constituye una mejor ruta para la construcción de una sociedad justa. Guste o no al Presidente o su partido.
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