La Feria

¿Qué provocó el incendio del Metro de enero?

Las aseveraciones de la FGJCDMX contrastan con lo que se asienta en el reporte que por encargo del gobierno capitalino realizó la compañía Bureau Veritas (BV).

El Metro de la Ciudad de México es el gran alivio y el gran dolor de cabeza de los capitalinos. Su decaimiento lleva muchos años, pero sin esa red de transporte la vida en la capital mexicana colapsa. Así ocurrió el 9 de enero de este año, cuando el Puesto Central de Control I se incendió. Cinco de los seis pisos del edificio sede de esa instalación quedaron hechos cenizas, una policía murió y millones de usuarios sufrieron sin transporte durante semanas. Pero, ¿por qué inició el fuego?

En febrero la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México aseveró que la causa del incendio había sido un cortocircuito. Mas, qué causó esa falla y cómo llegó la dependencia a esa conclusión, dada a conocer el día 19 de ese mes. Otras preguntas: ¿el cortocircuito es atribuible a algo en específico? ¿Hubo condiciones que lo expliquen? Si no sabemos eso, ¿cómo saber si ya se llevan a cabo las indispensables reparaciones del lugar donde se encuentra el cerebro que controla el flujo de las serpientes rodadas de color naranja?

“No se debió a falta de mantenimiento, existen las bitácoras de los mismos”, dijo el 19 de febrero María Seberina Ortega López, coordinadora de Investigación Forense y Servicios Periciales de la Fiscalía capitalina, quien en rueda de prensa descartó también sabotaje y enfática dijo a los reporteros que se trató de un “accidente fortuito y no previsible”.

Sin embargo, las aseveraciones de la FGJCDMX contrastan con lo que se asienta en el reporte que por encargo del gobierno capitalino realizó la compañía Bureau Veritas (BV), una empresa con 190 años de experiencia a nivel global. Tuve acceso al mismo y ahí se señala destacadamente que faltan bitácoras sobre mantenimientos del transformador TA-1, en el que se originó el incendio del Puesto Central y de Control I, y que ése y los otros transformadores que alimentaban de energía las operaciones de ese edificio habían rebasado su vida útil.

El peritaje de BV lleva por título ‘Reporte final del análisis de causa-raíz del incendio ocurrido el 9 de enero de 2021 en el edificio PCC-I del Sistema de Transporte Colectivo de la Ciudad de México’. Tiene 98 páginas y fecha de aprobación del 26 de febrero.

Bureau Veritas expone en sus conclusiones que “el origen del incendio fue un cortocircuito en los devanados de la fase A del transformador TA-1, por el envejecimiento de los aislamientos, recordando que el equipo había estado en servicio por más de 50 años”.

Para llegar a sus conclusiones, Bureau Veritas analizó el TA-1, que quedó completamente destruido, y también el transformador TB-1, idéntico al primero e instalado en las mismas fechas, hace cinco décadas, cuando se iba a inaugurar al Metro capitalino.

Bureau Veritas reporta que derivado del análisis y las pruebas aplicadas a los transformadores, se concluye que estos “han sobrepasado su vida útil. Considerando que el rango de vida útil de un transformador puede ir desde los 25 hasta los 40 años”. La consultora expone una fórmula en la que se basó para calcular esa vida útil. Los transformadores que estaban en la estación incendiada fueron construidos en 1968.

Tras realizar estudios comparativos con el transformador TB-1 la consultora apunta otras dos condiciones: “Un posible envejecimiento del papel (aislamientos sólidos)” y que “los transformadores que actualmente se encuentran en operación, como lo estaba el transformador TA-1, presentan una condición de precaución, debido a que actualmente contienen acetileno en líquido aislante, el cual se forma por arcos eléctricos, lo que puede llevar a una falla similar”.

Es decir, además del cortocircuito está el factor de la edad del transformador junto con algunas señales de deterioro (los aislamientos y el aceite contaminado).

¿Hay o no hay bitácoras de mantenimiento? Lo dicho en febrero por los peritos de la fiscalía en el sentido de que sí tuvieron acceso a los reportes de mantenimiento es por lo menos cuestionable. Pues en el reporte de Bureau Veritas se consigna que entre la documentación a la que tuvieron acceso “no se encuentran registros de mantenimiento ni de pruebas a los transformadores del SEAT (Subestación Eléctrica de Alta Tensión), únicamente trabajos correctivos, hay archivos dañados (no abren)”.

Al detallar las pruebas y los análisis realizados, Bureau Veritas apunta que “debido al estado de deterioro en que quedó el transformador TA-1, no se pudo realizar ninguna prueba del líquido aislante o eléctrica que pudiera ayudar a determinar la causa raíz del incidente”.

BV dice que la falla del TA-1 “estuvo relacionada con alguna falla interna de origen eléctrico, relacionada con el aislamiento del devanado, las propiedades del aceite o el sistema de enfriamiento”.

En línea con lo anterior, remata: “Con base en las evidencias observadas y analizadas, se estableció la secuencia de eventos de la falla, la cual, en resumen consiste en la aparición de una anomalía al interior del transformador que derivó en una falla de origen eléctrico que inició un fuego, el cual afectó varios sistemas del transformador, promoviendo (sic) la mayor salida de aceite, tanto en fase líquida, como vapor, lo que intensificó el fuego…”.

Es decir, y como se insiste una página adelante en el mismo reporte, “al interior se genera una falla interna, una de las más usuales es un arco eléctrico de alta energía por la degradación de aislamiento interno, la temperatura del aceite mineral dieléctrico se eleva en segundos evaporándose rápidamente hasta llegar al punto de inflamación…”.

Otro elemento relevante es la falta de información con la que operó BV, pues al menos nueve paquetes de documentos de “la información solicitada no está disponible”: entre ellos “los históricos del laboratorio de análisis de gases para el transformador TA-1 (aceite)” o “los históricos de pruebas al transformador (relación de transformación, resistencia óhmica de bobinas, rigidez dieléctrica de aceite, factor de potencia, pruebas de relevadores Buchholz)”.

Entonces: ¿por qué la Fiscalía dijo que sí tuvo acceso a las bitácoras de mantenimiento si Bureau Veritas, invitado por el gobierno de la ciudad a hacer el peritaje correspondiente, asienta que no tuvieron acceso a ciertos documentos? ¿A poco existen y no se los dieron?

Hay una versión extraoficial de que parte de esa documentación se habría quemado en el fuego del 9 de enero, en cuyo caso se abren interrogantes sobre por qué los proveedores de algunas de las pruebas o mantenimientos no enviaron al gobierno copias electrónicas de las mismas y hasta facturas de tales servicios. Especialistas me indicaron que suelen ser servicios que se contratan a externos.

Para la Fiscalía, según lo dicho en la rueda de prensa del 19 de febrero, no era previsible el incendio. Salvo que tenemos transformadores que, a decir de expertos, habían sobrepasado su vida útil, con aislamientos deteriorados, y aceite que por contener ya otros elementos más que aislar podría haber fungido también como un conductor… todo eso pone en duda la versión de la FGJCDMX. Todo eso se desprende del peritaje de Bureau Veritas.

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